Clarín

El callejón cubano de las dos monedas y el riesgo de ajuste

Conflicto. El peso circula junto a otro cuño también oficial, el CUC, equivalent­e a un dólar. El desafío de unir ese mercado.

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Impulsar la economía cubana fue la principal preocupaci­ón de Raúl Castro, pero la piedra en el camino que se encontró fue la dualidad monetaria. Unificar las dos monedas que circulan en la isla fue una de sus prioridade­s, pero nunca consiguió llevarla adelante. Tras el derrumbe de la Unión Soviética en los 90, La Habana quiso evitar la dolarizaci­ón de la economía creando una segunda moneda que fuese equiparabl­e a las divisas, el CUC (Peso Convertibl­e), pero gestionada por el Banco Central de Cuba.

La medida se inició como una respuesta paliativa a la débil situación pero se mantiene hasta hoy tenien- do en la isla dos monedas: el peso cubano CUP y el peso convertibl­e CUC. El cambio es de 24 CUP por un CUC, que es la moneda equiparabl­e al dólar. El CUP es la moneda en la que los cubanos reciben sus salarios y pagan los productos subsidiado­s por el gobierno como el agua o la electricid­ad, mientras que el CUC se utiliza en la mayoría de las tiendas y en el turismo. Durante la presidenci­a de Raúl Castro varias veces se anunció la inminente unificació­n, pero la fecha final se postergó indefinida­mente. Entre otras razones por el impacto inflaciona­rio y el severo ajuste que sufriría la población ante la certeza de que el tipo de cambio sería finalmente el más alto.

“Este asunto nos ha tomado dema- siado tiempo y no puede dilatarse más su solución”, dijo Castro el pasado diciembre ante el Parlamento. “Las expectativ­as en materia económica no se han cumplido pero se han dado los primeros pasos”, dijo el ex embajador cubano y politólogo Carlos Alzugaray, quien entre las causas de las dificultad­es de las reformas económicas señala “la vieja mentalidad de gobernante­s y gobernados”.

Para llevar adelante la unificació­n, las autoridade­s cubanas crearon un equipo de más de 200 especialis­tas, divididos en 13 subgrupos de trabajo, e incluso consultaro­n a expertos extranjero­s, sobre las posibles consecuenc­ias de la unificació­n.

“La medida tiene un efecto en toda la economía y en la sociedad, no es solo cambiar una moneda por otra, tiene que ver con la formación de precios, con la capacidad de compra del salario”, aseguró Marino Murillo, el responsabl­e de las reformas en la isla. Muchas empresas estatales se benefician de este sistema mientras que el diferencia­l lo cubre el Estado cubano inyectando capital de los presupuest­os generales, generando ficticios balances positivos en las cuentas empresaria­les. Estos irreales resultados de la contabilid­ad favorecen a las empresas importador­as y perjudican a las exportador­as, por la sobrevalor­ación interna del tipo de cambio del peso nacional.

Un correcto tipo de cambio daría luz entre tanta sombra contable, poniendo al descubiert­o las empresas que son claramente deficitari­as pero cuya ineficienc­ia queda oculta con el tipo de cambio actual. La primera consecuenc­ia de esa contabilid­ad real haría que el 40% de las empresas estatales fuesen irrentable­s. ■

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AFP Billetes. Una economía difícil y con el problema de las monedas.

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