Clarín

Perón, Borges y la Selección vendida

El director técnico, campeón del mundo en 1978, habló con Clarín de fútbol, política y cultura.

- CESAR LUIS MENOTTI

Ese atado de cigarrillo­s lleva 7 años en el mismo lugar. César Luis Menotti lo mira pero no lo toca. Lo relojea cada mañana, mientras toma café y pasa las páginas del diario. Recuerda que la primera vez que fumó fue por nervios. En una habitación y durante una concentrac­ión: miró a su compañero, miró el atado que tenía al lado y pidió permiso. Ni sabía qué estaba haciendo. Ahora, en una esquina de Recoleta y con 79 años, César mira un cigarrillo y no se tienta.

De fútbol y de docencia se trata. Ahí hace foco el Flaco durante la charla íntima con Clarín. Y a eso apunta la flamante escuela online de entrenador­es que lleva su nombre. Que lleva su sello. “Antes de morir quería dejar algo. Tenemos que ser más generosos con la historia del fútbol”, pide. Y resopla. -¿Qué es lo básico que debe saber alguien que quiere ser entrenador? -Vamos a suponer que un equipo de fútbol es una tropa comando. El jefe de la tropa es el director técnico y lo primero que tiene que lograr es preparar a los soldados. Si vos tirás con pistola, no te voy a dar una granada. Si corrés ligero, te pongo en un lugar. Si sos gordo, te pongo de cocinero, qué sé yo... El entrenador, de acuerdo con su idea y con los jugadores que tiene, debe marcar obligacion­es y posibilida­des. Las obligacion­es son las que el entrenador plantea en una charla a los futbolista­s y las posibilida­des las descubren juntos. A veces pensás que un lateral puede estar limitado, pero de pronto empieza a tener otras cosas: sube bien, encuentra fácil las sociedades con ciertos compañeros y así crece. El fútbol, como decía Borges, es orden y aventura. Es como una orquesta. Si aparece un solista tocando el violín, cuando termina ese solo, que es el permitido que le da la orquesta, tiene que volver al sonido de la orquesta. Si se pasa todo el día haciendo solos, no tenemos sonido.

-El buen entrenador, entonces, descubre virtudes en sus dirigidos.

-Sí, y que el jugador ni sabe que las tiene. A veces le hacen creer tanto al jugador que no está para algunas cosas que termina no ensayando las posibilida­des. El crecimient­o de las individual­idades es el punto de partida para el mejoramien­to del equipo. -Entre el orden y la aventura, para los entrenador­es es mucho más fácil tomar el atajo hacia el orden.

-Sí, claro. En cualquier actividad pasa lo mismo. Guardiola, por ejemplo, no concentra a sus equipos y los jugadores llegan un rato antes de los parti- dos. Acá hasta tres o cuatro días antes se concentran. Es otro mundo. Hablan tanto de trabajo... Y no hay nadie que trabaje más que Guardiola. -¿Cada vez es más importante el costado docente y paternal del entrenador para guiar a los jugadores? -Debería ser. Si no crecés como tipo, tampoco vas a crecer como jugador. Tenés que quitar defectos y agregar virtudes. Pero no voy a sacar a un jugador de la Primera porque le pusieron un “4” en Matemática. Hay una cuestión clara: el futbolista solamente respeta el conocimien­to. Si vos hablás de música y hablás boludeces, el jugador no te escucha más, por más ignorante que sea. Si hablás de la vida y decís boludeces, tampoco. Y si hablás de fútbol y decís boludeces, ni te cuento. El futbolista se rinde ante el conocimien­to del entrenador. -¿Qué perfil de entrenador ve en Argentina?

-Se tienen que liberar. Y es muy difícil para el entrenador liberarse de la prensa, de las presiones, del campeonato, de las luchas, de los poderes de la AFA, de la urgencia del campeonato. Y digo lo mismo que con la Selección: si vos tenés un club ordenado, si tenés claro lo que estás haciendo, el campeonato va a venir este año o va a venir el otro. Pero si viene este año y vos hiciste todo mal, no te sirve para nada. Hay una gran presión política en los equipos. Los entrena- dores jóvenes entran en la desesperac­ión y se dejan arrastrar también con la influencia de la prensa.

-¿El contexto conspira a que entrenador­es o jugadores no se liberen? -Hay que tener mucho cuidado. Veo las agresiones y la soberbia de tipos que no jugaron nunca al fútbol y agreden y ofenden. Dicen: “Se equivocó en el cambio, tendría que entrar tal”. ¿Vos quién sos? Decí que el cambio que hizo perjudicó al equipo. Listo. Pero no digas que hubieses hecho otro cambio. ¡Vos no lo vas a hacer nunca porque no sos entrenador! Hay un conjunto de jóvenes que creen que saben todo y analizan con una soberbia que no se condice con su condición de periodista. “Yo el penal lo hubiese tirado…”. ¡No, vos no lo hubieses tirado ni lo vas a tirar nunca porque no vas a entrar nunca en la cancha de Boca! Aprendé y escuchá lo que se siente al ponerse una camiseta y entrar en una cancha. Sé prudente. Esto no quiere decir ser obsecuente. Hay una imprudenci­a en el periodismo que también atrapa a los entrenador­es. -¿Cómo se juega? ¿Qué es lo que ve cuando ve fútbol argentino?

- En general, mal. No sé si son los tiempos, las exigencias, los jugadores que se van… Me parece que no hay proyecto. No hay proyecto de un Sub 20 que le pueda ganar a la Primera. Ese era el sueño de mi vida. Me planteaba esos desafíos: dame dos meses con un Sub 20 y Sub 21 que le quiero jugar a la Primera. Ahí puedo demostrar que tengo razón.

-¿Eso se refleja en la Selección?

-En esta Selección no, porque al menos los titulares están en el fútbol europeo. Pero soy de los que creen que, sacando a Messi, hay tantos buenos jugadores acá como en Europa. Es más, creo que son mejores. Acá hay goleadores como Higuaín, por ejemplo. Vos me dirás que él tiene experienci­a y es verdad, pero después tenés cuatro años para jugar el Mundial y para el desarrollo de la idea. -El problema es que ningún técnico tiene tiempo ni dispone de jugadores para armar una Selección local. -No, porque a la Selección la abandonaro­n. La Selección fue vendida: juegan con Brasil y lo hacen en Australia. No jugó nunca con un equipo de provincia. ¡Sabés lo difícil que era ir a jugar con la Selección cordobesa! Hay muchos buenos jugadores en Argentina. Me da mucho miedo, porque creo que están sostenidos apenas por la genética.

-¿El problema arranca en las bases? -Es como los perros de caza. Te comprás un buen perro de caza, de raza, lo tirás al campo y el perro caza. Tiene genética. Si vos querés que cace bien, tenés que trabajarlo. Hay que llevarlo con la soguita, la plumita y entonces el perro se para y te mira. Si vos lo tenés dos años en el departamen­to, cuando lo pongas en el campo se pincha los pies. Me preocupa que no haya condicione­s para no perder la genética. Son muy excepciona­les los futbolista­s que no se detecta de dónde vienen: un alemán es alemán y un uruguayo es uruguayo. No es un argentino. Y estamos acá enfrente... Ahora, Cruyff podría haber nacido en Barracas. Y Di Stéfano podría haber nacido en Munich. Hay jugadores que rompen con eso. Pero nosotros tenemos que reforzar nuestra raza. ■

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 ?? DAVID FERNÁNDEZ ?? El Flaco. “El futbolista se rinde y respeta al entrenador cuando éste demuestra conocimien­to”, sintetiza César Menotti ante Clarín.
DAVID FERNÁNDEZ El Flaco. “El futbolista se rinde y respeta al entrenador cuando éste demuestra conocimien­to”, sintetiza César Menotti ante Clarín.

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