Una carta por las obleas de discapacidad generó críticas
• Escribo por la carta “Muchos autos se aprovechan con el cartel de ‘Discapacitados’”, del lector Tomás Fernández Iramain.
Tengo un vecino cuyo vehículo tiene el emblema de discapacidad. Tanto él como su esposa son jóvenes de no más de 30 años, ambos profesionales. Pero la mayor de sus hijas tiene síndrome de Down y es ciega. Un conocido es un profesional de 38 años que también posee el emblema en su vehículo. El mayor de sus cuatro hijos es autista. Son casos que la ley contem- pla. Tengo más de 50, pero tengo el aspecto físico de una mujer de 35 años. Me cuido la piel, el pelo, ejercito mi cuerpo y uso vestimenta de calidad. Egresé de la UBA con promedio 9 y estudié en el Carlos Pellegrini. También hice cursos de posgrado en Europa y Estados Unidos. Es decir, que discapacidad mental no tengo. Si me viera bajar de mi vehículo, seguramente inferiría que entro en el grupo de que van caminando sin demostrar ninguna deficiencia física. Excepto que viera la cicatriz de 20 centímetros de mi pierna izquierda producto de un reemplazo de cadera y tocara los dos clavos que sobresalen en mi rodilla izquierda por otro reemplazo. La causa fue un accidente a causa de una vereda rota en Corrientes y Libertad.
No hubo ninguna guerra ni ataque de virus en el país, sino que el trámite para el reconocimiento médico de la discapacidad y el otorgamiento del certificado y el emblema para el auto se derivó a los municipios. Antes, incluso durante el kirchnerato, los habitantes de todo el país debían pedir un turno para junta médica que llegaba a demorar seis meses a la sede de la calle Ramsay, lo que desalentaba la gestión. Descentralizado el procedimiento, apa- reció la gente que por años no había sido reconocida como discapacitada y, en función de ello, otorgados los permisos y las excepciones fundados en la discriminación inversa que consagra la ley. María Isabel Di Biasi isabeldibiasi@gmail.com • Esta carta me llenó de indignación, pues muestra a las claras que algunas personas no están informadas sobre las discapacidades y sus derechos ni tampoco los aceptan. Un discapacitado no es sólo aquél que se moviliza con sillas de ruedas, bastones, muletas o se arrastra. Hay muchas enfermedades que producen discapacidad y esas personas se deben insertar, movilizar e integrarse a la sociedad con los mismos derechos que una persona sin discapacidad.
La posición de este señor que se ubica como evaluador de discapacidades, en función de lo que ve, deja mucho que desear. Para obtener un Certificado de Discapacidad deben pasarse muchas evaluaciones de peritos y juntas médicas, e incluso, en algunos casos, intervienen jueces para su otorgamiento.
Si observa proliferación de obleas en autos, bienvenido sea, pues eso quiere decir que esas personas están trabajando en esa zona, que las empresas les están permitiendo ganar su sustento, integrarse a la sociedad, ser útil para los demás y para sí mismo. Si ve una persona que se baja de un auto con oblea de discapacitado, y camina en forma normal, piense que puede ser la persona que asista al discapacitado, que es quien conduce el auto para que el discapacitado pueda movilizarse. Referido a la discapacidad mental del último párrafo de la carta, creo que ser retrógrado, demuestra de por sí tener alguna enfermedad. Omar Achear omarachear@gmail.com • Acabo de leer la carta “Muchos autos se aprovechan con el cartel de Discapacitados”, del lector Fernández Iramain. Usted dice: “Muchos de los conductores de esos autos, estacionan y se van caminando sin demostrar ningún tipo de deficiencia”. Está completamente equivocado. Desgraciadamente, mi esposo tiene una deficiencia severa y a pesar de eso “se baja del auto y se va caminando”. Mi esposo tiene una discapacidad auditiva severa (y está obligado a usar audífonos). Esta discapacidad está contemplada por el Gobierno de la Ciudad para otorgar un Certificado de Discapacidad. Ojalá mi esposo no tuviera que llevar pegado en el parabrisas el cartel que lo identifica como discapacitado.
Por lo tanto, le pido que antes de enviar este tipo de comentario se asesore como corresponde. María del Carmen García de Gutiérrez maricar1999@hotmail.com