El duelo, mirando la vida
¿Cómo hacemos los duelos los laicos? En la tradición judía, a la que pertenezco, los pasos están bastante pautados: siete días en los que no se hace casi nada, se apagan la tele y la música y llegan los amigos a dar consuelo. Recién se vuelve al cementerio a los 30 días y allí se hace una pequeña ceremonia en la que se puede descubrir la lápida. Y durante un año los creyentes dicen una oración por la memoria de sus muertos. Siguen de duelo. Pero ¿cómo lo hacemos los laicos, los ateos, los que no creemos en esas leyes?
En mi familia la fórmula va pasando por una lenta revisión de la historia toda. Abrimos las valijas de fotos, descubrimos a la abuela cuando posaba como una diva con el Hotel Provincial a sus espaldas; vemos a papá con rulitos y calzón hasta el ombligo, cabalgando en las espaldas de su padre; la tía junto al piano en su fiesta de 15, fotos pintadas, rostros de los años ‘40, ‘50, ‘60, y también nosotros en la cuna y los que llegaron después. Sacamos fotos de fotos. Las mandamos por Whatsapp.
Con ese camino de lágrimas y risas vamos aceptando la idea de la muerte. Así, mirando la vida.