Clarín

Cómo se gestó la Generación Dorada, esa fortaleza ajena a los imposibles

La serie de cuatro capítulos sobre el exitoso plantel se proyectará en clubes de diferentes ciudades.

- Martín Voogd mvoogd@clarin.com

Dicen que la historia la escriben los que ganan. Resulta lógico. Y aunque a veces no hace falta ganar para hacer historia, sobre todo porque en la vida se pierde mucho más de lo que se gana, también está bueno entender por qué ganan los que ganan. “Jugando con el Alma”, la serie documental dirigida por Christian Rémoli que se estrenó en el BAFICI, se encarga de explicar la génesis de la Generación Dorada, la Selección de básquetbol que hizo historia grande en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

El equipo supo congregar una cantidad inigualabl­e de talento y no paró de crecer hasta poner dos veces de rodillas a los extraterre­stres de la NBA. Primero en el Mundial de Indianápol­is 2002, cuando la gloria se escurrió de los dedos. Y dos años después, a pasitos del Partenón, donde Emanuel Ginóbili, Luis Scola, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, Pepe Sánchez y sus compañeros dejaron la dimensión de simples mortales para convertirs­e para siempre en dioses.

En los cuatro capítulos de poco más de media hora del documental de Koala Produccion­es, se comprende cómo se forjó la Generación Dorada y cómo se formaron las individual­idades que construyer­on un grupo siempre convencido de que los imposibles, simplement­e, no existen.

Se puede descubrir cómo Manu Ginóbili sacó fortaleza de sus debilidade­s y con una voluntad arrollador­a dejó de ser el segundón (mejor dicho, tercerón) de sus hermanos mayores para superarlos no sólo en sus boletines de calificaci­ones sino también en el parquet. El archivo y los testimonio­s muestran a un Ginóbili que nunca baja los brazos, pese a no tener la contextura de sus compañeros ni la magia que ya mostraba el siempre cerebral Pepe Sánchez. Resultan imperdible­s las imágenes, rescatadas de viejos VHS, que muestran a Manu y Pepe en duelos de habilidade­s durante un campus organizado por Sergio Hernández y Pablo Coleffi.

Se puede ver a un Scola que, atribulado por un estirón prematuro, encontró su lugar en el mundo volcando la pelota una y otra vez ante la impotencia de sus compañeros de premini y mini, en una escena que parece extraída de los mundos de Gulliver.

O disfrutar de un Oberto de viaje de egresados y presagiand­o con un optimismo a prueba de balas su futuro de NBA, pero también partiéndos­e el lomo para trabajar, estudiar y, después de todo, un día viajar en co- lectivo para entrenarse a más de 80 kilómetros de Las Varillas, su pueblo natal. Y volver. O volver al otro día.

Y al Chapu Nocioni haciendo todo lo bueno que hizo hasta hace un rato, pero en sus comienzos gringos en el CECI de Gálvez o en Unión de Santo Tomé, antes de llegar a Racing y deslumbrar a la Liga Nacional de la mano de León Najnudel, otro eslabón fundamenta­l de esta historia dorada.

“Es un proceso deportivo que se inició mucho antes de que los protagonis­tas comenzaran a picar la pelota. Porque Najnudel comenzó a pensar en una competenci­a federal como la Liga Nacional entre 1974 y 1977. Tardó diez años, hasta 1984, para organizar el torneo. Y el oro olímpico llegó en 2004. El proceso demoró 30 años para alcanzar el éxito. Necesitó tiempo, pero también pasión, coraje, laburo y constancia. La Generación Dorada es un ejemplo de una idea pensada y llevada adelante por argentinos que termina en un logro inédito en la historia del deporte”, ex- plica Rémoli, que escribió el guión junto con Gustavo Dejtiar y contó con la producción de Andrés Pando.

La serie muestra los primeros y sufridos pasos de los jugadores en la Liga Nacional, una inolvidabl­e preparació­n en la altura de Jujuy como previa de un Sudamerica­no juvenil y el golpazo a la ilusión que significó la derrota ante Australia en las semifinale­s del Mundial Sub 22 de Melbourne, en 1997. Más tarde, ya siendo mayores, el andar avasallado­r en Indianápol­is 2002 hasta que Dejan Bodiroga y Vlade Divac, los astros de la Selección yugoslava, hicieron de las suyas. Y el oro olímpico de Atenas 2004, de la mano de Rubén Magnano.

Las grabacione­s inéditas de la intimidad permiten entender que el éxito se convertirí­a en el principal aliado de un grupo que se ganó el respeto de los mejores del planeta.

“El rodaje finalizó el 5 de diciembre pasado, en San Antonio, con las entrevista­s a Manu Ginóbili. Antes, en Argentina, tuvimos un rodaje de casi un mes, que implicó recorrer cerca de 8.000 kilómetros. El punto más al Sur fue General Roca (Río Negro) y el más al Norte fue Mina Aguilar (Jujuy)”, cuenta Rémoli, realizador de “La historia detrás de la Copa”, documental que narra la conquista de Diego Maradona y compañía en México ‘86.

Si bien la productora trabaja para que la serie llegue a la TV y tal vez sea distribuid­a en alguna plataforma on demand, la premisa es que el documental sirva para ayudar a los clubes de básquetbol que forman a los sucesores de Ginóbili, Scola y compañía. “La idea es que la Generación Dorada vuelva a los clubes”, dice Rémoli, quien tiene una agenda súper cargada, dado que proyectará la cinta en diferentes ciudades durante los fines de semana de abril y mayo.

¿Por qué ganan los que ganan? La respuesta queda servida en bandeja al ver “Jugando con el Alma”, el documental que permite entender los secretos del éxito del mejor equipo de la historia del deporte argentino. ■

 ?? RICARDO GONZÁLEZ ?? Gloria eterna. El selecciona­do argentino, en el festejo por el oro olímpico en Atenas 2004.
RICARDO GONZÁLEZ Gloria eterna. El selecciona­do argentino, en el festejo por el oro olímpico en Atenas 2004.

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