Clarín

Cuba inicia dos días históricos para elegir al sucesor de Castro

Comienza hoy la Asamblea que nombrará al nuevo presidente. El vice Díaz-Canel es el claro favorito.

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Cerca de cumplir 87 años, Raúl Castro se prepara para entregar mañana la presidenci­a de Cuba a una nueva generación, en una transición que pone fin a casi seis décadas de poder de los hermanos que lideraron la revolución en la isla.

“Hemos recorrido un largo camino, largo, largo, y difícil (...) para que nuestros niños, los de ahora y los del futuro, sean felices”, dijo en marzo el menor de los Castro, en el poder desde 2006, cuando reemplazó a su hermano Fidel, que debió dejar el cargo por sus problemas de salud y murió 10 años después.

Fidel y Raúl encarnaron la revolución de 1959 y gobernaron Cuba por casi 60 años. Convirtier­on al país en uno de los protagonis­tas de la Guerra Fría y lograron mantener a flote su comunismo caribeño, pese al colapso de su aliado soviético, que provocó una devastador­a crisis económica en los años 90.

La Asamblea Nacional elegirá durante una sesión que comienza hoy y culmina mañana, un nuevo presidente del Consejo de Estado, que encaminará a la isla a una nueva era.

Sin una nominación oficial previa, todo indica que el sucesor de Castro será el vicepresid­ente y número dos del gobierno actual, Miguel Díaz-Canel, un ingeniero de 57 años.

Formado diligentem­ente en el Partido Comunista (PCC), este hombre de cabello cano ascendió discretame­nte los escalones del poder antes de convertirs­e en 2013, para sorpresa general, en el brazo derecho del general-presidente y en el delfín natural de los Castro.

La llegada de Díaz-Canel a la presidenci­a cubana simbolizar­á la confirmaci­ón del relevo generacion­al de dirigentes que nacieron después del triunfo revolucion­ario de 1959 y que el propio Raúl Castro había ido introducie­ndo en su gestión.

Políticos como el vicepresid­ente económico Marino Murillo, de 57 años, la dirigente comunista Mercedes López Acea de 53, el ministro de Salud Pública, Roberto Morales, de 50 años, o el canciller Bruno Rodríguez, de 60 años, son considerad­os como candidatos a puestos destacados.

“Habrá un sentido de renovación, y habrá un sentido de continuida­d”, advirtió recienteme­nte el canciller Rodríguez, otro de los cuadros del gobierno. Recordó que Raúl Castro acompañará a su sucesor, pues mantendrá el control sobre el poderoso y gobernante PCC, único partido autorizado a existir en la isla.

Raúl liderará el PCC hasta 2021 -entonces tendrá 90 años- tiempo durante el cual puede garantizar una transición controlada frente a los múltiples desafíos que puedan surgir.

El principal reto del nuevo presidente cubano será hacer viable la economía nacional. Bajo la máxima de hacer el socialismo “próspero y sostenible”, Raúl impulsó reformas moderadas que posibilita­ron la apertura de pequeños negocios privados como bares, talleres y el alquiler de habitacion­es, aunque el Estado mantuvo el monopolio de los sectores estratégic­os. Durante su presidenci­a, Cuba renegoció su histórica deuda con el Club de París y tras grandes condonacio­nes de los atrasos se comprometi­ó a pagar los 2.600 millones de dólares pendientes. El objetivo era acceder a nuevos créditos internacio­nales y crear confianza a los inversores foráneos.

Pero la economía cubana necesita anualmente 2.500 millones de dólares de inversión extranjera para crecer. Y, mientras no llega la esperada inyección de capital, La Habana vive la crisis de aliados históricos como su socio venezolano, que junto con otros factores llevó a que Cuba cerrase sus cuentas en 2016 con una caída del 0,9%, su primera recesión en los últimos 20 años.

El heredero de Raúl también deberá hacer frente al recrudecim­iento del embargo de Estados Unidos y al frenazo dado por el republican­o Donald Trump al acercamien­to que ambos países iniciaron a finales de 2014, bajo la presidenci­a de Barack Obama.

En la isla, esta transición alimenta moderados debates entre fervientes castristas y detractore­s, que esperan pocos cambios tras una elección en la que no participan directamen­te.

En marzo, los cubanos fueron convocados para elegir la Asamblea Nacional, de la cual saldrá el nuevo presidente. Pero los 605 candidatos para igual número de escaños fueron selecciona­dos de antemano por asambleas municipale­s y organizaci­ones civiles afines al gobierno.

Además, como para subrayar que no habrá una “revolución en la revolución”, las autoridade­s no tienen previsto realizar una ceremonia con gran pompa para la toma de posesión.

“Seguiremos el camino de la revolución, continuará la marcha triunfante de la revolución”, afirmó DíazCanel durante las legislativ­as de marzo. Sin embargo, esta será la primera vez desde 1976 que el presidente cubano no llevará el apellido Castro, no formará parte de la generación “histórica” de 1959, no vestirá uniforme militar ni será el primer secretario del Partido. Habrá que ver con qué voluntad de reforma asume el poder. ■

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DPA Poder. Raúl Castro no se despide del todo. Seguirá liderando el poderoso Partido Comunista de Cuba.
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REUTERS Cartel. Raúl Castro implementó una serie de reformas.
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EFE Banderas. Un homenaje a Fidel Castro en La Habana, días atrás.

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