“La Justicia, esa de los expedientes que aún se atan con hilo y aguja”
La Justicia es hoy el más controvertido de los tres Poderes republicanos. Suma a su exasperante lentitud, la inoperancia en la ejecutividad de sentencias, algunas añejas sobre las que se expidiera hasta la misma Corte Suprema, como en juicios previsionales sin lograr su cumplimiento. La Cámara Federal, de dudosa imparcialidad, atento al fallo de la Sala N°1 que beneficiara a Cristóbal López, con la sugestiva y subjetiva elección del tercer miembro del jurado, y el bochornoso cambio de carátula de “administración fraudulenta” a “retención indebida de aportes”, con penas sustancialmente menores, que “enloqueciera al Gobierno”, según palabras del propio señor Presidente de la Nación. El caso del policía insólitamente procesado por matar en La Boca a un delincuente que asaltara, robara e hiriera de 12 puñaladas a un turista extranjero, y que fuera felicitado, en otra manifiesta discrepancia, por el presidente Macri. El mismo presidente de la Corte reconoció la burocracia judicial, donde aún se atan los expedientes con hilo y aguja, sin adaptarse a los cambios y las demandas sociales del expediente digital, omitiendo, acaso por vergüenza, los que se guardan en un contenedor de la playa de estacionamiento, como en los tribunales orales.
Si a ello sumamos jueces con privilegios impositivos, horarios laborales reducidos y recesos prolongados; muchos imbuidos de la matriz garantista pregonada desde la cátedra universitaria por un docente ex miembro de la Corte, que augurara que el gobierno democrático no llegará a terminar su mandato, conformarían un combo de subversión de valores, en un poder desbordado, encargado precisamente de preservarlos, como equilibrio firme entre la moral y el derecho.