Un bohemio en el aire
El periodista cumple una década al frente de “Plumas, bikinis y tango”, en La 2x4, los domingos de 11 a 14.
En La 2x4, Rómulo Berruti está por cumplir diez años al frente de Plumas, bikinis y tango, un programa en el que no sólo se pasa música: también se habla de cine, teatro y literatura. “Me hace muy feliz”, confiesa Rómulo, mientras almuerza un bife de pollo con ensalada en Pepito. “Yo siempre estuve relacionado con el tango: me pasé la vida en los boliches hasta las cinco de la mañana”, agrega, con cierta nostalgia.
-¿Por qué se llama así el programa? -Porque al tango se lo vincula con el cine de los años ‘40, pero en realidad, en los ‘20, ya se lo cantaba en el teatro de revistas: allí lo estrenaban grandes cancionistas como Libertad Lamarque, Tita Merello, la Negra Bozán, Rosita Quiroga o Ada Falcón...
Como él mismo lo relata, Berruti se crió “en los camarines del Maipo”. Uno de sus tíos, Alejandro Berruti, era un hombre “del mundo del teatro”. Y fue quien lo conectó con los escenarios. Así, a la hora de elegir “plumas y bikinis impactantes”, el periodista no duda: “Nélida Roca era el clásico hembrón argentino... Y Nélida Lobato era una profesional increíble. Por ellas dos, una vez publiqué en Clarín un artículo que se titulaba: ‘La revista tiene un sólo nombre: Nélida’”. -¿Cuál sería hoy la vedette de esas características?
-No hay ninguna. En algún momento podría haber sido Moria Casán... Pero prefirió tomar otros rumbos. Ahora, en general, las mujeres son audaces, pero no saben seguirles la letra a los actores cómicos. Está todo muy sexualizado. Y los chistes son muy groseros. En los tiempos de Nélida Lobato o Nélida Roca, además, se armaban cuadros con plumas de avestruz que costaban una fortuna.
Rómulo tiene 80 años y lleva 60 en los medios. “¿Mi secreto para mantenerme? Creo que me doy cuenta en qué momento empiezo a aburrir. Entonces, cambio. Si el invitado a mi programa es un plomo, hablo yo... Es más: hago de todo... Hasta puedo llegar a hacer imitaciones de algunos cantantes de tango”. -¿Quién es el que mejor le sale? -Alberto Castillo. O Carlos Dante, un cantante del viejo tango, el de los grandes monstruos, el del Glostora Tango Club, el preferido del público.
El tango que más le gusta -confiesa Rómulo- es Cambalache, de Enrique Santos Discépolo. “La letra es extraordinaria”, argumenta. “Y también me gusta mucho Ave de paso, de Charlo. Hay muchos grandes tangos... Sur, de Homero Manzi. Manzi es un acuarelista, un pintor del barrio. Es como si estuvieras viendo lo que se canta. -¿Usted sabe bailar tango?
-No, no tengo condiciones para bailar. En una época yo desayunaba en el bar Filippo, en Callao y Santa Fe. Allí, también, siempre estaba Mayoral, que en esa misma zona daba clases de tango junto a su mujer, Elsa María. Entonces, Mayoral me vio y me preguntó por qué no me animaba a tomar clases de tango. Empecé a ir a bailar pero duré poco. Una de las alumnas le dijo a Mayoral que no quería bailar conmigo porque yo era muy malo y entonces no fui más (se ríe).
Berruti, al margen de su labor como crítico de cine en varios diarios, se hizo famoso en 1983, al conducir, junto a Carlos Morelli, Función privada. Su película preferida -señala- es Amarcord, el clásico de Fellini, cuya música no casualmente pasó a ser la cortin de Función... “Amarcord es una película que podés ver diez veces y siempre te vas a enganchar”, dice. Del cine argentino, Rómulo valora La tregua, Tiempo de revancha y la trilogía de Desanzo (Juan Carlos): El desquite, En retirada y La búsqueda.
-¿Lo confunden con Morelli?
-No. La gente sabe quién es Morelli y quién es Berruti.
-”Función privada” se emitía los sábados a la noche, pero se grababa de durante la semana a las ocho de la mañana. ¿Qué tomaban en la presentación, whisky o té?
-Whisky, pero apenitas... Muchos creían que le dábamos toda la película. No, lo hacíamos sólo para los copetes de apertura y de cierre... Nada más. En todo caso, los que se mamaban mientras miraban la película, en sus casas, eran los espectadores. Función... fue un gran programa. Lo hicimos hasta 1998, primero en ATC y los últimos cuatro años en Space.
-Por estos días, en los que se consume mucho cine por cable o por Netflix, ¿se vería un programa como “Función privada”?
-Bien hecho, sí. Si volviéramos con Morelli sería un éxito. Los comentarios sobre las películas, el bar...
-En su carrera hizo de todo. ¿A qué personaje le gustaría entrevistar? -Me gusta mucho el ajedrez. Lo juego a la noche por Internet, con cualquiera que aparezca. Por eso digo que, si estuviera vivo, me gustaría poder entrevistar a Bobby Fischer. ■