Colón, un canto a la efectividad

Efectividad. En esa palabra se puede resumir lo que fue el partido de este Colón de Eduardo Domínguez ayer en Santa Fe. Venció a Patronato por 4-0 y se metió en zona de Copa Sudamericana, a tres fechas del final y con un partido menos. Javier Correa, en la primera etapa, materializó todas las intenciones sabaleras. Hizo dos goles bien de goleador, de pescador, en dos pelotas detenidas y aprovechando siestas defensivas del equipo paranaense.

Futbolísticamente lo que hizo el local fue ceder tenencia de la pelota y jugar de contra con la ventaja inicial, allá por los 7 minutos de iniciado el encuentro, tras la falla de Fritzler y el acierto de Correa. En cambio, Patronato se dedicó a llenar de centros el área rojinegra. Metió a Balboa y Ribas allí pero los centrales tuvieron una actuación firme (muy bien Ortiz y especialmente Olivera, quien hacía mucho tiempo que no jugaba, reemplazó a Conti y no se notó la ausencia de este último). En cambio, los que ganaron en el área ajena fueron los locales y tras una serie de carambolas, Correa aumentó.

Domínguez preparó un partido cerrado, como lo había anticipado, pero todo duró hasta el primer gol, que abrió el juego. La visita, algo desbocada, le regaló mucho espacios al Sabalero y se destacaron algunos jugadores inspirados como Estigarribia, al margen de Correa, Alan Ruiz y Javier Toledo que hicieron los goles.

En el segundo tiempo Colón tuvo muchos espacios. Es cierto que no brilló por su juego, por desmarque, pero fue muy efectivo. Además, encontró muchas libertades y quedaron en evidencia en el tercer gol, de Ruiz, y en el cuarto, de Toledo.

Para destacar, además de la goleada, el repudio generalizado por parte de la hinchada genuina de Colón hacia los que se ubican en la popular Norte, los barras que arrojaron bombas en el partido ante Vélez y que obligaron a la suspensión a los 22 minutos del primer tiempo (continuará a puertas cerradas en fecha a determinar). En este regreso al Cementerio de los Elefantes, hubo cánticos e insulto para los barras, incluso por momento la gente tapó con sus gritos al grueso de la barra. ■