Cuando el tiempo se acaba
En octubre, el grupo que elabora la ciencia sobre cambio climático (IPCC) informará sobre cuáles son las ventajas de limitar la suba de la temperatura a 1,5° C en lugar de 2° C (ambos objetivos de París) y cuáles son las posibilidades de alcanzarlo. Hasta ahora, la temperatura subió cerca de 1°C, y chau otoño. Imagínense otro grado más. Pronto nos daremos cuenta de que no queda mucho tiempo para seguir la fiesta fósil : el llamado “presupuesto de carbono” se agotará en poco más de una década. Para eso, todos los países (y el nuestro) deberán ponerse las pilas. El Reino Unido ya recogió el guante: su ministra del clima, Claire Perry, dijo que revisarían las metas para alcanzar emisiones cero en 2050. Bravo. Nueva Zelanda ya trazó ese escenario. Y Suecia lo adelantó a 2045. Esas son fuertes señales, que necesitamos captar aquí también. En la práctica, mucho tiene que ver con poner el pie en el acelerador de las renovables. La Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) advirtió que vamos lento: hay que multiplicarla por seis a nivel global para limitarnos a los 2° C. En Argentina, aunque este tipo de generación avanza, también se siguen construyendo plantas térmicas. YPF, por ejemplo, acaba de inaugurar dos, lo que significa que las tendremos operando por varias décadas. Justo cuando el tiempo se acaba.