Clarín

Un bohemio en el aire

El periodista cumple una década al frente de “Plumas, bikinis y tango”, en La 2x4, los domingos de 11 a 14.

- Federico Ladrón de Guevara flguevara@clarin.com

En La 2x4, Rómulo Berruti está por cumplir diez años al frente de Plumas, bikinis y tango, un programa en el que no sólo se pasa música: también se habla de cine, teatro y literatura. “Me hace muy feliz”, confiesa Rómulo, mientras almuerza un bife de pollo con ensalada en Pepito. “Yo siempre estuve relacionad­o con el tango: me pasé la vida en los boliches hasta las cinco de la mañana”, agrega, con cierta nostalgia.

-¿Por qué se llama así el programa? -Porque al tango se lo vincula con el cine de los años ‘40, pero en realidad, en los ‘20, ya se lo cantaba en el teatro de revistas: allí lo estrenaban grandes cancionist­as como Libertad Lamarque, Tita Merello, la Negra Bozán, Rosita Quiroga o Ada Falcón...

Como él mismo lo relata, Berruti se crió “en los camarines del Maipo”. Uno de sus tíos, Alejandro Berruti, era un hombre “del mundo del teatro”. Y fue quien lo conectó con los escenarios. Así, a la hora de elegir “plumas y bikinis impactante­s”, el periodista no duda: “Nélida Roca era el clásico hembrón argentino... Y Nélida Lobato era una profesiona­l increíble. Por ellas dos, una vez publiqué en Clarín un artículo que se titulaba: ‘La revista tiene un sólo nombre: Nélida’”. -¿Cuál sería hoy la vedette de esas caracterís­ticas?

-No hay ninguna. En algún momento podría haber sido Moria Casán... Pero prefirió tomar otros rumbos. Ahora, en general, las mujeres son audaces, pero no saben seguirles la letra a los actores cómicos. Está todo muy sexualizad­o. Y los chistes son muy groseros. En los tiempos de Nélida Lobato o Nélida Roca, además, se armaban cuadros con plumas de avestruz que costaban una fortuna.

Rómulo tiene 80 años y lleva 60 en los medios. “¿Mi secreto para mantenerme? Creo que me doy cuenta en qué momento empiezo a aburrir. Entonces, cambio. Si el invitado a mi programa es un plomo, hablo yo... Es más: hago de todo... Hasta puedo llegar a hacer imitacione­s de algunos cantantes de tango”. -¿Quién es el que mejor le sale? -Alberto Castillo. O Carlos Dante, un cantante del viejo tango, el de los grandes monstruos, el del Glostora Tango Club, el preferido del público.

El tango que más le gusta -confiesa Rómulo- es Cambalache, de Enrique Santos Discépolo. “La letra es extraordin­aria”, argumenta. “Y también me gusta mucho Ave de paso, de Charlo. Hay muchos grandes tangos... Sur, de Homero Manzi. Manzi es un acuarelist­a, un pintor del barrio. Es como si estuvieras viendo lo que se canta. -¿Usted sabe bailar tango?

-No, no tengo condicione­s para bailar. En una época yo desayunaba en el bar Filippo, en Callao y Santa Fe. Allí, también, siempre estaba Mayoral, que en esa misma zona daba clases de tango junto a su mujer, Elsa María. Entonces, Mayoral me vio y me preguntó por qué no me animaba a tomar clases de tango. Empecé a ir a bailar pero duré poco. Una de las alumnas le dijo a Mayoral que no quería bailar conmigo porque yo era muy malo y entonces no fui más (se ríe).

Berruti, al margen de su labor como crítico de cine en varios diarios, se hizo famoso en 1983, al conducir, junto a Carlos Morelli, Función privada. Su película preferida -señala- es Amarcord, el clásico de Fellini, cuya música no casualment­e pasó a ser la cortin de Función... “Amarcord es una película que podés ver diez veces y siempre te vas a enganchar”, dice. Del cine argentino, Rómulo valora La tregua, Tiempo de revancha y la trilogía de Desanzo (Juan Carlos): El desquite, En retirada y La búsqueda.

-¿Lo confunden con Morelli?

-No. La gente sabe quién es Morelli y quién es Berruti.

-”Función privada” se emitía los sábados a la noche, pero se grababa de durante la semana a las ocho de la mañana. ¿Qué tomaban en la presentaci­ón, whisky o té?

-Whisky, pero apenitas... Muchos creían que le dábamos toda la película. No, lo hacíamos sólo para los copetes de apertura y de cierre... Nada más. En todo caso, los que se mamaban mientras miraban la película, en sus casas, eran los espectador­es. Función... fue un gran programa. Lo hicimos hasta 1998, primero en ATC y los últimos cuatro años en Space.

-Por estos días, en los que se consume mucho cine por cable o por Netflix, ¿se vería un programa como “Función privada”?

-Bien hecho, sí. Si volviéramo­s con Morelli sería un éxito. Los comentario­s sobre las películas, el bar...

-En su carrera hizo de todo. ¿A qué personaje le gustaría entrevista­r? -Me gusta mucho el ajedrez. Lo juego a la noche por Internet, con cualquiera que aparezca. Por eso digo que, si estuviera vivo, me gustaría poder entrevista­r a Bobby Fischer. ■

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Hablar por pasión. Libros, cine y tango, tres amores de Berruti.

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