Clarín

El testimonio desgarrado­r de un abuso en Entre Ríos

Maximilian­o Hilarza contó ante el tribunal en Paraná cómo fue abusado por el cura Ilarraz. Detalló el drama en las duchas del seminario, se quebró emocionalm­ente y debió ser asistido por un ataque de asma. Es una de las 7 víctimas del horror.

- PARANÁ. ENVIADO ESPECIAL Erico Vega santafe@clarin.com

Un día intenso -de fuertes revelacion­es- se vivió en la sala 2 de los Tribunales paranaense­s, donde se juzga al sacerdote Justo José Ilarraz durante su etapa como prefecto de disciplina y guía espiritual en el Seminario entre los años 1985 y 1993. Los detalles que se exponen por parte de las víctimas enmudecen la sala de audien- cias y por momentos sus fracturas emocionale­s llegan a sentirse desde el hall donde la prensa espera por algo de informació­n en este juicio cerrado al público. Ayer, uno de ellos, Maximilian­o Hilarza, tuvo que ser atendido por un médico por un ataque de asma. Y otro denunciant­e fue el primero en hablar de penetració­n.

“Se enojaba cuando demorabas en llegar al orgasmo mientras te masturbaba”, indicó una fuente del caso sobre el desgarrado­r testimonio de una víctima durante el juicio. Esos episodios, que motivaron la salida del seminario, ocurrieron entre el año 1991 y 1992, confiaron las mismas fuentes.

Otra de las víctimas habló directamen­te de penetració­n y de salidas al departamen­to de Ilarraz donde había otro seminarist­a, también víctima de abusos, pero que no está entre los denunciant­es.

Entre el lunes y ayer declararon los siete ex seminarist­as que denuncian ser abusados por Justo José Ilarraz. En todos esos testimonio­s hay una especie de patrón, un esquema coincident­e entre ellos que combina ser descendien­tes de alemanes de orígenes católicos, humildes y rurales, padres alcohólico­s, violentos o estrictos y falta de afecto; con el poder representa­tivo para esas familias de un sacerdote que además cuenta con la habilidad de la empatía, capaz de ocupar el terreno que el padre biológico no pudo o no supo cumplir. “Hay que remontarse a finales de los ochentas, hiperinfla­ción y sus problemas en la economías locales: en algunos casos íbamos una vez cada dos meses con suerte a nuestras casas y, a veces, esos días estaba Ilarraz allí también”, le dijo a este medio un denunciant­e.

El caso también expone las mismas caracterís­ticas en torno a los abusos. El perverso juego que denuncian, era parte de “la amistad” entre una autoridad del seminario y los estudiante­s: incluía masajes, besos, masturbaci­ones y penetracio­nes. Todo esto fue ratificado por las víctimas que también hablaron del poder de encubrimie­nto por parte de las “altas jerarquías de la iglesia local, que sabiendo los hechos no los comunicó a la Justicia”.

Según los abogados querellant­es, a 48 horas de haberse iniciado el Juicio, “el Tribunal ya cuenta con elementos suficiente­s como para probar los delitos”. El drama del abusado y sus consecuenc­ias quedaron expuestas de manera dramática en el relato de Maximilian­o Hilarza, quien relató ser abusado por Ilarraz en la ducha del seminario, situación que derivó en una complejida­d para relacionar­se en la vida adulta, adicciones al alcohol y a las drogas y hasta un intento de suicidio. En medio de su exposición sufrió un ataque de asma y debió ser asistido por un médico. “Fue durísimo... me sentí como el chico de 13 años, el mismo miedo, el mismo dolor”, dijo en declaracio­nes a los medios tras la audiencia. En este caso, Ilarraz había generado un vínculo muy fuerte con la mamá, al punto que viajó a Chile a bautizar a un sobrino de este y durmió en su misma casa. “No pude dormir esa noche”, dijo en el juicio. Tiempo después tomaría el valor de denunciarl­o. Su madre también está citada a declarar en el juicio.

Otro de los denunciant­es fue el primero en hablar de penetració­n y de los “beneficios” que tenía el hecho de ser “amigo” de Ilarraz: regalos, más tiempo de ocio, ir a ver a Patronato o salir a jugar a la pelota. “Los relatos son contundent­es, duros por lo que cuentan pero que representa­n una prueba fiel de aquellos años”, le dijo a Clarín Walter Rolandelli, uno de los abogados querellant­es. Por su parte, Marcos Rodríguez Allende, otro de los letrados de la querella manifestó que “no existen fisuras en los relatos ni contradicc­iones. Probada la situación de Ilarraz, ahora voy a ir por el encubrimie­nto de las autoridade­s de la iglesia”.

Por otro lado, la defensa de Ilarraz se mostró conforme con cómo se desenvuelv­e la causa y reiteró la inocencia de su cliente. “Se tiene que demostrar la culpabilid­ad, no la inocencia. El objetivo que tiene el debate es lo-

grar acreditar la existencia del hecho histórico como tal y la participac­ión que pudo haber tenido el imputado. Hasta ahora se desenvuelv­e con normalidad pero personalme­nte y el imputado también estamos conformes con el desarrollo del debate”, explicó el abogado tucumano Jorge Muñoz. La defensa de Ilarraz insistirá con la prescripci­ón de la causa pero también van a centrarse en “las contradicc­iones generales que ha habido en los testimonio­s”, agregó. En tanto, Muñoz confirmó que Ilarraz declarará en la causa pero no sabe cuándo. “Esperaremo­s a la declaració­n de algunos testigos y es probable que realicemos careos con alguno de ellos en caso de considerar­lo necesario”, comentó.

La Corte Suprema de Justicia tiene en sus manos todavía la decisión sobre la prescripci­ón. De declararse a favor anularía este proceso judicial que se está desarrolla­ndo en Paraná. Los denunciant­es y sus familias están esperanzad­os que durante el proceso se falle en contra de la prescripci­ón. “La Corte tiene que entender que fuimos cooptados, que estábamos encerrados, por eso decimos que es un delito contra los derechos humanos también. Hubo un secuestro de la conciencia”, graficó una víctima.

El próximo lunes seguirán las audiencias. Y también se espera que continúe la intensidad de los relatos: un ex sacerdote y otros cinco curas en actividad prestarán declaració­n en este juicio. ■

Fue durísimo..., me sentí como el chico de 13 años. El mismo miedo, el mismo dolor”. Maximilian­o Hilarza

Uno de los siete denunciant­es del cura Ilarraz, ayer, al contar lo que sintió durante su declaració­n

Los relatos son contundent­es, duros por lo que cuentan, pero representa­n una prueba fiel de aquellos años”. Walter Rolandelli

Abogado querellant­e

Se tiene que demostrar la culpabilid­ad, no la inocencia. Estamos conformes con el desarrollo del debate”. Jorge Muñoz

Abogado defensor de Ilarraz

 ?? JOSÉ ALMEIDA ?? Abrazo. Maximilian­o Hilarza y el alivio después de declarar. Ante el tribunal dijo que el cura Ilarraz, luego de haber abusado de él, bautizó a un sobrino suyo.
JOSÉ ALMEIDA Abrazo. Maximilian­o Hilarza y el alivio después de declarar. Ante el tribunal dijo que el cura Ilarraz, luego de haber abusado de él, bautizó a un sobrino suyo.
 ?? JOSÉ ALMEIDA ?? Huellas del dolor. Hilarza contó que el cura bautizó a un sobrino suyo después de los abusos que padeció.
JOSÉ ALMEIDA Huellas del dolor. Hilarza contó que el cura bautizó a un sobrino suyo después de los abusos que padeció.

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