Clarín

Pese a bajar el tono de la disputa, en el Gobierno hay molestia con el radicalism­o

“Esto no se puede volver a repetir”, evaluó un funcionari­o sobre la interna de Cambiemos de la última semana.

- Guido Carelli Lynch gcarelli@clarin.com

La inauguraci­ón de la estatua de Raúl Alfonsín y el acto de la juventud de Cambiemos, sirvieron a los socios de la coalición oficialist­a para enviar un mensaje de unidad en la semana en la que la discordia -por los cuestionam­ientos a los aumentos de tarifasent­re los aliados alcanzó su máximo clímax desde la asunción de Mauricio Macri. Sin embargo, más allá de los gestos, en el ala política del Gobierno -del PRO- primaba cierto malestar, mezclado con una cuota de alivio. “Salió todo bien, pero tenemos claro que esto no se puede volver a repetir. Es muy peligroso”, reflexiona­ba un ministro sobre la estrategia de potenciar las críticas de la oposición con la de los propios aliados.

En rigor, las molestias se concentran más en los socios radicales que en la Coalición Cívica. Elisa Carrió volvió a demostrar en 2017 la potencia de su caudal electoral, un arma que no ostentan todos los radicales. En Balcarce 50 no apuntan a todos los referentes de la UCR. Gerardo Morales, por ejemplo, sigue entre los preferidos del Presidente. “Es el más peronista de todos”, razonaba un funcionari­o sobre el apoyo cerrado del gobernador jujeño a la gestión.

En el Gobierno hace tiempo que tomaron nota que el presidente de la UCR Alfredo Cornejo no es igual a su antecesor en el partido, José Corral. El gobernador de Mendoza no solo fue uno de los más férreos críticos del ministro de Energía Juan José Aranguren, al que cuestionó por su “nula articulaci­ón política”. También recordó que la UCR no pretende ser un mero acompañant­e en Cambiemos y en el Ejecutivo.

Aunque nadie lo dirá ante un micrófono, los reiterados cuestionam­ientos sobre la participac­ión radical empiezan a colmar la paciencia de algunos de los negociador­es macristas. “Tienen ministerio­s, cargos: ¿qué pretenden? ¿Acaso ellos nos consultan antes de tomar una decisión en sus provincias? ¿Cuántos ministros del PRO tienen en sus gabinetes?”, se preguntaba­n.

Pero nada produce más enojo en la Casa Rosada que el doble discurso de los dirigentes que negocian con calma dentro de los despachos y declaran con vehemencia afuera.

“Macri aplicará las propuestas de Cornejo para mitigar los aumentos en la tarifa del gas” fue, por ejemplo, el título de la gacetilla oficial que distribuyó el gobierno mendocino, luego de que el Presidente y el jefe de Gabi- nete recibieran al mandatario provincial en la Casa de Gobierno. A algunos incluso no les faltan ganas de exponer algunos de los problemas que aquejan al gobernador en su distrito. Si no lo hacen, ante todo, es porque el Gobierno no necesita más problemas en el frente interno.

Otro de los nexos con el radicalism­o prefiere bajar la tensión. “Lo que hace Alfredo (Cornejo) tiene que ver más con un posicionam­iento interno dentro de la UCR que con una queja hacia nosotros”, interpreta.

Las reuniones entre los socios, que en 2017 eran almuerzos semanales, por ahora son mensuales. El próximo encuentro será el 7 de mayo en Cór- doba, un distrito que Cambiemos quiere gobernar a partir de 2019 pero que también provoca rispideces para elegir al candidato. Cada facción debe por ahora resolver sus propias internas. El siguiente encuentro será en una provincia con idéntica problemáti­ca: Santa Fe.

A Carrió, en cambio, no solo la blinda su relación directa con Macri y su fuego mediático. Su relación con Marcos Peña atraviesa su mejor momento. Cuentan que para consolidar una vínculo en el que primaba la desconfian­za resultó clave el ingreso a la Jefatura de Gabinete Fernando Sánchez, uno de los hijos dilecots de la Jefe de la Coalición Cívica. ■

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Olivos. El presidente Mauricio Macri con la cúpula radical, cuando no había grandes discrepánc­ias.

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