Los números de Armani hacen ilusionar a River con otra Copa
No le marcaron en la mitad de los partidos que lleva con el equipo. Gallardo solucionó así la salida de Barovero.
Nery Pumpido, Germán Burgos y Marcelo Barovero grabaron sus nombres en la las páginas más gloriosas de River. Al margen de sus grandes actuaciones defendiendo el arco millonario, hay algo que los une e identifica: fueron los arqueros de las tres Copas Libertadores que hay en las vitrinas de Udaondo y Figueroa Alcorta. En el recorrido de cada de una de esas conquistas, tanto Pumpido (1986), Burgos (1996) y Barovero (2015) aparecieron en momentos determinantes para asegurar la valla. Hoy River volvió a tener un arquero gana-partidos, de esos que pueden ser fundamentales para los grandes logros. Con Franco Armani, la ilusión por alzar el trofeo continental más importante de América se sustenta desde el arco.
Los números de Armani así lo demuestran. Desde su llegada, River recibió nueve goles en 14 partidos, es decir bastante menos de uno (0,64) por encuentro. Hasta el momento bajó considerablemente el promedio de 2017. El año pasado, el equipo de Gallardo recibió 52 goles en 47 juegos, poco más de uno por partido. Pasaron tres arqueros: Augusto Batalla (hoy en Atlético Tucumán), Germán Lux y Enrique Bologna (ambos suplentes de Armani). Ninguno pudo afianzarse. Es más: de esos 47 encuentros, en apenas 14 River sostuvo la valla en cero (30%). Armani elevó esa cifra. De los 14 partidos que tiene en el arco de River, sostuvo el cero en siete (50%). Y de esos 14 partidos, River ganó ocho, empató cuatro y perdió dos. Además, el casildense de 31 años lleva 440 minutos con la valla invicta y buscará romper récords. Ya sabe hacerlo: en 2013 lo consiguió con Atlético Nacional al llegar a 1.046 minutos sin que le conviertan goles.
Lanús, Godoy Cruz (dos veces), Vélez, Flamengo (también dos veces), Chacarita, Belgrano y Defensa y Justicia fueron los equipos que pudieron marcarle. Olimpo, Patronato, Boca, Independiente Santa Fe de Bogotá, Racing, Rosario Central y Emelec se quedaron con las ganas. “Trabajo por el equipo y, más allá de que sufrimos un poco contra Emelec, se pudo conseguir tres puntos importantes que es lo que buscamos. El equipo está bien y para mantener el cero es vital el buen nivel defensivo que venimos teniendo”, expresó Armani antes de dejar Guayaquil y emprender el regreso.
¿Cuántas veces se dijo que para ganar una Copa Libertadores un equipo debe tener un gran arquero, que gane partidos por sí solo? Muchas. Y Armani, con el correr de los encuentros, se está transformando en ese tipo de guardameta. En River lo saben bien. Cada vez que el equipo de Núñez ganó la Libertadores, tuvo un gran respaldo bajo los tres palos. En 1986, Nery Pumpido (que además fue campeón mundial con la Selección), tuvo una destacada actuación en la primera Copa que se levantó en Núñez. Aún se recuerdan sus voladas y atajadas en el 0-0 ante Argentinos (desempate del grupo semifinal) que depositó al conjunto del Bambino Veira en la final que luego le ganó al América de Cali. En esa Copa River recibió ocho goles en 13 encuentros.
Diez años después, Germán Burgos se erigió en estandarte del arco en el equipo campeón de América que tenía como entrenador a Ramón Díaz y a Enzo Francescoli como figura excluyente en la cancha. El Mono apareció en un momento decisivo: atajó un penal (a James Cardona) en la final de ida en Cali. River cayó 1-0 pero después lo dio vuelta, 2-0 en el Monumental, y gritó campeón.
A Marcelo Barovero se lo recordará eternamente por el penal que le atajó a Gigliotti en la semifinal de vuelta ante Boca de la Sudamericana 2014 que River terminó ganando pero también fue vital en la Libertadores 2015 que el equipo del Muñeco conquistó. Una prueba de ello fueron sus atajadas en la final de ida contra Tigres en Monterrey cuando el equipo mexicano acechaba. En esa Copa a River le hicieron nueve goles en 14 encuentros. Y en la segunda fase, mano a mano, dos tantos en ocho encuentros.
A Armani por el momento le hicieron dos goles en tres partidos de Libertadores. En dos (Santa Fe y Emelec) sostuvo la valla invicta. De a poco se va transformando en ese arquero necesario para ganar una Copa y se instala como candidato a ocupar el arco argentino en Rusiaw