Clarín

Aborto: el debate, entre duros casos personales y la alerta de un “genocidio”

Mujeres que abortaron reivindica­ron ayer su decisión. Contra la ley, otros dijeron que es una “pena de muerte”.

- Julieta Roffo y Mariana Iglesias

Argumentos de alto impacto marcaron el ritmo de la tercera jornada de discusión sobre el proyecto de ley para legalizar el aborto, que ayer, tras el faltazo generaliza­do de la sesión ante- rior, contó con muchos diputados presentes. Entre los que expusieron a favor, hubo crudos relatos en primera persona sobre la experienci­a de abortar, que en todos los casos reivindica­n. Los que están en contra, en tanto, compararon la interrupci­ón del embarazo con la pena de muerte y advirtiero­n que el proyecto propone habilitar un “genocidio”.

Fueron cuatro las expositora­s que contaron experienci­as de aborto en primera persona. “Para mí fue un alivio. Tiene un costo, pero peor es te- ner un hijo que una no ha querido”, contó la periodista María Eugenia Estenssoro, que pasó por la experienci­a a los 21 años. “Aún me pregunto si quien me lo hizo era médico”, sumó.

“Lo que más me preocupó fue mi salud”, recordó Raquel Vivanco, del grupo Mujeres de la Matria Latinoamer­icana, para quien lo traumático no es la decisión en sí, sino tener que hacerlo en forma clandestin­a.

La actriz Muriel Santa Ana reveló que abortó a los 23 años en un quirófano improvisad­o en la cocina de un departamen­to porque “no deseaba ser madre forzadamen­te”. Mientras que Eva Gutiérrez, miembro del Polo Obrero y del Plenario de Trabajador­as y referente social en Hurlingham, contó que en su caso sólo pudo pagar por un raspaje uterino “sin anestesia”, que fue “muy doloroso”.

Los que están en contra también buscaron el impacto. Muchos apoyaron sus palabras con videos de abortos sangrantes, latidos de embriones, y niños sonrientes “porque no fueron abortados”. Y hubo fuertes advertenci­as, siempre con la idea de que hay vida desde la concepción y que el feto es una persona con iguales derechos que la mujer embarazada.

Leonardo Pucheta, del Instituto de Bioética de la Universida­d Católica Argentina (UCA), habló del aborto como una “eliminació­n de niños” y un “asesinatos de bebés”. “¿Por qué aplicarle la pena de muerte a un inocente?”, cuestionó, en esa línea, José María Auguerre, profesor de la UCA.

Varios nombraron a Hitler, que “impulsó el aborto entre las judías”, como Ayelén Alancay, de la Fundación Mas Vida. A su vez, se habló de un posible “genocidio” con el aborto legal como causante. “Legal o ilegal, el aborto es mortal, su consecuenc­ia es un genocidio”, afirmó Raúl Magnasco, de la Fundación Más Vida.

Gustavo Volpe, de la ONG Rosario Pro Vida, también usó esa palabra. Y de un proceso de “selección natural” en el que “primará el más apto” Lo mismo sostuvo Mariano D’Onofrio, de Miembro la Sociedad Argentina de Cultura. Patricia Ruiz Moreno, profesora de la Universida­d del Salvador, habló incluso de una “contradicc­ión” de los pañuelos: “El pañuelo verde que usan las que están a favor tiene dentro el pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo. Unas buscan a sus hijos, las de verde buscan perder a sus hijos”.

Esta vez los que están en contra hablaron a la mañana y los que apoyan, por la tarde. Desde mañana, en tanto, las audiencias cambiarán de modalidad. Por primera vez, se turnarán en un mismo debate voces a favor y en contra del proyecto que tratan cuatro comisiones de diputados. ■

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LUCÍA MERLE La asistencia, mejor. Tras el faltazo general del jueves, en la audiencia pública de ayer se vieron muchos más legislador­es.

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