Clarín

Inflación, dólar, actividad: cómo sigue la película

- Gustavo Bazzan gbazzan@clarin.com

El Banco Central jugó fuerte para frenar la escapada del dólar y evitar que ese precio clave de la economía empeore las perspectiv­as de la inflación.

Ahora el mercado se pregunta, después de esta demostraci­ón de rigor monetario, ¿Qué puede pasar a partir de la semana que viene con las expectativ­as de i nflación, la actividad económica y el precio del dólar?

En principio, habría que decir que la jugada le sirve al propio Federico Sturzenegg­er para buscar recomponer la credibilid­ad del Banco Central. Si no hay preocupaci­ón allí por la venta de dólares, y la devaluació­n del peso fue de menos del 2%, la dosis de rigor monetario (300 puntos de suba en la tasa de interés) parece un exceso. A no ser que el Central se haya desquitado con el ajuste de ayer por haber bajado las tasas -contra sus conviccion­es- luego de la recalibrac­ión de metas de inflación.

Como sea, el Gobierno está convencido de que sin ajustes tarifarios fuertes por delante, en mayo la inflación debe caer. “La suba de tasas fue un movimiento preventivo para evitar que la suba del dólar se traslade a precios” dicen los funcionari­os.

La actividad económica está entrando en una fase de desacelera­ción, pero por culpa de la sequía y la magra cosecha de soja, que golpea de lleno en el segundo trimestre del año. Y se supone que con el tipo de cambio no debería haber más sorpresas. Es posible que los pesos vayan a Lebacs, que hoy ya están rindiendo arriba del 31% anual.

Pero claro, los tres puntos que subió la tasa de interés no van a ser ino- cuos. Se encarece el crédito, se enfría la actividad, se ralentiza el consumo. Este razonamien­t es rechazado de plano por Sturzenegg­er, quien dice que las tasas de corto plazo altas le dan previsibil­idad al largo plazo, y por lo tanto nadie encarece líneas de crédito por esta tasa de referencia.

De fondo está la pulseada entre el Central, que quiere bajar la inflación lo antes posible como condición para garantizar el crecimient­o, y el Ejecutivo, que, además, quiere una actividad económica más o menos vigorosa como base para encarar el año electoral.

El 28 de diciembre de 2017 la tasa de política monetaria estaba en 28,75%. Por entonces, el comité de política monetaria del Banco Central tenía esta visión de la marcha de la inflación: “La evolución de la inflación núcleo ha resultado favorable en los últimos meses, quebrando el nivel de persistenc­ia observado hasta el ter- cer trimestre. Los indicadore­s de alta frecuencia monitoread­os por el BCRA muestran que de momento la inflación núcleo mantiene su dinámica favorable en diciembre. La autoridad monetaria considera que el sesgo actual de la política monetaria es adecuado para minimizar el impacto de los aumentos de precios regulados que se están produciend­o de manera de continuar la baja inflaciona­ria”.

Ese día se anunció la recalibrac­ión de metas de inflación. La reacción del Banco Central fue recortar dos veces la tasa de política monetaria llevándola al 27,25%, tasas que se mantuvo quieta desde enero hasta hoy, cuando de un saque fue llevada al 30,25%.

En estos cuatro meses la inflación en todas sus formas (general, núcleo, mayorista) creció, también las expectativ­as de la inflación que espera el mercado y el dólar dio un viaje desde 17,65 hasta los $ 20,88 que tocó este mediodía, es decir una suba del 20%.

En su momento, se dijo que la recalibrac­ión de metas se hizo para alejar posibles riesgos de enfriamien­to de la economía y para poder encarar con números más creíbles la discusión salarial 2018. También, tácitament­e, para mover el tipo de cambio y atenuar el problema del atraso cambiario. El Banco Central dejó saber que ninguna de las variables que allí siguen para anticipar el pulso de la actividad económica daba señales de fatiga. Fue la manera elegante de establecer su desacuerdo con la recalibrac­ión de metas de inflación.

Cuatro meses después, la tasa de política monetaria está en 30,25%, es decir, más alta que lo que estaba a fin de año.

Segurament­e alguien podrá decir que se desperdici­aron cuatro meses en la pelea contra la inflación. ■

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Esperando mayo. El Gobierno está convencido de que ahora empiezan las buenas noticias con la inflación.

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