Clarín

A la final de Europa con el convencimi­ento de Klopp y con la explosión de Salah

Perdió 2-4 con la Roma, pero clasificó con el 5-2 de la ida. El campeón de la Champions League se definirá el sábado 26.

- Waldemar Iglesias wiglesias@clarin.com

“Road to Kiev”, se lee por las calles de Liverpool, cerca de The Cavern -el bar de The Beatles, emblema de la ciudad-, también camino a ese puerto que es la puerta de este rincón de Inglaterra donde, además de música, se respira fútbol. Camino a Kiev dice el cartel. Es el anuncio de la final de Champions League que se disputará en la capital de Ucrania. Resulta también un cuadro de situación: los rojos de Anfield estarán en el encuentro decisivo ante Real Madrid, el 26 de mayo, en el Olímpico de Kiev.

La última escala previa a esa final también sucedió en otro estadio Olímpico, el de Roma. Allí, luego del 5-2 de la ida, garantizó el pasaje a pesar de no ofrecer su mejor versión. Lo logró más allá de la derrota por 42 ante un rival tenaz que -tras elimi- nar de modo épico al Barcelona- esta vez no pudo construir otro milagro.

La capacidad para llegar al gol fue determinan­te para Liverpool. Hizo dos goles en 25 minutos. El primero, de contraataq­ue tras una mala salida de la Roma, lo convirtió Sadio Mané, su wing izquierdo. El segundo, del rebote de un corner, lo marcó Georginio Wijnaldum.

En el medio de esos dos tantos, la Roma empató transitori­amente gracias a una carambola que terminó en gol en contra de James Milner. Liverpool siguió. Se sobrepuso. Incluso a ese 2-2 marcado por Edin Dzeko que parecía devolverle el entusiasmo a la Roma, al inicio del segundo tiempo. Más del sobresalto tardío, ese golazo y ese penal, ambos a cargo de Radja Nainggolan, la clasificac­ión del equipo inglés jamás estuvo en riesgo.

Será la octava final para este club que -como todo Europa sabe- tiene mística en el ámbito internacio­nal. Aunque no gana un título de la máxima categoría inglesa desde 1990, en Europa siempre se asoma. Fue campeón de la Champions en 2005 y finalista en 2007. Además, obtuvo la Europa League (en 2001) y dos Supercopas de Europa (en 2001 y en 2005). Un equipo copero.

Hay dos personajes fundamenta­les en la cuestión:

El primero, el entrenador, el alemán Jürgen Klopp. Le dio una identidad y cierta magia al equipo. Invitó a los hinchas a volver a creer. Algunos asociaron su llegada a la revolución que alguna vez inició en este mismo club el irreverent­e Bill Shankly. Con este alemán, que venía de ganar cinco títulos con el Borussia Dortmund, el Liverpool recuperó protagonis­mo. En la Premier, donde se metió en el podio, y en la Champions, donde demostró estar a la altura de los gigantes.

El segundo, su goleador y figura, Mohamed Salah. El egipcio -también estrella del selecciona­do que conducirá Héctor Cúper en el Mundial de Rusia- está atravesand­o su mejor temporada, se transformó en esta Premier League en un goleador serial y en un personaje clave del Liverpool en su recorrido de asombro en la Champions. Un ejemplo, que también retrata su 2018: suma 43 goles en 49 partidos (43 como titular) entre todas las competicio­nes Y da pelea por el Botín de Oro de la temporada 17/18: está a un gol del crack rosarino, de Lionel Messi.

Con ellos, Liverpool se cargó a la Roma. Uno, el técnico, porque le imprimió a su equipo ese convencimi­ento, esa constancia en la búsqueda. El otro, el crack de Africa, porque marcó una enorme diferencia en la ida con una actuación devastador­a, que incluyó dos goles y dos asistencia­s. Nadie podrá reclamarle que bajo el cielo de Roma no convirtió. Mo Salah resulta, a esta altura, un intocable de Liverpool. El as de espadas para la final de Kiev. ■

Para llegar a la final de la Champions también hay que tener suerte... Ya lo había demostrado antes el Real Madrid” Jurgen Klopp (DT de Liverpool)

No nos cobraron dos penales. No sé por qué no hay VAR en el torneo de clubes más importante del mundo” Monchi (manager de la Roma)

 ?? AFP ?? Dos caras. Salah y Klopp, felices, se saludan. Nainggolan, quien falló en el primer gol, es la postal del dolor.
AFP Dos caras. Salah y Klopp, felices, se saludan. Nainggolan, quien falló en el primer gol, es la postal del dolor.

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