El etiquetado, una herramienta útil que aún no se implementa
Información. La legislación actual no obliga a fabricantes a detallar en los envases cuánto azúcar tiene cada producto. Según expertos, resultan “complejos de leer”.
Argentina es el país de la región con los niveles más altos de consumo de azúcar por habitante, más que duplicando el máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Eso, según los especialistas, representa un verdadero riesgo para la salud de la población y trae serias consecuencias. Aun así, el Código Alimentario Argentino continúa sin obligar a los fabricantes a declarar en el etiquetado nutricional de los envases la cantidad exacta de azúcar que contiene cada producto.
En realidad, los fabricantes están obligados a declarar la cantidad de carbohidratos contenida en el alimento o la bebida. El problema es que estos nutrientes se componen por dos grupos: por un lado, los carbohidratos simples o azúcares; por otro lado, los carbohidratos complejos, como la fécula o almidón que se encuentran en el pan, las papas, la pasta, el choclo, el arroz y las legumbres.
“Conviene consumir carbohidratos complejos y moderar el consumo de azúcares simples”, dice la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) en una nota explicativa sobre el rotulado nutricional. En el mismo documento, el organismo aporta además una pista de cómo saber si un alimento tiene mucha azúcar, mirando la lista de ingredientes. “Se declaran de mayor a menor, según la cantidad presente” en su composición, señala la ANMAT.
Una investigación realizada el año pasado por la Federación Interamericana del Corazón (FIC), que analizó 300 envases de productos, encontró que en el 70% el azúcar era el primero en la lista de ingredientes.
“El derecho a la alimentación y la información adecuada están siendo vulnerados en la Argentina. Debe haber una regulación de etiquetado integral. El azúcar es un componente crítico, por eso es importante desagregarlo de los carbohidratos totales”, explica a Clarín la nutricionista Victoria Tiscornia, investigadora de alimentación de la FIC.
La cuestión del etiquetado está comenzando a debatirse en el ámbito público. “Se está iniciando una agenda interesante. Somos optimistas en que la discusión se instale en Argentina y pueda progresar. Como ejemplo, hubo grandes avances en Chile y Ecuador, que implementaron etiquetados frontales”, dice Sebastián Laspiur, consultor médico de la Organización Panamericana de la Salud. “El etiquetado argentino –sigue Laspiur- no declara azúcares en la tabla nutricional. Es un etiquetado complejo de leer, porque se refiere a porciones y no al envase. Aunque los consumidores sean expertos, resulta difícil de interpretar.”
Argentina, además, es uno de los países con mayor consumo de bebidas azucaradas del mundo. Y en muchos casos tampoco se sabe con exactitud cuánta azúcar añadida tienen. Algo que los consumidores deberían tener derecho a saber. ■
Los azúcares aparecen hoy declarados en un mismo número junto con otros carbohidratos.