Criptomonedas, una salida para sobrevivir al exilio
Salida. Unos 300.000 venezolanos llegaron en los últimos años a EE.UU. Las monedas virtuales como tabla de salvación.
Empacar lo necesario, dejar atrás propiedades, familias y sueños fue lo que hicieron hace casi dos años Antonella Ríos y José Armas, una pareja de venezolanos que como miles en su país decidieron radicarse en Estados Unidos para huir de “una cruda realidad”, como dicen. Ambos forman parte de los casi 300.000 venezolanos que han llegado en los últimos años a Estados Unidos, según estadísticas de la Oficina de Censo norteamericano. Como la mayoría, ellos trabajaron de meseros, en labores domésticas y en el servicio de transporte Uber. Sin embargo, encontraron en el comercio de criptomonedas un sustento.
Hasta finales de 2016 vivieron en Valencia, una de las principales ciudades de Venezuela. Allí estudiaban Derecho y su día a día estaba marcado por “la necesidad de acumular la mayor cantidad posible de alimentos en el refrigerador para tener reservas” ante una eventual escasez. “Te conviertes en un ganado de engorde. Vives para comer y ya”, relata la mujer de 30 años, que vivió una cómoda niñez como hija del distribuidor de una de las loterías más importantes del país sudamericano. “El Gobierno le quitó la distribución a mi padre y todo vino a pique”, agrega.
Para Armas, la decisión de salir de Venezuela fue aún más difícil debido a que su hijo de siete años, Santiago, debía permanecer allí junto a su ex pareja. “Venezuela significa nostalgia”, dice conmovido el hombre de 27 años que vendía en Valencia insumos para la construcción. Mientras mueve en su mano una pequeña moneda con el símbolo de bitcoin, un medio de pago virtual creado en 2009 que ha tomado fuerza en los últimos meses,
ALUVIÓN EN ARGENTINA Según Migraciones, un récord de 27.075 venezolanos se radicaron en Argentina en 2017, a un ritmo de 74 por día o de uno cada 20 minutos. Este año, la cifra podría ser mayor y llegar a 35.000, un 30% más.
Armas asegura que “cualquier lugar es mejor” que su país en este momento. “La única salida para Venezuela es que (el presidente Nicolás) Maduro se vaya”, sostiene.
La entrada al mundo de las criptomonedas para ellos no fue fácil. “La inexperiencia te convierte en un blanco perfecto para las personas que se dedican a estafar”, explica Armas al reconocer que, aunque perdió dinero, está convencido de que “ese es el futuro del sistema financiero”.
Los dos pasaron de intentar sobrevivir en Venezuela a producir ganancias de hasta 90 por ciento en un mes en transacciones diarias que pueden demorar entre 15 minutos y dos horas teniendo como única herramienta su móvil y una conexión a Internet. En este nuevo mundo virtual se han encontrado con decenas de compatriotas que como ellos llegaron al país norteamericano en busca de una nueva vida. “Ya hay talleres de asesoría para venezolanos en el comercio de criptomonedas”, afirma Ríos.
Sobre el petro, la criptomoneda que lanzó en febrero el Gobierno venezolano con el respaldo de las reservas petroleras para enfrentar las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos, la pareja no oculta sus dudas. “En su locura han dicho que cada petro equivale a un barril de petróleo pero eso es mentira. Eso es simplemente una manera más de evadir las sanciones y de lavar dinero”, asegura Armas. Ambos tienen un permiso de trabajo derivado de un proceso de asilo político en Estados Unidos, el mismo status que más de 29.000 de sus compatriotas solicitaron en 2017, de acuerdo con cifras oficiales.