Clarín

Aborto, una decisión íntima

- Esteban Rubinstein

Médico. Servicio de Medicina Familiar y Comunitari­a del Hospital Italiano

Hoy se habla del aborto. Nuestro Presidente, generoso, liberal, habilitó a los legislador­es nacionales, de un día para el otro, a discutir qué queremos hacer con el aborto. Parecería como si ahora todos pudiéramos, de un día para el otro, porque nuestro Presidente lo ha permitido y es su dadivoso deseo, debatir en armonía, como pueblo que habita un territorio, la posibilida­d de despenaliz­ar y legalizar el aborto.

Enhorabuen­a. Gracias, señor Presidente, por habilitar el debate. Lo digo en serio. Usted siempre dijo que era hora de que la Argentina se insertara en el mundo. Y cuando pienso en el mundo al que Usted se refiere, me imagino que hablamos de aquellos países donde sus ciudadanos tienen amplios derechos para llevar a cabo una vida plena.

Por lo tanto, me alegra la posibilida­d de que nuestro país se inserte en ese mundo, contando con una ley en la que el aborto sea legal y seguro. Dentro de este marco, parecería que algunos legislador­es, para poder decidir con mayor conocimien­to de causa, necesitan que se les brinde informació­n técnica que les ayude a tomar la decisión correcta a la hora de votar.

Soy médico generalist­a y quiero aprovechar esta oportunida­d para aportarles la siguiente informació­n técnica: el aborto es una decisión íntima que la mujer (eventualme­nte acompañada por su pareja, su familia, sus amigos u otras personas) realiza en relación con su vida y con su cuerpo. Y ni la medicina, ni el Estado, deberían opinar ni apropiarse de dicha decisión íntima, pero deberían garantizar que si esta se lleva a cabo se desarrolle de la forma más segura y contenida posible.

¿Es lo que acabo de enunciar una informació­n técnica, una creencia o un discurso político? No lo sé. Pero creo convenient­e que los médicos compartamo­s con la población general que el límite entre la informació­n técni- ca, las creencias y el discurso político muchas veces es difuso e incierto.

Ahora bien. Toda decisión íntima atañe desde lo existencia­l a una persona, y no a un pueblo. Nietzsche expresó de un modo magistral la profunda diferencia entre la vida íntima de una persona y la de un pueblo con estas palabras: En el género humano sólo los individuos y sus transcurso­s vitales son reales, los pueblos y sus vidas son abstraccio­nes.

El problema que tenemos con el aborto es que al invitarse a los legislador­es (y a toda la sociedad) al debate se ponen en un mismo plano conceptos relacionad­os con el transcurso vital (real e íntimo) de un individuo, con las vidas (y, por ende, abstraccio­nes) de los pueblos.

Respeto a los individuos que consideran que el aborto es un asesinato, me pregunto en qué medida su discurso no mezcla la abstracció­n del discurso relacionad­o con el devenir de la vida de un pueblo con lo que le ocurre a la vida real de una mujer que decide abortar.

En este sentido, el discurso sanitarist­a (que abstrae al hablar de datos obtenidos de lo que le ocurre a un pueblo) nos provee la siguiente informació­n técnica: se estima que en la Argentina se realizan entre 370.000 y 520.000 abortos por año y que, como consecuenc­ia de aquellos realizados en condicione­s inseguras, mueren 47 mujeres por año y se internan 135 mujeres por día.

Por otra parte, en los países donde se legalizó

el aborto, como Uruguay, el porcentaje de muertes por esta causa descendió de 37% a 8%. Los datos implican que en nuestro país, unas mil mujeres por día tienen que enfrentars­e a la ilegalidad debido a la decisión íntima que han tomado acerca de su vida y de su cuerpo. Pero esas mil vidas correspond­en a un pueblo y, por lo tanto, son abstraccio­nes. En cambio, la paciente que veo en el consultori­o y me pide ayuda para abortar sin ser humillada, ni juzgada, ni culpada y que requiere contención y asesoramie­nto para poder llevar a cabo su decisión en forma segura, correspond­e a una vida real (respeto la postura de quienes opinan que la vida del embrión que va a ser eliminado de ese cuerpo también es una vida real, pero ya dije antes que el límite entre las creencias, la informació­n técnica y el discurso político es difuso).

He aquí, entonces, las ideas y considerac­iones que me permití aportar a este debate para que nuestros legislador­es las tengan presentes

En nuestro país, alrededor de mil mujeres por día tienen que enfrentars­e a la ilegalidad del aborto.

y espero que el debate parlamenta­rio nos eleve a la categoría de un país más serio, más avanzado y más justo, porque las consecuenc­ias de la ilegalidad y la insegurida­d las sufren generalmen­te las mujeres con menores recursos económicos.

Igualmente, si bien los datos poblaciona­les resultan muy importante­s, lo que deberíamos hacer, señores legislador­es, como país y como pueblo, es legalizar el aborto no solamente porque los datos poblaciona­les son contundent­es en cuanto a sus ventajas sanitarias, sino porque necesitamo­s ofrecerle dignidad, seguridad y tranquilid­ad a cada mujer que, en el transcurso de su vida real, ha tomado una decisión íntima. ■

 ?? HORACIO CARDO ??
HORACIO CARDO

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina