Un sacerdote afirmó que el obispo de Paraná admitió los abusos de Ilarraz
Leandro Bonnin dijo que en 2012 monseñor Puiggari reconoció los hechos en una reunión con más de 90 curas.
Un escrito de un grupo de sacerdotes a las autoridades eclesiásticas que advirtió en 2010 sobre los abusos que habían sucedido en el Seminario de Paraná. La ratificación de una reunión entre los máximos representantes de la iglesia entrerriana y más de 90 curas en 2012 en la que se habrían reconocido los hechos. Un pedido de detención por falso testimonio a un cura. Y un sacerdote, hermano de una víctima denunciante, que dijo que no vio ninguna conducta extraña de Ilarraz en aquellos años durante su paso por el Seminario. Todo esto formó parte de la extendida jornada de ayer en el juicio por abuso sexual contra el sacerdote Justo José Ilarraz.
El primero en pasar por la sala 2 de los tribunales paranaenses fue el cura Leandro Bonnin, actualmente en Roque Sanz Peña, Chaco. Bonnin fue uno de los sacerdotes que impulsó la investigación, dando a conocer los casos a las autoridades eclesiásticas. En el juicio dijo que redactó en 2010 la carta en la que con otros curas describían que veían con “preocupación los casos de abuso a menores cometidos por sacerdotes confiados a su ministerio (...) como el caso del P. Justo José Ilarraz”. Fue enviada al entonces Obispo Mario Maulión.” El silencio de las autoridades eclesiásticas puede ser interpretado por nuestra feligresía como un acto de encubrimiento”, indica el mismo escrito.
En su declaración manifestó que en 2012, en una reunión en el Centro Mariápolis de Paraná, Monseñor Juan Puiggari reconoció los abusos ante más de 90 sacerdotes. Además, dijo que un “ex sacerdote le admitió a él que ‘en el Seminario le cagaron la vida’”. Esta persona será citada para que comparezca en el juicio como un psicólogo que -según el Padre Bonnin- brindó asistencia a víctimas.
Otro de los impulsores, el padre Leonardo Tovar, actualmente sacerdote de San José del Talar (Agronomía), fue más allá tras su declaración judicial. “Sé que Ilarraz va a ser con- denado y que los que lo encubrieron también. Los que queremos una Iglesia distinta hoy vinimos a dar la cara”, concluyó.
Luego, David Hergenreder, uno de los cinco curas que prestó declaración a pedido de la querella, quedó envuelto en una polémica, pues en medio de su testimonio se solicitó su detención por “falso testimonio”.
“Cometió enormes contradicciones, con muchas fisuras en su declaración”, le dijo a Clarín Marcos Rodríguez Allende, uno de los abogados querellantes. Hengenreder se desdijo de la declaración realizada en la etapa de instrucción. Allí había mencionado haber tenido conocimiento de la denuncia de una víctima en 1995 pero ayer manifestó que se enteró en 2010. Y ante la advertencia de los fiscales, reconoció que no se acordaba y que cambiaba lo dicho en la anterior etapa y dejaba por sentado esta. El Tribunal dispuso resolver sobre esta cuestión en la sentencia.
Otro de los que declaró fue Diego Ariel Rausch, hermano de una de las 7 víctimas que denunció por abuso a Ilarraz. Rausch es sacerdote y ex seminarista contemporáneo, incluso, a aquellos que denunciaron abusos en el Semanario de Paraná entre 1985 y 1993. Toda esa condición hizo de su presencia en los Tribunales de Paraná un momento especial, aunque sus respuestas en la audiencia se limitaron a una palabra que repitió una y otra vez: desconozco. “Fue un testimonio significativo para la defensa”, coincidieron los querellantes.
Clarín pudo conocer que durante su presentación dijo tener conocimiento -porque su hermano se lo había dicho- del caso pero nada más, “el nunca vio ni escuchó nada”, señalaron fuentes que participan del juicio.
Entre las víctimas no había muchas expectativas de las víctimas con respecto a esta declaración. “Ilarraz llevó a Europa a Diego e hizo otros viajes con él por todo el país. Era de esperar que lo defienda”, contó a Clarín uno de los denunciantes. Sobre los viajes, Rausch reconoció que fueron pagados por Ilarraz. ■