Trump en un incendiario y escandaloso choque con el ex titular del FBI
Es porque escribió un libro que revela los manejos del magnate, las mentiras y el caso del Rusiagate
Son dos hombres que claramente se detestan y ahora están frente a frente, con un arsenal pleno de anécdotas picantes, acusaciones explosivas y también de gravedad institucional. El presidente Donald Trump acusó este viernes el ex director del FBI, James Comey, de ser un “soplón” y “mentiroso despreciable”, después de que éste acusara al mandatario de actuar como un capo mafioso.
La pelea es la comidilla de Washington y llega a las portadas de los diarios del país, luego de que trascendieran algunos extractos del libro de Comey, un funcionario que fue despedido en mayo de 2017 subrepticiamente por Trump. Su salida fue muy polémica porque, como jefe del FBI, lideraba la investigación sobre la presunta injerencia de Rusia en las elecciones que ganó Trump y los posibles nexos entre la campaña del magnate y el Kremlin para perjudicar a su rival demócrata, Hillary Clinton.
Tras dejar el cargo, Comey dijo que había tomado notas de todas sus conversaciones con el presidente. Ahora lanza su libro que saldrá a la venta en pocos días, y los primeros adelantos enfurecieron al presidente. Por la mañana le disparó dos tuits envenenados. “James Comey es un probado SOPLÓN y MENTIROSO. Práctica- mente todo el mundo en Washington pensaba que debía ser despedido por el trabajo horrible que hizo hasta que, de hecho, fue despedido”, dijo. “Filtró información CLASIFICADA, por lo que debería ser procesado. Mintió al Congreso bajo juramento”, remarcó el mandatario. Trump también calificó a Comey como un “débil y despreciable mentiroso” y dijo que su trabajo en el FBI había sido “terrible”. “Fue un gran honor despedir a James Comey”, concluyó.
Esto fue porque algunos medios estadounidenses adelantaron extractos del libro de Comey, titulado “A higher loyalty” (“Una lealtad superior”). Esta guerra verbal va más allá de las palabras. Tiene un trasfondo de gravedad institucional porque el despido de Comey es investigado como un intento de obstrucción a la justicia. Esa pesquisa la dirige el fiscal especial Robert Mueller que lidera ahora la investigación sobre los supuestos lazos entre el Kremlin y la campaña de Trump.
En su libro, de 304 páginas, Comey describe el ambiente en la Casa Blanca: “El círculo silencioso de asentimiento. El jefe en completo control. Los juramentos de lealtad. La concepción del mundo del nosotros contra ellos. La mentira sobre todas las cosas, grandes y pequeñas, al servicio de algún código de lealtad que pone a la organización por encima de la moralidad y de la verdad”. Comey escribe que ese clima le hizo recordar su trabajo como fiscal en Nueva York, cuando enjuició a los Gambino, una de las familias mafiosas más importantes de la costa este.
Añade que Trump le habló cuatro veces sobre un episodio publicado en un polémico dossier de inteligencia de un ex espía británico en el que su- puestamente los rusos tenían filmaciones del Hotel Ritz Carlton de Moscú. El dossier aseguraba que Trump (antes de ser presidente) había pedido a dos prostitutas que orinaran, mientras él miraba, en el colchón de la misma suite presidencial en la que se había hospedado el ex presidente Barack Obama, y su esposa, Michelle.
Comey dijo que Trump le pidió que investigara el asunto para demostrar que era falso, porque había generado una gran ansiedad a la primera dama, Melania. “Es imposible que yo permita a dos personas orinar alrededor mío”, dijo, y citó su fobia a los gérmenes. La furia de Trump no está centrada solo en el ex jefe del FBI. Hay otro tema que lo preocupa y es el allanamiento de las oficinas de Michael Cohen, su abogado personal. Los agentes federales buscaban documentación sobre el pago de US$130.000 que hizo el letrado a la estrella porno Stormy Daniels para que no hablara de las relaciones sexuales que mantuvo con el mgnate en 2006. El pago sucedió en 2016, antes de que se presentara como candidato, y podría ser una infracción a la ley de campaña y fraude bancario. Los federales se llevaron decenas de archivos con mucha información, que puede ir mucho más allá de ese caso en particular. Según reveló el jueves The Washington Post, Cohen solía grabar las conversaciones que tenía con sus socios y, por eso, Trump teme que diálogos suyos o relacionados con él hayan sido confiscados por los agentes del FBI. De hecho, ayer por la tarde la prensa reveló que Cohen había pagado 1,6 millones de dólares a una ex conejita de Playboy que había quedado embarazada de Elliot Broidy, un prominente donante de la campaña de Trump. ■