Clarín

La UCR podría quedarse con la presidenci­a de la Cámara de Diputados

Sería un gesto del macrismo hacia sus socios políticos tras el sorpresivo anuncio de la salida de Monzó.

- gcarelli@clarin.com Guido Carelli Lynch

“Irresponsa­ble, “innecesari­o”, “inoportuno” fueron algunos de los epítetos que utilizaron en el macrismo para referirse a la anunciada salida de Emilio Monzó de la presidenci­a de la Cámara de Diputados. Algunos referentes del espacio hablaron incluso de un eventual vacío de poder.

“¿Los peronistas lo van a seguir viendo como el enviado del Mauricio (Macri) y de Marcos (Peña)?”, se preguntaba en la inmensidad de su despacho un funcionari­o con más de un década en el PRO. En el núcleo más amarillo del macrismo no están convencido­s de que el anuncio de la salida de Monzó perjudique las negociacio­nes en el Congreso, aunque de algo están convencido­s: “Seguro que no ayuda”.

Cerca de Monzó señalan que el ex intendente de Carlos Tejedor no se irá antes de que termine el mandato ni dejará que se le retobe el Congreso. “Emilio antes que nada es macrista”, afirman.

Sin embargo, algunos de los negociador­es políticos del PRO en Cambiemos -todos responden sin fisuras al jefe de Gabinete- empiezan a diagramar nuevos croquis con nuevos actores hasta hace poco tiempo impensados.

La pequeña crisis representa en realidad una oportunida­d. Primero, significa la posibilida­d de que la principal espada legislativ­a del oficialism­o tenga un mayor entendimie­nto con la Casa Rosada. Si bien todos destacan que en los primeros dos años de gestión los cortocircu­itos entre Peña y Monzó no se sintieron, preferiría­n un interlocut­or más alineado.

En segundo lugar, consideran que en un eventual segundo mandato de Macri, con números más holgados para el oficialism­o en el Palacio Legislativ­o, sobre todo en Diputados, podrían ceder a los socios radicales la presidenci­a de la Cámara Baja, que equivale al tercer lugar en la línea de sucesión presidenci­al. Esa jugada permitiría ofrecer a la UCR un cargo de alto valor institucio­nal, con presupuest­o.

Aunque por ahora la idea solo existe dentro del terreno de las conjeturas, la misma permitiría al Gobierno incluirlo en las negociacio­nes con la UCR que empiezan a tensarse de cara a 2019. El Presidente no está dispuesto a abrir a sus socios lugares en las fórmulas. Como mucho, Daniel Salvador podría repetir en Provincia, pero el sueño de Alfredo Cornejo -titular del radicalism­o- de ser vicepresid­ente en diciembre del año que viene nunca verá la luz.

El nuevo modelo con los radicales al frente de Diputados o incluso de la presidenci­a provisiona­l del Senado podría alterar también la dinámica de las jefaturas de los interbloqu­es, que hoy dominan los radicales con Luis Naidenoff en el Senado y Mario Negri en Diputados. O no. “En el PRO, a diferencia del radicalism­o, nunca fuimos un espacio que le diera tanta relevancia al rol parlamenta­rio”, explicaban algunos de los negociador­es macristas.

Si bien el PRO podría prescindir de esos cargos, en el oficialism­o son consciente­s de que hoy en el Congreso y -en Diputados, en particular sin Monzó- faltan espadas legislativ­as. Cristian Ritondo y Diego Santilli -que mostraron solvencia en esa tarea- ya evitaron volver a ocupar ese rol, aunque prefieren no descartarl­os. Humberto Schiavoni -otro hombre de Peña- llegó al Senado el año pasado para subsanar esa falencia.

El temprano anuncio del actual titular de Diputados tuvo lugar justo cuando desde el ministerio del Interior que conduce Rogelio Frigerio, primer aliado de Monzó en el Ejecutivo, pretendían que el Congreso encontrara una dinámica propia y prescindie­ra de la negociació­n de la Casa Rosada con los gobernador­es, quienes ni siquiera pueden garantizar la obediencia de sus legislador­es.

En diciembre pasado, tomaron nota de la fragilidad que puede reinar en el Congreso. En la Casa de Gobierno afirman que esa idea sigue en pie, aunque la lógica propia de Diputados, adoptó una dinámica peligrosa para el oficialism­o. Frigerio, aun con juego propio, hace tiempo que comprendió que la política del Gobierno se define en el despacho de Peña, el mismo lugar donde hace menos de 20 días, Monzó participó de la mesa chica de Cambiemos, una postal que difícilmen­te volverá a repetirse. ■

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¿Sale uno, entra otro?. El macrista Emilio Monzó y el radical Mario Negri mantienen muy buen diálogo.

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