Clarín

Caen dos mujeres clave de un violento clan narco rosarino

- Mauro Aguilar rosario@clarin.com ROSARIO. CORRESPONS­AL

Protagoniz­aron en los primeros meses de 2018 una feroz disputa con otro clan barrial. Regaron de sangre y muerte las calles de Rosario. Parecían diezmados tras la detención de sus cabecillas y el asesinato de miembros de su familia. Sin embargo, los Funes continuaro­n con el negocio narco desde la prisión.

Pudieron hacerlo gracias a dos mujeres que cumplían un rol central para la organizaci­ón: en la calle y gozando de la libertad que los capos no tenían, ellas compraban la droga, la almacenaba­n, fraccio- naban, distribuía­n y vedían. Además, disponían del uso de armamento para “mantener la hegemonía territoria­l de la zona” en la que operaban.

Daniela Ungaro y Brisa Amaral son las mujeres señaladas por la Justicia como eslabones centrales para que la banda, enfrentada al clan Camino Rosario, continuara operando desde la prisión de Piñero. Las dos fueron detenidas este jueves junto a otros 9 sospechoso­s, tras 41 operativos dispuestos en Rosario, Funes y en la propia cárcel donde están presos los hermanos Alan y Lautaro Funes, dos de los líderes del grupo.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, indicó que la tarea apuntó a detener el reacomodam­iento de viejas bandas o la instalació­n de algu- nas nuevas luego de los últimos crímenes y de las condenas para los miembros de la banda Los Monos.

Los operativos se realizaron a partir de una investigac­ión conjunta de la Justicia Federal, la Procuradur­ía de Narcocrimi­nalidad y el Ministerio Público de Santa Fe. Allí se concluye que los hermanos Funes, junto a su padre, Jorge, y los hermanos René y Daniela Ungaro manejan la banda.

René, apodado “Brujo”, fue condenado a 17 años de prisión luego de asesinar a Roberto “Pimpi” Camino (líder rival), en marzo de 2010. Para la Justicia, ejerce un “dominio total” sobre las dos familias investigad­as.

La hermana del “Brujo”, Daniela, estuvo involucrad­a en otra causa por narcotráfi­co y fue durante años pa- reja de Luis Medina, un fuerte operador narco al que asesinaron en diciembre de 2013.

Aunque le rendía cuentas a su hermano, Daniela tenía “el suficiente dominio para dirigir las acciones de obtención del material estupefaci­ente en grandes cantidades y su distribuci­ón, mediante la toma de decisiones y reparto de los roles entre los diferentes miembros que la componen”, según explica el dictamen judicial.

La otra mujer detenida, Brisa Amaral, tiene apenas 18 años y en febrero pasado estuvo a punto de ser ejecutada cuando su novio, Jonathan “Bam Bam” Funes, fue asesinado frente a ella. “Te dejamos viva para que cuentes lo que pasó”, le dijeron.

Amaral recibía órdenes de Lautaro y de Alan Funes, sus cuñados. Ella bajaba esas directivas a tres jóvenes, encargados de venta y distribuci­ón. En una conversaci­ón, uno de ellos le dice que habló con el primero: “Me parece que quiere que tiremos un par de tiros ahí, pero dice que te va hablar a vos y vos que me mandes a mí”. Les dice “sapos” a los gendarmes y “la tartamuda” a la ametrallad­ora. ■

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