Cuando la mentira es la verdad
Madame
Comedia dramática. Francia, 2017. 91’, ATP R y L. De: Amanda Sthers.
Con: Harvey Keitel, Toni Collette, Rossy de Palma. Salas: Village Recoleta, Artemultiplex, Belgrano. Típica comedia de enredos, pero que no por conocida no puede sacar sonrisas y alguna risita, Madame hace pie en las confusiones. El eje es cómo la mentira tiene repercusiones en unos y en otros personajes.
La base: una pareja de estadounidenses algo snobs y semidecadentes alquilan un caserón en París. Y Anne (Toni Collette) decide realizar una cena para reunir amigos e invitan algunos extranjeros. Son doce, hasta que se autoinvita Steven, hijo de su marido Bob (Harvey Keitel) de un matrimonio anterior. Y ante el escozor que le provoca que sean 13 sentados a la mesa, le pide a una de sus mucamas, María (Rossy de Palma) que se haga pasar por una amiga española.
Por supuesto que las recomendaciones de Anne a María –que no hable, que no beba, que pase desaperci- bida- no se cumplen ni por asomo, y como Steven le dice a otro invitado, David, un dealer de obras de arte, que María es una condesa, éste empieza a acercarse y termina enamorándose.
El engaño en una pareja (los affaires de Anne y Bob) es una cosa, muy distinta al que realiza María. La confusión generalizada es que María cree que David –que está por autenticar si el Caravaggio que tienen es obra del artista o es una falsificación- sabe cuál es su trabajo, y que él la ama igual.
Mejor directora de actores que dialoguista, Amanda Sthers deja que descansen en los hombros de sus intérpretes el peso de la película. Y hace bien. Es cierto que la australiana de Sexto sentido y la musa de Almodó- var están un escalón arriba que Keitel y el resto. Hay un duelo actoral que va más allá de la diferencia de clase social, la burguesa y la mucama.
Sin ser una comedia para destornillarse de la risa, Madame es un relato ameno, entretenido, que permite pasar una hora y media entre sonrisas. ■