Clarín

Tiraron de un puente a una joven para robarle el celular y les dieron 14 años de cárcel

A uno le sumaron seis meses por tener antecedent­es. La víctima cayó desde siete metros, estuvo 90 días en terapia intesiva y sigue internada: quedó postrada y no puede mover las manos. “Es muy triste ver cómo la dejaron”, se lamentó su tío.

- Natalia Iocco niocco@clarin.com

Para Nieves María Lizarazu Cabrera (29) todo cambió el 2 de diciembre de 2016. Su vida se paralizó. Parte de su cuerpo también. Ayer condenaron a dos hombres por tirarla de un puente peatonal para robarle el celular. “Mari” -así la llaman- quedó postrada hace 17 meses, no puede caminar ni mover las manos por las lesiones que le produjo la caída.

Esa noche, cerca de las 21.15, María regresaba a su casa cuando Facundo Martín Pérez Ávila (41) y Claudio Elías Cañelas García (36) la asaltaron. Ella quiso defenderse y corrió para escapar por el puente peatonal que une Liniers con Ciudadela, sobre la General Paz, a la altura de la calle Humaitá. La alcanzaron del lado de Capital.

Dos hermanos que trabajaban vendiendo embutidos, uno de cada lado del puente, vieron la escena completa: la mujer cayendo, Pérez Ávila y Cañelas García revisando sus bolsillos en medio de un charco de sangre y escapando a la carrera. Indignados, los persiguier­on y alertaron a la Policía. Así lograron detenerlos. Su testimonio fue clave en el juicio.

Cañelas García nació en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra y dijo ser vendedor ambulante. Tenía el mismo domicilio de Pérez Ávila, un uruguayo nacido en Colonia y estudiante universita­rio, sin antecedent­es penales. Vivían en la zona, cerca del lugar donde fueron detenidos por la Policía, a nueve cuadras del puente del que tiraron a María.

Cañelas García gozaba de una libertad condiciona­l en una causa por robo. Ayer los jueces Pablo Vega, Juan Giudice Bravo y Alejandro Noceti Achaval, del Tribunal Oral en lo Criminal N°17, lo condenaron a 14 años y seis meses de prisión por “considerar­lo culpable del delito de homicidio en ocasión de robo en grado de tentativa”. En su pena tuvieron en cuenta que tenía antecedent­es.

A Pérez Ávila lo condenaron a 14 años de cárcel. Sus padres fueron los únicos que asistieron al juicio y lamentaron la condena.

En sus últimas palabras antes del veredicto, Pérez Ávila dijo ser inocente: “Voy a ratificar mi inocencia en este incidente, en todo momento traté de asistir a la víctima, al ver lo que estaba ocurriendo intenté asistirla como lo hice toda mi vida en todo ámbito, en lo social y en lo humano. Estuve en el lugar equivocado en el momento equivocado, eso está clarísimo”. Además, remarcó que trabaja como “coordinado­r de Inclusión Universita­ria” en la cárcel donde está alojado, que se encuentra “cursando una carrera universita­ria” y se incorporó “a un centro de recuperaci­ón de adicciones”. Cañelas García también dijo que era inocente. El Tribunal no les creyó a ninguno de los dos. Las pruebas y los testimonio­s -dijeron- fueron contundent­es.

El fiscal del juicio, Oscar Ciruzzi, había pedido una condena de 15 años de cárcel. Ayer analizaba esperar a que la sentencia quede firme para solicitar que a Cañelas García le sumen los años pendientes por un robo anterior.

Mientras en los tribunales se definía la suerte de los responsabl­es del ataque que la dejó postrada, la víctima seguía internada en el área de clínica médica del Hospital Santojanni. Está ahí hace 17 meses. El “politrauma­tismo con shock medular cervical por fractura” que le generó la caída la tuvo grave y en terapia intensiva por 90 días. Después empezó una larga recuperaci­ón que no termina. No puede caminar y apenas tiene sensibilid­ad en las piernas.

No es la única secuela. Los dedos de las manos le quedaron entumecido­s y casi sin fuerza. De a poco, en un año y medio, la mujer recuperó la capacidad de mover el torso y la cabeza, pero hasta que no definan si es posible operarla, no podrá regresar a Oruro, su ciudad natal. Ahí dejó a su hijo hace dos años y medio.

“A fines de enero de 2016 tenía que regresar, porque el nene estaba allá en Oruro con nosotros, por empezar el ‘kinder’ (preescolar) y ella tenía que cuidarlo. Pero le pasó esto”, contó a Clarín Julia Cabrera (51), la madre de Nieves, que pasó más de un año durmiendo en una silla del hospital, acompañand­o a su hija.

Nieves y su hijo -que ahora tiene 7 años- hablan por “a veces” por teléfono. Pero él se angustia y se enoja porque su mamá no regresa. Cada llamado aumenta el dolor y la distancia.

Marcelo, el tío de Nieves, contó a Clarín que su sobrina “sigue internada en el hospital”, pero que Julia “tuvo que volver a Bolivia de urgencia” y la joven quedó sola, al cuidado de los médicos y las enfermeras del hospital. Por la gravedad de su estado de salud, no puede ser trasladada de regreso a Oruro para continuar con la rehabilita­ción cerca de su familia.

El problema también es económico. La madre de la víctima no tiene el dinero para el tratamient­o. “Es muy triste ver cómo la dejaron. Ojalá haya justicia y no pase otra cosa así”, cerró Marcelo. ■

 ??  ?? Víctima. Nieves María Lizarazu Cabrera (29) espera poder viajar a Oruro, en Bolivia, para rehabilita­rse.
Víctima. Nieves María Lizarazu Cabrera (29) espera poder viajar a Oruro, en Bolivia, para rehabilita­rse.
 ??  ?? Culpables. Facundo Martín Pérez Ávila (41) y Claudio Elías Cañelas García (36), el día de la detención.
Culpables. Facundo Martín Pérez Ávila (41) y Claudio Elías Cañelas García (36), el día de la detención.

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