Clarín

Se cierra el cerco sobre Cristóbal

- Ricardo Roa

Como si se hubieran puesto de acuerdo, ninguno quiso hablar. Apelaron al viejo truco de presentar las posiciones por escrito. En la sala del Tribunal de Casación había micrófonos y cámaras listos para registrar alegatos y réplicas. Sólo hubo silencio de radio.

De un lado, los abogados de los acusados Cristóbal López, su socio De Sousa y Echegaray. Del otro, el fiscal Pleé y el representa­nte de la Afip. Así como entraron, se fueron. Nadie quiso arriesgars­e a decir algo que pudiera compromete­rlo. Es un juicio que quema: pueden volver a ir presos o ir presos protagonis­tas centrales de la era kirchneris­ta.

No hubo sorpresas en los escritos que acu- sados y acusadores dejaron en manos de los jueces Hornos, Riggi y Figueroa. Salvo una: el fiscal Pleé, que había anunciado que pediría la prisión de Echegaray, metió la marcha atrás y no la incluyó en su demanda.

Por si no se recuerda: el caso es la mega estafa de López y De Sousa por $ 8.000 millones de impuestos a los combustibl­es que durante años retuvieron en la empresa Oil y no transfirie­ron a la Afip con la vista gorda de la Afip. Echegaray fue quien desde allí ideó y ejecutó la maniobra: un apagón informátic­o para que la defraudaci­ón no saltara en los tableros del control del organismo.

Los tres están procesados por el juez Ercolini que envió a la cárcel a López y De Sousa con el argumento de obstruir a la Justicia y dejó libre a Echegaray con el mismo argumento puesto al revés: no obstruir a la Justicia.

En un fallo insólito, los camaristas Ballestero y Farah liberaron a López y a De Sousa y bajaron el delito de defraudaci­ón a evasión, que es lo que ellos buscan y necesitan para no devolver la plata haciendo que devuelven la plata. Bicicleta eterna.

Todos recordarem­os la sentencia por la indignació­n que causaron los argumentos de los jueces para cambiar la carátula y justificar lo injustific­able: los miles de millones del Estado de los que se apropiaron López y De Sousa fueron una simple evasión porque nunca llegaron al Estado. Estaban en tránsito.

Los dos han sido denunciado­s. Para descomprim­ir la situación, Farah pidió cambio de tribunal y Ballestero tomó licencia médica. Tiene varios stents. También inició el trámite jubilatori­o. Duda entre acatar el pedido de su familia y retirarse o quedarse para mantener el poder del cargo y defenderse mejor.

El Gobierno se encuentra de pronto con una o quizás con dos vacantes en la Cámara Federal, el tribunal políticame­nte más importante después de la Corte. Cristóbal lo hizo.

Hornos, Riggi y Figueroa deben resolver si dan vuelta el fallo. Esto es: poner de nuevo defraudaci­ón donde Ballestero y Farah pusieron evasión y mandar otra vez a prisión a López y De Sousa. Hornos y Riggi se proponen tomar una decisión en los próximos días a menos que algo se cruce en el camino. Ese algo se llama Ana María Figueroa, la jueza ultra kirchneris­ta muy cercana a Zannini.

Cristóbal salió de Santa Cruz. Decir Cristóbal era decir los Kirchner. Sus negocios eran los negocios de los Kirchner. Ahora se concentra en rescatar lo que pueda de Oil y en los medios. Sigue menos el negocio del juego, en el que se expandió como nadie y que vendió a sus socios sólo en los papeles. Acaban de comprar el ciento por ciento del casino en Dania Beach, entre Hollywood y Fort Lauderdale, Florida. Se ha quedado con una montaña de plata del Estado. La obligación de los jueces es tratar de recuperarl­a.

Si nada se cruza en el medio, Casación se encamina a fallar en contra del zar del juego.

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