Adiós a Vittorio Taviani, un clásico del cine italiano
Falleció ayer, a los 88 años. Junto a su hermano Paolo hicieronun cine de alto compromiso social.
Con la muerte de Vittorio Taviani - en Roma, a los 88 años, de “una larga enfermedad”, según informó ayer su hija Giovanna- se termina una de las duplas de directores más talentosas de la historia del cine: la que formaba junto a su hermano Paolo, que dio títulos como Padre Padrone (1977), La noche de San Lorenzo (1982), Kaos (1984) o César debe morir (2012).
Había nacido en 1929, dos años antes que su hermano, en el pequeño pueblo toscano de San Miniato, hijos de un abogado antifascista y una madre intelectual. Aunque el nombre de uno terminó siendo indisociable del del otro, en su adolescencia no se llevaban bien: “Queríamos que el otro muriera en un accidente de auto. Yo escribía obras en las que había dos hermanos: uno bueno y el otro, malvado”, le contó Vittorio a The Guardian en 2013. Lo que los acercó fue ha- ber atravesado juntos la traumática experiencia de la Segunda Guerra.
Tanto Paolo como él estudiaron Derecho, pero ambos abandonaron para mudarse a Roma para dedicarse a filmar: vieron juntos Paisà, de Roberto Rosellini, sobre la liberación de Italia por los Aliados, y a la salida se juraron hacer sus propias películas. Desde el principio hicieron un cine comprometido moral, social y políticamente: empezaron en 1954 con un cortometraje ( San Miniato, Iuglio ’44) sobre la masacre que cometieron los nazis en su pueblo durante la Segunda Guerra, al que en 1960 le siguió un documental ( L’Italia non è un paese povero). En 1962, llegó su opera prima, junto a Valentino Orsini: Hay que quemar a un hombre. Basada en la historia de un jornalero asesinado por la mafia, la película ganó el premio de la crítica en Venecia y lanzó al estrellato a Gian Maria Volonté.
Le siguieron otros filmes jugados, como San Michele aveva un gallo (1972) o Allosanfàn (1974), un retrato de la clase obrera protagonizado por Lea Massari y Marcello Mastroianni. El actor se refería a los directores como Paolovittorio y, cuando se le preguntó cómo fue ser dirigido por dos personas, bromeó: “¿Eran dos?”
Es que la simbiosis entre Vittorio y Paolo era total, incluso físicamente. “Tenemos personalidades distintas, pero la misma naturaleza. Nuestras elecciones en la vida y el arte son las mismas”, explicaba Vittorio, y enseguida aclaraba, sonriendo: “Estamos casados con mujeres diferentes”. Creaban cada una de sus películas a cuatro manos, a partir de noticias periodísticas o historias que aparecían en sus charlas, pero en los rodajes se dividían la dirección: “Mientras uno filma, el otro se calla”, era su regla.
La fama les llegaría con Padre Padrone, la historia de un joven pastor que se rebela contra el despotismo de su padre, que no le permitía asistir a la escuela en la Cerdeña de los años ‘40. La película -una de las primeras en las que actuó Nanni Moretti- ganó la Palma de Oro en Cannes.
Otros hitos de su carrera fueron La noche de San Lorenzo, inspirada en el bombardeo de la catedral de San Miniato en 1944, ganadora del Gran Premio del Jurado en Cannes; Kaos, sobre historias de Luigi Pirandello, al igual que Tú ríes (1998); y Las afinidades electivas (1996), basada en la novela de Goethe. Su penúltimo filme, César debe morir, fue protagonizado por convictos de un penal de Roma y se llevó el Oso de Oro en la Berlinale.
Tras la muerte de Vittorio, el presidente de Italia, Sergio Mattarella, lo evocó por su carácter “generoso, reservado y afable” y destacó la “fecunda asociación, humana y artística, que junto a su hermano Paolo ha producido obras maestras”. ■