“Convertir la Villa Olímpica de Soldati en una casa de descanso”
Hace unos meses, después de descubrir que existía un edificio para gente mayor (que no era un geriátrico) llamado Vidalinda, idea extraordinaria de la comunidad Israelita, donde los ancianos viven solos, pero cuando lo deseen pueden compartir lugares comunes para estar acompañados, como ser la biblioteca, confitería, gimnasio, talleres varios, juegos de salón, etc. Aunque mi residencia está en Bariloche, he visitado el edificio de la calle Vidal, de Belgrano, aunque es una sociedad sin fines de lucro, resulta muy oneroso para un jubilado, así que desistí de la idea.
El domingo pasado, en un programa de televisión, se tocó este tema y mostraron las instalaciones, entonces me surgió una idea. Según Clarín del jueves 16 de marzo, están en venta los departamento de Villa Olímpica de Villa Soldati, la sugerencia pueden ser dos: el Gobierno, por intermedio de PAMI o de la ANSeS o algún banco que quisiera invertir en beneficio de los jubilados, podría administrar alguno de estos edificios, que bien se puede convertir en un negocio rentable y a la vez dar trabajo, por ejemplo el jubilado pagaría un alquiler similar a las cuotas de venta. Y aunque es lamentable decirlo, como es la ley de la vida, cuando el anciano parta de este mundo el departamento volvería a ser alquilado. Otra de las de las ideas es que los jubilados pudiéramos comprar los departamentos cuya inscripción termina en estos días, con un ítems especial donde conste que a su fallecimiento volverían a manos del banco o de quienes se hagan cargo de esta idea medio descabellada, pero que daría felicidad a muchos que nos encontramos a la deriva en este, nuestro último tramo de la vida.
Estos edificios tienen espacios verdes, salones de recepción ideal para esta propuesta. Además, sería una fuente de trabajo poniendo en funcionamiento el restaurante, los talleres, las clases de yoga o gimnasia, que correría como expensas por parte del inquilino. Le propongo pensarlo para nuestra tranquilidad y la de todos aquellos que vengan detrás nuestro.
Lucía Perticaro luciapatricci@hotmail.com