El Central vendió otros US$ 853 millones y el dólar abre peleas en el Gobierno
Cuarto día de pulseadas en el mercado financiero
La entidad monetaria debió intervenir otra vez vendiendo reservas, pero el dólar igual subió y terminó cerrando a $ 20,83. Los inversores extranjeros si- guen saliendo de las Lebacs para refugiarse en el dólar, que sigue escalando en el mundo. Al contexto global, se suman las dificultades del Gobierno para contener la inflación. Ayer resurgieron las disputas entre Sturzenegger y Quintana por la estrategia oficial para evitar la disparada cambiaria.
En apenas 24 horas el Banco Central cambió la estrategia para enfrentar la fuerte demanda de dólares. Ayer, a diferencia del miércoles, dejó correr el tipo de cambio y solo cuando había subido cerca de 30 centavos, intervino con ventas que al final del día llegaron a los 853 millones de dólares. El día anterior había evitado que la cotización del dólar se moviera, pero a cambio debió desprenderse de casi US$ 1.500 millones. Al cierre, el dólar minorista quedó en $ 20,83. En la semana, la venta de dólares alcanza los US$ 3.394 millones.
En lo que sí hubo continuidad fue en impulsar una suba de tasas de interés en el mercado secundario de Lebacs. Allí, el BCRA redondeó en dos días un aumento de tasas de 200 puntos básicos, llevando el rendimiento de las Lebac a corto plazo del 26,3% al 28,3%. La tasa de la Lebac de más corto plazo ese una suerte de tasa de política monetaria “blue”. Pero el movimiento de estos dos días podría estar anticipando que el Banco Central subirá formalmente la tasa de interés de referencia el próximo 8 de mayo. Ayer, al cierre de los mercados, los analistas daban por descontado que finalmente llegará el endurecimiento de la política monetaria. Como se recordará, luego de la recalibración de metas del 28 de diciembre, el BCRA bajó dos veces la tasa de interés, hasta que decidió dejarla estacionada en 27,25% hasta hoy.
Ese “volantazo” del Banco Central, tanto en la forma de intervenir como en el endurecimiento de las tasas de interés, hizo aumentar la incertidumbre entre operadores financieros, banqueros y analistas sobre cuál es el camino que está decidido a seguir el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, para atenuar las turbulencias del mercado financiero.
Esa incertidumbre parece haber derivado, además, en una fuerte discusión en la cúpula del Gobierno, protagonizada, otra vez, por Sturzenegger de un lado y uno de los vice jefes de Gabinete, Mario Quintana, uno de los hombres de máxima confianza del presidente Mauricio Macri.
La pelea estaría centrada en repro- ches cruzados. Del lado de Sturzenegger, responsabiliza a Quintana por la pérdida de autonomía (y de credibilidad) del Banco Central para manejar la política monetaria. Quintana “facturó” cierta falta de ductilidad por parte del Central para pilotear las tensiones cambiarias de esta semana. Es una pelea de larga data que promete más encontronazos si, a diferencia de lo que está convencido el Gobierno, la inflación no cae de manera sensible a partir de mayo (Ver más información en el Panorama Económico, página 28).
En la mesa de dinero del Central, decidieron ayer soltarle la rienda al dólar porque se convencieron de que el peso sufre la presión devaluatoria como el resto de las monedas emergentes. El motivo: el fortalecimiento del dólar empujado por la suba de las tasas de interés en los Estados Unidos.
A diferencia de ayer, el miércoles habían optado por clavar el tipo de cambio y salir a vender reservas porque entendieron que la presión compradora estaba más que nada impulsada por un factor local: los portafolios de inversión que se desprendieron de Lebacs (de pesos) para pasarse al dólar y salir del país para no pagar el impuesto a la renta financiera, que comenzó a regir para los inversores extranjeros.
Sobre lo que hizo el miércoles (clavar el tipo de cambio) y el jueves (dejarlo subir) en el mercado aparecieron quejas, por haberles permitido la salida a los extranjeros que se iban de las Lebac a un dólar que terminó resultando más barato que ayer.
Sobre el punto, en el Central se defendieron. “Los que apostaron al carry trade perdieron mucho dinero con la devaluación del verano, no estamos para mirar qué pasa con los portafolios de cada inversor”.
Por supuesto que detrás de estas explicaciones más o menos técnicas, en el Gobierno tienen bien claro que dólar e inflación son dos variables que le erizan la piel a la población. Sobre todo cuando la inflación (y su lentitud en bajar) es vista por la opinión pública como una de las asignaturas pendientes del Gobierno. La discusión por las tarifas, que copó la escena, terminó siendo una complicación adicional para el manejo de las expectativas. Y todo se tradujo en una caída de la imagen del Gobierno en las encuestas. ■