Clarín

Atlético frenó otra vez a Peñarol y quedó a un paso de los octavos

En la última fecha los tucumanos visitan a Libertad. Si empatan se clasifican los dos y el Manya queda afuera.

- TUCUMAN. CORRESPONS­ALIA Juan Manuel Rovira tucuman@clarin.com

Atlético Tucumán ratificó que tiene argumentos para soñar y que la historia no lo intimida. Una vez más, como viene sucediendo en sus recientes incursione­s internacio­nales, quedó al borde de una nueva hazaña. Sin importarle ni pesarle los ricos antecedent­es y pergaminos de Peñarol, su vencido de anoche, a quien dejó casi con un pie afuera de la siguiente fase de la Copa Libertador­es.

En cambio los pies de Atlético Tucumán quedaron bien afirmados y casi adentro de los octavos de final de esta edición de la Copa. Hoy, en Bolivia, jugarán The Strongest-Libertad. Al margen de lo que suceda en este otro partido, a Atlético le alcanzará con un punto en su visita a Libertad en la última fecha para clasificar­se a octavos.

Por eso anoche era un partido clave, decisivo. Para Atlético se trataba de “el” partido. Era el duelo que necesitaba ganar. Por eso esta victoria tiene un valor fundamenta­l, dejó la clasificac­ión al alcance de la mano.

Más que buen juego el equipo de Ricardo Zielienski ofreció mucha garra y temperamen­to. Lo mejor lo desarrolló en el segundo tiempo, precisamen­te a partir del gol de Leandro Díaz. El delantero inició la jugada y tras recibir la devolución de Acosta, hizo un doble enganche en el área - ante una defensa anestesiad­a- y con un tiro por abajo puso el 1 a 0 que hizo explotar un estadio Monumental colmado de público y de fervor.

Peñarol había entrado más movedizo e inquietant­e en esta segunda etapa. Hasta dispuso de una chance a los 4 minutos con un desborde de Cardozo y pase a Maxi Rodriguez, quien de frente al arco remató apenas alto. Atlético, a esa altura tenía problemas para acomodarse. Pero a partir del gol cambió. Creció Acosta con sus encares por derecha, el Pul- ga Rodriguez complicó de a ratos. Y Leandro Díaz, además de su definciión, estuvo incisivo y peligroso arriba. Pudo ampliar con un disparo de Risso Patrón, sólo, desvidado o un entrada de Aliendro bien tapada abajo por Dawson. Un Atlético con mucha personalid­ad y carácter volvió a amargar a Peñarol, como el año pasado cuando lo marginó de la Copa.

Todo había sido lucha, fricción, espacios restringid­os y puro nerviosism­o en el primer tiempo. Ninguno consiguió calmarse y manejar con criterio la pelota. Sobró empuje, faltó claridad. El local confundió los caminos, careció de un conductor y le faltó movilidad en mitad de cancha. Intentó por las puntas o con pelotazos, pero casi siempre equivocánd­ose. De todos modos elaboró un par de chances claras: de pelota parada, un tiro libre del Pulga Rodriguez para la entrada en solitario de Cabral al área chica pero conectando un remate defectuoso, y al cierre, una jugada colectiva terminó con Leandro Díaz bien ubicado pero sacando un tiro débil a las manos del arquero.

Luego, en el segundo tiempo, sí llegó el momento de la emoción y la fiesta prolongada. Atlético Tucumán extiende su leyenda. ■

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REUTERS El juego. Gervasio Núñez frena a Maxi Rodríguez. Atlético ganó el partido que tenía que ganar.
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FOTOREPORT­ER Locura. Díaz la clavó de zurda al primer palo y lo grita.
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