Clarín

Ariel Filloy, el cordobés que sueña con jugar el Mundial de 2019 para Italia

Hijo de Germán, cuádruple campeón de la Liga Nacional con Atenas, fue campeón italiano con Venezia y está afianzado en el selecciona­do de ese país desde el Eurobasket del año pasado.

- Juan Martín Prezzoli jprezzoli@clarin.com

Ariel tenía 15 años y era un joven lleno de sueños en el básquetbol cuando jugaba en el Hindú Club cordobés. Un esguince de tobillo, de esos que los deportista­s cuentan de a decenas, le impidió en 2002 ir con Argentina el Sudamerica­no de su categoría. Hubiese sido un hecho aislado, sin dudas, a no ser porque quince años después, las vueltas de la vida llevarían a Ariel Filloy a debutar en la Selección de Italia.

Hijo de Germán, histórico jugador de Atenas de Córdoba y de la Selección, Ariel es el tercero de cuatro hermanos (Pablo, Demián y Juan) y fue convocado en septiembre para participar del Eurobasket, donde tuvo un gran desempeño. “Llegamos a cuartos de final y perdimos con Serbia, que tiene un equipazo. Hicimos un muy buen papel. Individual­mente, siento que jugué muy bien”, relata el base desde Avellino.

“En Argentina no jugué nunca y mi posición en la Selección siempre estuvo bien cubierta, porque hay jugadores muy consolidad­os base o escolta. Tuve una carrera muy rara: mi explosión se dio de forma tardía, porque llegué a los 30 a la Selección italiana. Por todas estas cosas es que nunca consideré poder llegar a la Selección argentina”, se sincera Ariel.

-¿Cómo recibiste la citación de Italia? -Estaba terminando la temporada pasada y venía jugando muy bien. Entonces se empezó a comentar que yo podía ser convocado. Pero pre-

ferí no darle mucha bola. ¿Cómo me iban a llamar a mí, un extranjero, y con treinta años? Pensé que segurament­e seguirían los que venían hace años trabajando juntos. Me fui a la Argentina y estando allá me llamó mi hermano Pablo. Me dijo que lo habían llamado para que fuera a entrenarme con la Preselecci­ón. Fui porque me pareció que sería una gran experienci­a. Anduve bien y al entrenador Messina (Ettore, asistente de Gregg Popovich en San Antonio Spurs) le gustaba como jugaba. Quería quedar en el plantel y al final quedé.

La actuación de Filloy en el Eurobasket fue asombrosa para propios y ajenos. Es que el perimetral llegó como un tapado y terminó con unos números mejores de los que se esperaba de él: jugó siete partidos y promedió 9,3 puntos, 2 rebotes y 2 asistencia­s en 19 minutos. Tuvo buena efectivida­d en tiros de campo (49%) y en triples (42%). Ah, y usó la “5”, la de Emanuel Ginóbili, por si alguno quiere especular.

Pero Messina ya no está al frente del equipo. Dejó el puesto luego del Eurobasket y ahora el conductor es Romeo Sacchetti. “El nuevo entrenador me convocó a los cuatro partidos clasificat­orios que tuvimos”, relata Ariel.

Italia ganó esos cuatro duelos contra Rumania (2 veces), Croacia y Holanda, por el Grupo D de las Eliminator­ias europeas hacia el Mundial de China 2019. Y el cordobés Filloy promedió 4 puntos, 5 asistencia­s, 2,25 rebotes y 1,75 robos en 18 minutos. Lidera a Italia en asistencia­s y en robos, como para que no queden dudas de que es un base argentino. Además, mantiene una precisión de 45 por ciento en triples.

-¿Soñás con jugar el Mundial? -Me veo bien y con posibilida­des, pero primero hay que clasificar­se y después se verá. Las Eliminator­ias se juegan durante la temporada y eso genera que muchas veces falten jugadores. Si me tengo que arriesgar, diría que hoy estoy adentro. Pero falta muchísimo. Veremos más adelante qué pasa. Ojalá se dé la clasificac­ión a China y poder ir al Mundial. -En la Selección arrancabas desde el banco, pero enseguida entrabas. ¿Es verdad que es distinto, aunque saltes a la cancha enseguida? -Cambia arrancar desde el banco. Entrás más agresivo, porque tratás de aportar enseguida. Tenés la posibilida­d de ver desde afuera qué es lo que le falta al equipo, lo que se está haciendo bien y lo que se está haciendo mal. Hay jugadores que como titulares se sienten raros. Yo he tomado como un rol entrar desde el banco.

-Ginóbili ha hecho escuela en ser un suplente - que salta a la cancha...

-¡No! No me compares con Manu, por favor. Ginóbili es un jugador de otro nivel, otra cosa, un monstruo. Es muy picante. A Manu lo veo para ver cómo juega. Nada más. Más allá de la similitud por la posición y por arrancar desde el banco, no me compararía jamás con él. -¿Cantás el Himno cuando jugás para Italia?

-No. Por ninguna razón en especial, pero nunca me surgió. Simplement­e me quedo en silencio. Ojo que las veces que salí campeón tampoco saqué la bandera argentina en el festejo. Ahora, si salgo campeón con Avellino, celebraré con las dos banderas. Lo prometo.

Claro que todo tiene un comienzo. Y en esta

historia hay que remontarse a 2001. “Pablo y Demián, mis hermanos mayores, se vinieron jugar a Cerdeña cuando Argentina entró en crisis. Y con ellos nos vinimos todos, incluso mis viejos. Yo no vine a jugar, pero me puse a entrenar y cuando se dio la chance, arranqué a jugar profesiona­lmente”, le cuenta Filloy a Clarín. -¿Coincidist­e con alguno o algunos de tus tres hermanos en algún club de Italia?

-Con Demián jugué en Rimini, en Segunda, entre 2005 y 2006. Con Juan jugamos juntos cuando éramos chicos en la C2, que sería la cuarta categoría en Italia. Con Pablo no me tocó compartir plantel, pero hoy él es mi representa­nte. Me veo mucho con él y con Demián, que estaba en Roma, aunque ahora se volvió a la Argentina, donde Juan regresó hace mucho. -Jugaste toda tu carrera en Italia. ¿Nunca quisiste cambiar de liga y competir en otro país?

No se me presentaro­n muchos momentos para cambiar y nunca le pedí a mi representa­nte que mirara qué posibilida­des podía tener en otros países. Yo juego como italiano acá y eso me da una ventaja para conseguir equipo. Tal vez podría darse ahora, porque vengo jugando muchas copas internacio­nales en los últimos años: con Reggio Emilia primero, luego con Venezia y ahora con Avellino, además de estar en la Selección. No lo descarto.

Filloy tuvo la chance de jugar al básquetbol en otro nivel, más allá de que siempre fuera en Italia. Fue en 2011, cuando pasó por Olimpia Milano, más conocido como el EA7 Emporio Armani Milano, el gigante del país, donde actualment­e milita el argentino Bruno Cerella. “Cuando me fichó Olimpia, enseguida me mandaron a préstamo. Cuando volví, comí banco, pero fue una experienci­a inmensa -admite-. Olimpia es el único equipo italiano que juega en la poderosa Euroliga. El equipo tiene cerca de 10 millones de euros de presupuest­o. Tiene otro nivel; es todo un circo”. -Jugaste en muchos equipos en Italia. ¿Hay algún lugar que sientas más tuyo?

-Donde más estuve fue en Rimini y en Pistoia, que son las ciudades donde quedé con más amigos. Pistoia puede que sea mi lugar: es una ciudad chiquita pero tiene todo. Avellino es chico: queda entre montañas y estamos entre Nápoles y la costa amalfitana. Es tranquilo; el problema es que llueve mucho.

Jugar para equipos de poblados pequeños le hace sentir el cariño de los italianos, tan propensos como los argentinos a demostrar afecto. “La gente me reconoce en la calle y en el bar. Avellino tiene una cancha bastante grande, lo mismo que Pistoia. En los pueblos chicos la gen-

te te toma cariño rápido. Siguen mucho al básquetbol”, detalla el cordobés. -¿Qué te gusta hacer?

- Cuando no están mis hermanos, vivo solo, así que con los del equipo nos juntamos mucho a comer, sobre todo con los italianos. Me compré una parrillita para hacer asado y los invito, porque a los tanos les gusta mucho la carne. Acá se come la costeleta bien alta. Esta temporada se hizo bastante pesada de partidos, pero cuando hay tiempo libre me voy a Salerno con amigos. Ahí empieza la costa amalfitana. Y como estamos cerca de Nápoles, con mis compañeros de Avellino fuimos a ver a Napoli contra la Sampdoria hace un tiempo.

Filloy era chico cuando dejó Argentina, pero el acento cordobés no le permite ocultar su nacionalid­ad. Eso sí, algunas costumbres italianas se le pegaron, sobre todo una. “A media mañana voy a tomar café al bar. Me pido uno bien cortito y fuerte. Es casi un sorbo. Lo hacen mucho los italianos”, describe el perimetral, campeón de la Serie A en 2017 con Reyer Venezia. -¿Hay posibilida­des de verte en la Liga Nacional en el futuro?

-Espero tener unos años más de carrera. No sé si voy a volver a la Argentina, pero esa siempre había sido mi idea. En 2014 me lo había planteado en serio. Me dije: “Aguanto un año más y me

vuelvo”. Después vino el año pasado, que fue muy positivo, y ahora estoy en la Selección de Italia. Fueron distintas razones las que taparon la chance. Hoy pienso que si vuelvo, capaz que no se da como espero. Lo que tengo claro es que no quiero volver a Argentina a dar lástima.

Nunca me surgió cantar el Himno italiano ni tampoco saqué los colores argentinos cuando fui campeón. Pero si me consagro con Avellino, festejaré con las dos banderas”.

 ??  ?? Con los pibes. Matías Córdoba, con hinchas del Barito Putera de Indonesia. “Cada país me enriqueció cultural y deportivam­ente”, dice.
En acción con la “Azzurra”. Ariel Filloy jugó para Italia los cuatro partidos que se llevan disputados por el Grupo D...
Con los pibes. Matías Córdoba, con hinchas del Barito Putera de Indonesia. “Cada país me enriqueció cultural y deportivam­ente”, dice. En acción con la “Azzurra”. Ariel Filloy jugó para Italia los cuatro partidos que se llevan disputados por el Grupo D...
 ??  ?? Hermanos. Ariel y Juan Filloy levantan la copa ganada por el Venezia en la Liga de Italia.
Hermanos. Ariel y Juan Filloy levantan la copa ganada por el Venezia en la Liga de Italia.
 ??  ?? Los Filloy. Ariel (centro), con papá Germán, mamá Mónica, su hermano Pablo y familia.
Los Filloy. Ariel (centro), con papá Germán, mamá Mónica, su hermano Pablo y familia.
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Plasticida­d. En el Eurobasket de 2017, Ariel debutó para Italia y fue una revelación.

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