Clarín

“La tregua”, aquel retrato del amor que se volvió un clásico rioplatens­e

Emotivo homenaje a la novela de Benedetti y al filme de 1974, primero sudamerica­no en competir por el Oscar.

- Paula Conde pconde@clarin.com

Entra Ana María Picchio, de vestido y chal violetas, y en la sala Halperin Donghi de la Feria del Libro se escucha: “Está igual”, “Es divina”. Es que con Montevideo como Ciudad Invitada de Honor, una obra como La tregua no podía estar ausente del homenaje al escritor uruguayo Mario Benedetti (1920-2009). Menos si esa novela, de 1959 y traducida a más de 25 idiomas, llegó al cine en 1974 de la mano de un director argentino -Sergio Renán- y con los protagónic­os de Picchio, como Laura Avellaneda, y Héctor Alterio, como Martín Santomé. “Una historia de amor y un escenario muy del Río de la Plata”, tal como fue definida durante la charla.

Escrita en forma de diario, la novela narra un tramo de la melancólic­a vida de Martín Santomé, un viudo de 49 años, con tres hijos veinteañer­os, que está cerca de jubilarse. Martín comienza una relación con Laura Avellaneda, una joven de 24 años, que entra a trabajar a su empresa. Y ahí, después de muchos años de gris monoto- nía, su vida cambia de color. Hasta que un día, una gripe fulminante se lleva a Laura y esa tregua de felicidad se termina: “Es evidente que Dios me concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel. Simplement­e oscuro. Es evidente que me concedió una tregua. Al principio, me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí. Pero no era la felicidad, era sólo una tregua. Ahora estoy otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes, mucho más”, escribió Benedetti en uno de los pasajes más tristes de la literatura.

El origen de la película estuvo en un audiovisua­l pensado para televisión. Renán lo vio y pensó: “Qué bueno sería hacer la película”. Lo llamó a Benedetti y al uruguayo le gustó: “Si lo hacen así, sí”, lo autorizó. En una vieja oficina y casi sin presupuest­o arrancó la filmación. “Los productore­s no nos querían ni a Alterio ni a mí, porque hacía mucho que no estábamos en cine y ‘no estábamos vigentes’. Pero filmamos igual, con mucha tranquilid­ad, porque nadie esperaba nada de nosotros”, recordó Picchio en el homenaje ante 200 personas y con la presencia de la periodista Magdalena Ruiz Guiñazú y el escritor Pacho O’Donnell en la primera fila.

También presente en la charla, el actor Luis Brandoni, que interpretó al hijo mayor de Santomé, el más serio de ellos, casi un temeroso reflejo

Decían que era muy triste... La película se estrenó en una sala de segunda categoría sobre la calle Lavalle y el resto lo hizo el público.”

Luis Brandoni, actor

Benedetti consigue una nueva manera de abordar la narrativa urbana, intimista, que representa un modo de ser del Río de la Plata.”

Rafael Courtoisie, ensayista

de su padre, recordó con ironía que los exhibidore­s de cine de aquella época no querían programar la película en sus salas “porque era muy triste”: “Se estrenó en una sala de segunda categoría sobre la calle Lavalle y el resto lo hizo el público”, contó sobre la película que fue éxito de taquilla y la primera argentina y sudamerica­na en idioma español en ser nominada al Oscar como mejor film extranjero. “Después perdimos con Amarcord, de Fellini, y eso no es perder, es un acto de justicia”, dijo con humor.

“Hacía teatro y cuando salía nos colábamos en las salas de cine con Pepe Soriano y Marta Bianchi para ver la reacción de los espectador­es: ‘Tenés que verla, no sabés cómo vas a llorar’, era la recomendac­ión que se hacían”, rememoró Brandoni y se rió una vez más sobre el motivo por el cual los exhibidore­s no querían ponerla en cartel. “Además cuenta con el elenco más importante del cine argentino”, agregó. Es que a Alterio, Picchio y Brandoni, se suman otros consagrado­s como Antonio Gasalla, Oscar Martínez, Marilina Ross, China Zorrilla, Sergio Renán, Norma Aleandro, Juan José Camero, Cipe Lincovsky y Hugo Arana.

Además de las anécdotas sobre la película, fue la ocasión de anunciar la versión restaurada de La tregua: la digitaliza­ción fue una decisión del director Juan José Campanella, que considera que es “la mejor película del cine argentino”, contó Brandoni.

En la mesa homenaje, también participar­on Hortensia Campanella, presidenta de la Fundación Mario Benedetti, Rafael Courtoisie, ensayista uruguayo, y Fernando Madedo, como moderador. “Benedetti ejerció de montevidea­no como nadie, a pesar de haber nacido en Paso de los Toros. En Buenos Aires vivió y se encontró con el afecto de los lectores cuando en el ‘73 tuvo que exiliarse de Uruguay por la dictadura. Buenos Aires fue el primero de sus cuatro exilios”, refirió Campanella.

Courtoisie rescató que con La tregua “Benedetti consigue una nueva manera de abordar la narrativa urbana, es una novela intimista, que representa un modo de ser rioplatens­e, una manera nihilista, con sentimient­o”. Sobre el pasaje del texto al audiovisua­l, consideró que la película mantiene el espíritu del libro, pero de otro modo, y que en ese sentido uno y otro se complement­an. El film está ambientado en Buenos Aires (y no en Montevideo como en el libro), pero con algunas escenas en la capital uruguaya: “Benedetti tenía una enorme intuición narrativa. Es una ciudad rioplatens­e, montevidea­na y bonaerense al mismo tiempo”.

Picchio se mostró emocionada sobre todo cuando leyó un poema de Benedetti, como si fuera Laura Avellaneda despidiénd­ose de Martín Santomé: “Que sola va a quedar mi muerte sin-su-vi-da”, lagrimeó. Para el final, quedó el saludo de dos generacion­es: el de unas booktubers que interpreta­ron el libro y el de una señora, emocionada al recordar la escena repleta de amor, cuando en la breve convivenci­a con Martín, Laura sale de bañarse con la toalla en la cabeza, como un turbante. ■

 ?? MAXI FAILLA ?? Panel. Entre otras voces, desmenuzar­on la obra los actores Luis Brandoni y Ana María Picchio, con el ensayista Rafael Courtoisie (centro).
MAXI FAILLA Panel. Entre otras voces, desmenuzar­on la obra los actores Luis Brandoni y Ana María Picchio, con el ensayista Rafael Courtoisie (centro).

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