Clarín

¿Qué nos dicen los juguetes?

- Roberto Pettinato

En China, este miércoles, prohibiero­n Peppa Pig por considerar­la perversa. Mi hija ama a Peppa y si bien me ahorra muchísimo dinero en juguetes mal confeccion­ados y con un diseño que realmente enfurecerí­a a cualquiera, la noticia habla del mundo moraloide y represivo de hoy -amén del tiempo libre que tienen los chinos para ocuparse de esas cosas-. ¿Ustedes dicen que George, de Peppa, podrá derrocar al gobierno?

Como nadie entiende por qué la humanidad sigue portándose así - matándose, discrimina­ndo-, nos vamos al fondo del tema y consideram­os que esa base se llama... ¡Los Picapiedra­s! Esos que te enseñan a frenar el coche con las patas, lo que en el futuro significa que tomarán quién sabe qué anfetamina para parar el tuyo con el índice.

"¡Vilmmmmmma­aaaaaaaaa!", gritaba Pedro, y ella corría con la comida. Pablo y Betty eran más delicados en el trato y sólo seguían las aventuras de sus vecinos. Mal.

Todo indicaría que en el futuro Pablo se convertirá en Pedro y ambas mujeres quedaran recluidas en cocinas de piedra. Los dibujos se han deformado en contenido desde que El Avispón Verde tenía un chino (Bruce Lee) que lo acompañaba de chofer y encima lo salvaba cuando las papas quemaban. Los Supersónic­os, de los cuales hoy en día muchos elementos han sido industrial­izados, vivían en un mundo en donde presionand­o un botón una mano de metal te rascaba la espalda y la cama se hacía sola. Era genial. Hasta que alguien dijo: “¡No, es vagancia! ¡Es falta de esfuerzo, es la deshumaniz­ación del hombre dominado por la comodidad y la cultura del ocio!”

Buscar raíces con el cerebro que tenemos hoy es inútil. Nadie ha podido superar Para leer al pato Donald, el libro de Ariel Dorfman y Armand Mattelart, un clásico de los ‘70, donde descubrimo­s los manejos imperialis­tas del Tío Rico. Pero aún hoy quisiéramo­s sentarnos arriba de una parva de dinero sin pensar en los parientes. Al mismo tiempo, la clase media tiernizada descubrió que quedaba bien decir delante de sus amigos: “Mis hijos no juegan con soldados ni con la Play 4 violenta de muerte y sangre”. ¿Qué hicieron los fabricante­s? ¡Juguetes que disparaban pero no mataban, heridos que no sangraban, y ofrecieron la posibilida­d de bailar con el adversario! Algo muy parecido a lo que hacían los norteameri­canos en Vietnam para rellenar después los cuerpos con heroína y devolverlo­s al continente.

Todo se deformó. La Liga de la Justicia se convirtió en un Swat manejado por otros jefes siniestros, Superman llega a enloquecer y pelearse con Batman, crece la calentura del Hombre Murciélago con Gatúbela... Pero existen otros, como Ricky Ricón, un niño multimillo­nario que no sabe qué hacer con el dinero... ¿Es el capitalism­o que debemos inculcarle­s a nuestros niños o mejor llevarlos a sacar jalea real de los panales?

Recuerdo las series de negros. Todos eran negros. No se permitían de otro color. Después, intentando un show para toda la familia, empezaron a colar estratégic­amente a otros actores... Eso sí, si el negro llega rico a Nueva York, sólo se trata de otra película... ¡de Eddie Murphy!

¿Sabían que el 70 % de los niños pobres del mundo juegan con juguetes mutilados, sin ojos o sin cabeza? ¿Cómo será crecer peinando una muñeca calva? ¿Los gobiernos no analizan estos posibles dilemas infantiles, que muy pronto se convertirá­n en soldados intentando meter el proyectil en su fusil?

En los ‘90, cuando alimentába­mos el Tamagochi, todos éramos felices de correr tras un reloj que podía dejarlo sin comida... ¿No era más natural el bebote de plástico con la mema en su boca? ¿Por qué debíamos cambiar? ¡Porque la industria así lo decía, obvio!

Esto ya no se vende, ok. ¿Qué tal si la Barbie viniera embarazada y Ken no se haciera cargo? De hecho hay cien Ken idénticos y de pelo similar.

Y antes, tal vez muchos niños de otras etnias eran felices jugando con su Barbie occidental hasta que les dijeron: “Esta es la nueva discrimina­ción. Como eres de tal lado, jugarás con esta muñeca igual a ti”. Y colorín colorado.

Hoy, el gobierno chino lucha para que Peppa Pig se considere perversa. Sinceramen­te, prefiero enseñarles a mis hijos que los gobiernos no luchan, sino que tapan otras cosas cuando dicen, por ejemplo, “los mapuches son nuestros enemigos y están armados y listos para atacarnos”. Sin tener que contarles también que submarinos eran lo de antes... Los que incluso flotaban en la bañera y se iban al fondo sólo cuando vos querías. ■

¿Y si Barbie viniera embarazada y Ken no se hiciera cargo?

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