El G-20 y una chance para abrir el debate

Tomemos el 85% del producto bruto mundial, dos tercios de la población global y el 75% del comercio internacional. Todo eso junto es lo que representa el foro G-20, cuyas deliberaciones comenzaron por estos días. Este año, la presidencia le toca a la Argentina, una de las 20 economías que participan del foro. Y si bien este colectivo de funcionarios mundiales -que deben recomendar políticas públicas- comenzó allá por 1999 debatiendo cuestiones financieras y económicas, lo cierto es que la crisis del 2008 les movió las estanterías y los obligó a ampliar sus temas de debate. Parece que la ciencia de Adam Smith y David Ricardo no era suficiente para resolver los problemas de la población.

Es en este contexto, que a la Argentina le tocó plantear este año los “temas prioritarios” a debatir. El gobierno presentó tres: infraestructura para el desarrollo, un futuro alimentario sostenible y “el futuro del trabajo”. Este último es precisamente el que involucra a la educación: ¿Cómo se puede hablar de ese futuro laboral sin tener en cuenta la formación de los chicos y jóvenes? Fue así que por primera vez el G20 incorporó a la educación dentro de su agenda. La mecánica es la siguiente: este jueves y viernes se reunió el “Grupo de Trabajo de Educación”, formado por los equipos técnicos de los ministerios de educación de los países miembros: su misión es plantear recomendaciones para ser tratadas en septiembre en Mendoza, cuando se reúnan los ministros del área. De allí saldrá un documento final que irá a la cumbre de jefes de estado prevista para el 30 de noviembre y el 1 de diciembre en Buenos Aires. Seguramente no sea una costumbre del G20, pero quizás sea esta una oportunidad para abrir el debate y que “baje” a la mayor cantidad de personas posible, los más involucrados con el día a día de las aulas.