Marcelo Odebrecht
Antes de cumplir los 50, Marcelo Odebrecht dirigió la mayor constructora de América Latina. Fue el responsable de obras en todo el mundo, desde el estadio del equipo de baloncesto Miami Heat hasta usinas hidroeléctricas en Angola. Repartió sobornos, formó parte de un cartel de constructoras para repartirse licitaciones. Fue acusado, juzgado y condenado a 19 años prisión. Habló, delató y reveló. Y al cumplir los 49, terminó bajo prisión domiciliaria en su mansión paulista, rodeado del “amor” de su familia. Marcelo Odebrecht es nieto del fundador y tercera generación de presidentes del grupo constructor Odebrecht que formó un conglomerado con actividades en otros sectores, como ingeniería, agricultura y petroquímica. Casado con Isabela y padre de tres hijas, Odebrecht cayó en desgracia el 19 de junio de 2015, cuando fue detenido, acusado de pagar sobornos a decenas de políticos de todas las tendencias para obtener contratos en la estatal Petrobras. Se abría un escándalo, estallaba un terremoto y el reino que había ayudado a crecer tan agresivamente se derrumbaba bajo sus pies. Privado de la libertad decidió “hablar” para evitar pasar el resto de sus años en una prisión. Accedió a la delación premiada y confesó el pago de sobornos en doce países por más de 700 millones de dólares. Fue quien en su declaración habló de Argentina y coimas por 35 millones de dólares. En total, 77 ejecutivos y ex ejecutivos firmaron un acuerdo de delación premiada y relataron en detalle los engranajes de la corrupción. Se supo así que en el seno de la firma Odebrecht existía un departamento dedicado exclusivamente a mover el dinero ilegal. Según lo confesado en Estados Unidos, la constructora brasileña pagó entre 2007 y 2014 un total de 35 millones de dólares a intermediarios para sobornar a funcionarios públicos argentinos. “Varios de esos pagos estaban vinculados, al menos, con tres de los proyectos de infraestructura de los que Odebrecht obtuvo ganancias por U$S 278 millones años 2011 y 2014”, remarcó el juez federal Marcelo Martínez Di Giorgi en su resolución.