La felicidad del regreso
Los marplatenses arrancaron ganando y se sobrepusieron rápido al empate parcial. Chávez, clave.
En un emotivo choque, el “Tiburón” marplatense le ganó 3-1 a Almagro y se quedó con el título de la B Nacional, retornando así a la primera divisióndel fútbol después de un año. Y Chávez, la figura, selló la victoria: marcó el tercero en la cancha de Arsenal bajo un diluvio. Para Almagro todavía le queda una chance con el torneo reducido.
Ahí, bajo la lluvia de Sarandí, los hinchas de Aldosivi tienen dos certezas: la de la disfonía de un día o dos o de una semana entera y la del regreso a Primera, un año después, mil angustias más tarde del último descenso. Muchos, ahí, en el Viaducto creen - mágicamente- que se trata de un determinismo: bajo el agua, no podría ganar este desempate otro que no fuera el Tiburón, el equipo del Puerto de Mar del Plata. Allí donde ahora la fiesta continúa...
El desenlace del campeonato más parejo del mundo (esa B Nacional que tuvo punteros que pelearon por la permanencia, equipos en zona de descenso que luchaban también por un lugar en el octogonal) tuvo como partido definitorio una celebración del juego. Tuvo cuatro goles, situaciones cambiantes, voluntad ofensiva de los dos lados, emoción, actua- ciones individuales valiosas.
Al cabo, en cualquier caso, quedó esa última escena como sentencia y como retrato de sensaciones. De un lado, los abrazos multiplicados de Aldosivi, adentro y afuera. Del otro, del desconsuelo, alguna lágrima y sensación de triste tango para el Almagro de sus vidas. El equipo de Mar Del Plata disputará en la Superliga 18/19 su séptima temporada en la máxima categoría (incluyendo los viejos Nacionales). El equipo que conduce Sebastián Battaglia buscará revancha en el octogonal por el segundo ascenso: el martes, enfrentará a Agropecuario, por los cuartos de final.
La final tuvo varios protagonistas centrales. Intérpretes decisivos de Aldosivi. El primero, Cristian Chávez, autor del tercer gol y astuto contraatacador, como en el tanto del 2-1, definido por Emiliano Eliacópulos. El segundo, Arnaldo González, quien con su pegada y su movilidad fue clave e incluso convirtió, de penal, el 1-0 de la tarde que se hizo noche.
Luego, también relevantes, en el tercer escalón del podio aparecen Leandro Somoza, impecable en el mediocampo; y Sebastián Moyano, seguro en el arco, a quien Almagro sólo pudo vencer a través de un penal convertido por Leonardo Acosta.
Sin embargo, más allá de los nombres, Aldosivi ofreció una impresiónque resultó determinante: lució siempre más convencido. Para entender ese detalle quizá haya que ha- cer un flashback: Almagro llegó a esta final golpeado luego de desperdiciar su chance de ascender frente a Brown en Puerto Madryn. En el Sur había quedado a un gol del ascenso. Aldosivi, en cambio, arribó con el impulso de quien viene de atropellada. En la última fecha, necesitaba ganar y que se le dieran dos resultados (el de Almagro y que San Martín de Tucumán no venciera a Brown de Adro- gué). Eso pasó. Eso le dio más fuerza.
Desde ese convencimiento construyó la victoria. Incluso cuando Almagro tenía la pelota y avanzaba, las llegadas más profundas eran de Aldosivi. Tuvo otra virtud: fue un noqueador. Golpeó de entrada. Golpeó justo después de recibir el piñazo del empate. Y golpeó cuando le dejaron espacios. Después, Almagro ya no se pudo levantar. ■
Walter Perazzo armó este plantel y le debemos mucho , que sepa que es parte de esto”. Gustavo Álvarez Director técnico de Aldosivi