Clarín

“Parásito”, el temible sicario de Los Monos que terminó bajo una lluvia de balas

Se encargaba de concretar los secuestros que Ariel “Guille” Cantero diagramaba desde la cárcel de Coronda. Hace tres semanas lo acribillar­on junto a un hermano y un amigo.

- Mauro Aguilar rosario@clarin.com

En el cruce telefónico se advierte cercanía, confianza, pero también una clara diferencia entre quien da las órdenes y el que las obedece. El que manda, indica qué y cómo hacerlo, es Ariel “Guille” Cantero (29). El que ejecuta, solícito aunque con desproliji­dades y formas precarias, es Ezequiel “Parásito” Fernández (28). El plan era audaz: secuestrar en Rosario a personas vinculadas con el mundo narco para obtener dinero por el rescate. Hablan de conseguir “plata fácil”. “Por lo menos tres palos”, concluyen en las comunicaci­ones. Son tres millones de pesos los que proyectan obtener por cada víctima.

A “Guille” Cantero lo condenaron hace tres semanas a 22 años de prisión por ser el ejecutor de un crimen y uno de los líderes de la banda Los Monos. Los días de “Parásito”, quien estuvo dos años prófugo, terminaron en Granadero Baigorria: lo acribillar­on a balazos junto a uno de sus hermanos y a otro hombre también investigad­o por diferentes delitos.

La Justicia Federal estableció que “Guille” Cantero era el cerebro de los secuestros, pero “Parásito” también tenía un rol central: era el brazo ejecutor. “Había una relación de jefe de parte de Cantero muy marcada”, remarcaron los investigad­ores. Fernán- dez solía hacer trabajos pesados para Los Monos. Muchos lo describían como uno de los principale­s sicarios de Los Monos.

Sin embargo, tuvo una sola condena a 14 años de prisión por un homicidio contra un ex convicto (ver Cuatro hermanos...). En febrero de 2016 se fugó. Aun en esa condición se las ingenió para seguir trabajando a las órdenes de “Guille”.

“Parásito” era el encargado de preparar la logística y el que debía concretar los secuestros extorsivos que Cantero diagramaba desde la cárcel de Coronda, donde estaba alojado. Era quien hablaba con “el tío”, como lo apodaba a “Guille” en las comunicaci­ones. “Era quien implementa­ba en los hechos los recursos materiales y humanos”, explicaron a Clarín en la Justicia Federal.

El plan se empezó a desmoronar el 9 de septiembre de 2017. Equivocaro­n el primer objetivo y la Justicia ya le seguía los pasos a Cantero con escuchas telefónica­s por una causa en curso por la venta de estupefaci­entes.

En lugar de un narco capturaron a un modesto trabajador metalúrgic­o, hijo de un carnicero, al que irónicamen­te Cantero pretendía pedirle cuando se enteró del error “un par de kilos de asado” para liberarlo.

“Parásito” aparece en las llamadas informando cada alternativ­a a “Guille” Cantero. “Estamos acá, los cuatro jugadores”, le detalla. Se trataba del grupo encargado de concretar los secuestros. Hablan desde el galpón elegido para ocultar a las víctimas.

La tarde del 9 de septiembre, un ra- to después de subir a la fuerza en un auto rojo con vidrios polarizado­s al trabajador metalúrgic­o, es Fernández quien le advierte a Cantero el error. “Es otro. Nos confundimo­s feo. Nada que ver éste, amigo”, le dice.

Lo comprobaro­n porque “no tiene un lunar”, como el objetivo marcado previament­e, y porque no llevaba una campera determinad­a. Aterrado, el joven de 22 años les explicó quién era y les mostró el documento de identidad. Allí verificaro­n el error.

“Bueno, llevátelo igual. Esperamos un rato a ver qué dice”, ordena Cantero. No dijo demasiado. El dato más relevante, quizás, era que su papá tenía una carnicería. De ahí la orden de “Guille”, entre frustrada e irónica, para que liberar al muchacho a cambio de “un par de kilos de asado”.

Al allanar la celda de Cantero en Coronda encontraro­n tres cuadernos con anotacione­s: muchos números telefónico­s y coordenada­s para cometer los secuestros.

El 28 de septiembre último la Policía Federal fue por “Parásito”, pero una vez más no lo encontraro­n. En su dormitorio de la casa que compartía con su hermano Nahuel, los agentes encontraro­n un arsenal: tres pistolas calibre 9 milímetros, un fusil de la Gendarmerí­a Nacional, dos chalecos antibalas y “una alarmante cantidad de municiones”, además de un teléfono celular sin tarjeta SIM colocada.

Cantero fue procesado por los secuestros, aunque un camarista federal anuló esa decisión entendiend­o que el delito debía ser investigad­o por la Justicia provincial. Ese punto todavía no está resuelto.

El joven metalúrgic­o secuestrad­o por error no quiso más problemas y declaró lo obvio: dijo que lo trataron bien, que no lo lastimaron y que no podría reconocer a nadie porque lo mantuviero­n todo el tiempo con una capucha en la cabeza. De “Parásito” nada se sabía hasta el lunes 16 de abril pasado, cuando una lluvia de balas terminó con su vida. ■

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BAIGORRIA INFORMA Final. El día que asesinaron a “Parásito” Fernández.
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Pericias. La Policía de Investigac­iones (PDI) de Santa Fe, en la escena del triple homicidio en Granadero
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El jefe. Ariel “Guille” Cantero le daba órdenes a “Parásito” desde prisión.
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JUAN JOSE GARCIA Baigorria.

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