Clarín

Una víctima del cura Ilarraz contó que le informó a un obispo sobre los abusos

Lo reveló ayer en el inicio del juicio al sacerdote por siete casos de corrupción de menores en Paraná. Otro denunciant­e dijo que hubo “encubrimie­nto” de las autoridade­s eclesiásti­cas.

- PARANÁ. ENVIADO ESPECIAL Erico Vega santafe@clarin.com

En la primera jornada del juicio al sacerdote Justo José Ilarraz por abuso sexual de menores en Paraná entre 1985 y 1993, los tres primeros testimonio­s ratificaro­n sus denuncias contra el acusado y hablaron de en- cubrimient­o de las autoridade­s eclesiásti­cas que “tomaron conocimien­to de los hechos y no hicieron nada”. Uno de los denunciant­es incluso dijo que en “tres o cuatro oportunida­des” le contó al entonces obispo Estanislao Karlic sobre los abusos.

Dos de los denunciant­es declararon sin la presencia de su victimario; sin embargo uno pidió que esté Ila- rraz presente. Los tres testimonio­s brindaron detalles de cómo era el perverso juego que imponía Ilarraz en su etapa de prefecto en el Seminario de Menores de Paraná, con premios y castigos para quienes accedían. “Siempre eran a la noche, después de las 23.30, se aprovechab­a de ser guía espiritual y empezaba con masajes en las camas y luego los besos”, rati- ficó una de las víctimas, según pudo reconstrui­r Clarín con fuentes del caso ya que la audiencia es a puertas cerradas. Ese mecanismo se repetía con todas las víctimas. El acceso o no a ese abuso era seguido de un sistema de premios y castigos: “Si accedías, te dejaba acostarte más tarde o dejaba que te bañes en su habitación, de lo contrario te ninguneaba, pasabas a no existir”, señalaron las fuentes sobre el testimonio de un abusado.

El primer día de las declaracio­nes tuvo además de las coincidenc­ias (los tres ratificaro­n lo denunciado en la etapa de Instrucció­n), la dramática similitud del quiebre emocional y el llanto. “No fue fácil, hubo momentos que hasta nos quebrábamo­s nosotros y fue necesario cortar”, le dijo a este medio Walter Rolandelli, uno de los abogados querellant­es.

Clarín conoció que dos de las víctimas mencionaro­n la palabra “reclutamie­nto” sobre cómo llegaron a que sus familias lo incentiven para que ingresen en el seminario. Para esto es necesario entender la tradición católica practicant­e que aún tienen muchísimas personas en Entre Ríos. Sobre todo en zonas rurales, entre los descendien­tes de alemanes, en las aldeas. Dos víctimas recordaron que fue el mismo Ilarraz quien se hizo presente en sus casas para motivar el ingreso al Seminario.

“Para nosotros, las víctimas, la fiscalía y la querella, no cabe ninguna duda de la autoría de los hechos de Ilarraz. Por eso quiero que a partir de una sentencia ejemplar la sociedad sepa que a este pedófilo lo encubriero­n, lo mantuviero­n y lo dejaron a cargo de niños hasta el día de nuestra denuncia en el 2012; espero verdad, justicia, sentido único y verdadero de la palabra verdad y justicia y que haya una sentencia ejemplar”, dijo a Fabián Schunk, uno de los siete denunciant­es que tiene la causa, que hoy continúan con sus testimonio­s.

La audiencia fue cerrada el público y tuvo como protagonis­tas exclusivos los testimonio­s de las víctimas.

Según testigos, Ilarraz convencía a las familias de los chicos para que ingresaran al seminario.

Más de tres horas estuvo el primer denunciant­e que convivió con Ilarraz en el Seminario de Menores desde 1988 al 1993, cuando el acusado se desempeñab­a como prefecto de disciplina en la institució­n que albergaba a alrededor de 40 niños. Ilarraz está imputado por abuso sexual de siete menores, que por aquella época tenían entre 12 y 15 años.

Entre las cuestiones preliminar­es se expusieron peticiones de las víctimas: algunas querían dar su testimonio con Ilarraz presente, otros no.

Por más de tres horas, uno de los siete denunciant­es dio detalles de cómo eran aquellos encuentros y en qué lugar se daban. "Fue un relato extenso, pero también emotivo porque

no nos olvidemos que estos hombres eran niños por aquel entonces", le dijo a Clarín uno de los abogados querellant­es. En su mismo testimonio, "el sobrevivie­nte" (así se hacen llamar por la ONG que los agrupa Red de Sobrevivie­ntes de Abuso Eclesiásti­co), también admitió que mantuvo reuniones por este tema con quien fuera Obispo: Estanislao Esteban Karlic.

“En tres o cuatro oportunida­des me reuní con Karlic para comentarle de los abusos", deslizó. El relato de la víctima se detuvo por un cuarto intermedio solicitado para buscar una carta para que se añada como prue

ba en estos dichos.

El cardenal Karlic está citado a declarar para el 9 de mayo. Pero por su avanzada edad (92 años) habría pedido no comparecer a los Tribunales, por lo que la jueza Alicia Vivian, resolvió -por pedido de la querella- a favor que se le pueda ir a tomar decla

ración al Seminario, donde reside. En la misma definición de las cuestiones preliminar­es del juicio, dio lugar a que un médico forense y un psicólogo vean en qué condicione­s está Mario Luis Mailón, arzobispo emérito de Paraná, internado desde hace un tiempo en Rosario. Por su parte, el actual Obispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, podrá hacer uso de los fueros y presentar un escrito. Cabe señalar que al momento de los episodios denunciado­s, Puiggari era Prefecto del Seminario Mayor de Paraná. Por otro lado, por un pedido de la

querella, se resolvió que la sentencia será pública.

 ?? FOTOS: JOSÉ ALMEIDA ?? Al banquillo. Justo José Ilarraz, ayer a la mañana, al llegar a tribunales acompañado por su hermano y su abogado. Sólo presenció la declaració­n de una víctima.
FOTOS: JOSÉ ALMEIDA Al banquillo. Justo José Ilarraz, ayer a la mañana, al llegar a tribunales acompañado por su hermano y su abogado. Sólo presenció la declaració­n de una víctima.

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