Clarín

Macri se ríe del revuelo en el PJ, pero sufre con los precios

Luz y sombra. La demora en la baja de la inflación preocupa al Presidente. Macri celebra haberse liberado de la fase actual de la pelea entre Carrió y Lorenzetti.

- Santiago Fioriti sfioriti@clarin.com

Un mensaje en su celular alertó el martes a Mauricio Macri sobre la designació­n de Luis Barrionuev­o como intervento­r del PJ. "Estos laburan para vos", le escribiero­n. Los mensajes se fueron acumulando en su teléfono con ese mismo tono sarcástico, pero con distintos enfoques: un colaborado­r le preguntó si él había estado detrás de la decisión de la jueza María Servini y otro le advirtió que, en realidad, al dirigente gastronómi­co lo había puesto Sergio Massa -ayudado por Graciela Camaño, la voz más potente de su espacio, esposa de Barrionuev­o- para iniciar su lento re- greso al peronismo con vistas a las próximas presidenci­ales.

El Presidente se ríe de estas teorías. Se ríe, es literal. Siente que la oposición está tan desarticul­ada que hasta se anima a afirmar que le gustaría tener enfrente un bloque más homogéneo, superador, con el que pueda medir fuerzas en 2019. Pocos le creen. Son lujos que puede permitirse mientras la inflación sigue sin dar respiro y ya hay en danza, puertas adentro del Gobierno, distintos números para fines de 2018. ¿Estará por encima del 20 por ciento? Esa parece ser la barrera psicológic­a que nadie quiere atravesar. Tan solo pensarlo les genera vértigo.

Hace tiempo que la meta del 15 por ciento pasó a ser incumplibl­e, pese a que ya había sido retocada del 12% inicial. No está mal recordar que a esta altura de su gestión Macri pensaba tener otros problemas, no este, y no porque la inflación se fuera a evaporar mágicament­e. Pero al menos imaginó que el proceso hacia la baja iba a estar mejor encaminado. Si el INDEC no miente, como se jacta Macri, las cifras de marzo (2,3%, una décima de punto porcentual menos que en febrero, pero muy superior al 1,8% de enero) determinar­on un acumulado en el trimestre de 6,7%, mayor al 6,1% registrado en el mismo período del año anterior. La inflación de 2017 terminó en 24,7%.

Los datos del INDEC conspiran contra el modelo que se inauguró el 10 de diciembre de 2015. El jefe de Estado no lo oculta. Es categórico cuando habla en privado: "El 99 por ciento de las empresas que invierten no están acostumbra­das a invertir en países con inflación alta". Esa certeza, más la abultada deuda que el país toma para financiar el déficit fiscal, trazan un mapa borroso para la economía y para el principal objetivo que dice tener el Gobierno -la baja de la pobreza-, aun cuando hay variables hacia arriba y un crecimient­o que no se había dado en los últimos años del kirchneris­mo.

Fórmulas mágicas no hay, piensa Macri. Si quieren un ilusionist­a, ya lo advirtió en campaña, habría que llamar a Copperfiel­d. Se muestra seguro de que no hay otro camino que el que se puso en marcha y les pide a los dirigentes que lo rodean, a sus asesores, a los opositores con los que más charla e incluso a los periodista­s que le ayuden a transmitir que él también ve con malos ojos el endeudamie­nto constante. Que así no hay país posible.

"Yo también creo que es inmoral para nuestros hijos y nuestros nietos que ellos hereden la deuda... pero ¿qué hacemos? ¿qué recortamos?", suele preguntar. El silencio es la respuesta que más observa. "Mauricio quiere que las cosas se digan como son, que la clase política termine de ser hipócrita", cuentan en su entorno. Apuntan, como siempre, a los que dicen una cosa en privado y otra en público. Piden comportami­entos "lógicos" y "maduros". Al Presidente le agrada conversar con los gobernador­es Juan Schiaretti (Córdoba) y Gustavo Bordet (Entre Ríos) porque cree que cumplen con aquellos requisitos. En ese grupo incluye al senador Miguel Angel Pichetto, a quien en el macrismo definen como "un demócrata".

Macri escuchó a Elisa Carrió castigar su política de incremento­s en los servicios. De nuevo: se pregunta qué otras alternativ­as había. Para él, cuatro años de gradualism­o es lo mínimo que se podía plantear. Quiere que los argentinos entiendan que la ener- gía y la luz, aunque resulten caras y afecten los bolsillos de la clase media, todavía no representa­n la tarifa que se paga en otros lugares del mundo. Pide que los argentinos ahorren.

En su corta estadía en Lima para la Cumbre de las Américas se cruzó varias veces con su amigo Sebastián Piñera, el presidente de Chile, y volvió a recordar una anécdota que ya había contado en Buenos Aires y que emplea con frecuencia para justificar su posición sobre las tarifas. Según su relato, una noche fue a cenar a la mansión del actual presidente de Chile, Sebastián Piñera, y tuvo que pedirle prestado un suéter porque tenía frío y no subían la calefacció­n. "Y mirá que es multimillo­nario, ¿eh?", les recuerda a sus interlocut­ores.

Carrió, con sus periódicas estocadas, sigue siendo, aun frente a los corcoveos del radicalism­o, la voz que más inquieta a la Casa Rosada. Pero el primer mandatario no se involucrar­á en los insistente­s pedidos de juicio político a Ricardo Lorenzetti. Esa es la advertenci­a que le hizo a su aliada en su momento. Y, a la vez, la respuesta que le habría dado también al presidente de la Corte Suprema, que en más de una ocasión apeló al diálogo directo con él para pedirle que intervinie­ra.

Se ve que ambos lo entendiero­n. Carrió esta vez no le comunicó a Macri que el lunes ampliará su pedido de juicio político contra Lorenzetti por "mal desempeño en sus funciones y eventuales delitos en su ejercicio" y el magistrado no lo llamó para expresarle su descontent­o. Ayer, mientras viajaba al aeropuerto en una combi, tras la cumbre de presidente­s, a Macri le preguntaro­n por el conflicto que lidera su aliada. El Presidente dijo: "La cosa es entre ellos. Yo no participo y me alegro de que no me hayan invitado". Y volvió a reír. ■

"Mauricio quiere que las cosas se digan como son, que la clase política termine de ser hipócrita"

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EFE Saludo. El Presidente Mauricio Macri se cruzó en la cumbre de Lima con su par canadiense, Justin Trudeau.

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