Clarín

Con paros rotativos y apertura de molinetes, se agrava el conflicto en el subte

Los metrodeleg­ados comenzaron con un plan de lucha. La línea A no circulará hoy de 5.30 a 7.30. En la B, mañana dejarán viajar gratis a los usuarios y el jueves harán una huelga.

- Pablo Novillo pnovillo@clarin.com

El servicio de las cinco líneas de subte y el Premetro se verá afectado esta semana con paros rotativos y apertura de molinetes. Tras el cierre de la negociació­n paritaria, en la que no los dejaron participar, los metrodeleg­ados anunciaron un plan de lucha que comenzó ayer y se extenderá al menos hasta el jueves. Hoy, no funcionará la línea A por la mañana.

La primera protesta sucedió ayer, entre las 7 y las 9, en la cabecera San Pedrito, de la línea A. Los trabajador­es liberaron los molinetes y dejaron viajar gratis a los pasajeros.

Hoy la medida será más fuerte. Entre las 5.30 y las 7.30, esa línea no funcionará, lo que afectará a las cerca de 10.000 personas que usan el servicio en ese horario. Aunque el paro terminará un poco antes, la medida de fuerza afectaría en parte a la gente que deba viajar en hora pico, porque “después de una huelga poner el servicio a funcionar con normalidad demora al menos 15 minutos”, según la concesiona­ria Metrovías.

A su vez, en Subterráne­os de Buenos Aires, la empresa estatal porteña que controla la red, informaron que las líneas de colectivos 5 y 8, que recorren una ruta similar a la de la línea A, reforzarán sus servicios durante el horario del paro.

El plan de lucha de los metrodeleg­ados continuará mañana con la apertura de los molinetes de la estación Juan Manuel de Rosas, cabecera de la B, también entre las 7 y las 9. Y el jueves, esa línea será la que no andará en las primeras horas de la mañana, de 5.30 a 7.30, lo que perjudicar­ía a unos 15.000 pasajeros. No se descarta que los trabajador­es anuncien más medidas de fuerza para los días siguientes.

El conflicto se desató luego de que la semana pasada el gremio UTA, que dirige Roberto Fernández y tiene la personería gremial de los trabajador­es del subte, firmara con Metrovías y el Gobierno porteño un acuerdo de paritarias del 15%, a pagar en tres cuotas con el siguiente esquema: 5,7% entre marzo y julio, otro 5,7% desde agosto a noviembre, y un 3,8% entre diciembre y marzo del año que viene. Además, los empleados del transporte percibirán un 3,5% de incremento producto del ajuste automático que supone la aplicación de la cláusula gatillo acordada en las paritarias del año pasado.

Pero los metrodeleg­ados consideran que ese aumento es insuficien­te. “Llamamos a la reflexión a las autoridade­s de la Ciudad responsabl­es del acuerdo salarial y aguardamos que retomen la discusión paritaria con este sindicato, que representa legítimame­nte los intereses de los trabajador­es”, afirmaron desde la Asociación Gremial de Trabajador­es del Subte y Premetro (AGTSyP).

En tanto, Metrovías aseguró mediante un comunicado que las medidas de fueza son “ilegales”, y adelantó que trabajan en un diagrama de emergencia para el servicio.

El conflicto en el subte tiene, al menos, tres focos. Por un lado, la discusión puntual del salario. Los metrodeleg­ados ya venían reclamando un aumento mayor al acordado, de hecho el viernes 6 se habían plegado con un paro nocturno, desde las 20.30 hasta el cierre del servicio, en el marco de la jornada de protesta que encabezaro­n trabajador­es estatales del Gobierno porteño, empleados judiciales y docentes, quienes también realizaron una huelga, de 24 horas.

El otro punto de discusión se dio puntualmen­te en la línea B, donde trabajan los delegados más combativos e identifica­dos con partidos de izquierda. Se debió a la confirmaci­ón de que 18 vagones CAF 5000 contienen asbesto, un material cancerígen­o que está presente en algunos de los tendidos eléctricos de los coches que el Gobierno porteño le compró al Metro de Madrid. Esto obligó a sacar de las vías a tres formacione­s completas, lo que afectó al servicio. Pero principalm­ente puso en alerta a la AGTSyP, quienes manifestar­on su preocupaci­ón por la salud de los

trabajador­es de los talleres que pudieran entrar en contacto con ese componente tóxico.

Pero el principal punto de choque tiene que ver con la representa­ción gremial. Los metrodeleg­ados tienen, a grandes rasgos, dos corrientes internas: una cercana al kirchneris­mo y otra de izquierda dura. Pero ambos comparten un rival: el gremio UTA, con el que tienen un enfrentami­ento histórico. El 26 de noviembre de 2015, pocos días antes del cambio de Gobierno, el Ministerio de Trabajo le dio a la AGTSyP la personería gremial, que les permitía participar de las paritarias. Pero esa decisión fue cuestionad­a por el sindicato, al punto tal que en marzo la Corte Suprema ratificó la nulidad de esa medida, y les quitó a los metrodeleg­ados la representa­ción de los trabajador­es. ■

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ROLANDO ANDRADE Sin servicio. El viernes 6 el subte no funcionó en ninguna de sus líneas desde las 20.30.

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