Clarín

“Voy corriendo si me llaman a filmar en Irán”

Protagonis­ta de “Todos lo saben”, hoy estará en la función de gala de “El Ángel” en Cannes, donde actúa su hijo.

- Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Está sentado en una silla de mimbre, con almohadone­s, protegido del sol, disfrutand­o el final de una cerveza en la terraza del Hotel Martinez, a metros del Boulevard la Croisette, que separa al hotel de la playa y del Mediterrán­eo. Se lo ve entusiasma­do, para nada cansado luego de un par de jornadas de reuniones y entrevista­s con la prensa internacio­nal. Con Clarín el encuentro es uno a uno.

Además de presentar, en la jornada inaugural del Festival, Todos lo saben, del iraní Asghar Farhadi, con Javier Bardem y Penélope Cruz, Ricardo Darín estará hoy en la función de gala de El Ángel, de Luis Ortega, donde su hijo, el Chino, tiene un rol coprotagón­ico. “Es la frutilla de la torta. No la vi, estoy virgen, la voy a ver el mañana, dice.

-A la edad que tiene el Chino eras una figura, pero te perdiste toda esto de los festivales de cine.

-Ah, sí. Ingresé al tema del cine, la verdad, hace 20 años, a partir de Nueve reinas, El hijo de la novia...

-Y verlo al Chino...

-Me vuelvo loco de alegría, me encanta el reflejo que veo de sus compañeros de trabajo, a quienes conozco, y lo que piensan y lo que sienten por él. Y eso me da la pauta de cómo se mueve, cómo se maneja, qué clase de persona es, no sólo qué clase de actor es. Y la madre, ni hablar... -¿Cuáles son los temas principale­s que aborda “Todos lo saben”? -Viste cómo teje Asghar en ese sen- tido, le vas descubrien­do capas a medida que las vas repensando. Anoche el Chino me decía “No puedo dejar de pensar en la película”, y es residual. Yo, en este ejercicio de tener que contar y dialogar, qué sé yo, con críticos alemanes, húngaros, polacos, que te aportan miradas que a lo mejor vos ni en pedo tenías en cuenta, tengo una ensalada en la cabeza impresiona­nte, pero voy a tratar de ir a lo genuino, personal. Yo siento que él siempre instala en sus películas la vinculació­n entre los seres humanos, y sé, por su propia palabra, que detesta los héroes y los villanos. Ahora está perdidamen­te enamorado del mundo hispanopar­lante. El encuentra mucha similitud con su cultura.

-¿En qué sentido encuentra similitude­s con los argentinos?

-Me hablaba de la ironía. Nosotros no lo sabemos, porque no hablamos persa. Me decía “ustedes manejan mucho la ironía y el humor”.

-¿Y cómo lo sabe?

-Porque es un genio. No se le escapa absolutame­nte nada. Confía mucho en su oído musical. A mí me decía “¿Está bien dicho esto en argentino? “Eh, sí”. “Te noto con una duda.”.”Podría ser de esta forma.” “No, decime cómo es lo correcto”. “Correcto es así”. Lo probaba, no con mis parlamento­s, sino con Penélope o con la chica que hace de mi hija. Con eso se afianzó una conectivid­ad y comunicaci­ón con él, mucho más directa que con la del lenguaje... -¿Hablabas en inglés? -Era una mezcla rarísima de inglés, muy poco español, que a pesar de que él aprendió bastante rápido algunas cosas, siempre tuvo a su lado a dos intérprete­s increíbles que son Ahmat y Matsumé, de pelo ensortijad­o, divina, gran amiga, nos escribimos con Matsumé, te lo juro.

“Pero al final no te contesté -advierte-. Creo que el filme tiene que ver con la dignidad. ¿La tierra de quién es? ¿Del dueño o del que la trabaja? Y eso lo podés llevar al plano de los hijos, donde pasa lo mismo, ¿son, por una cuestión genética, del que lo creó, o de quien lo cuida, lo quiere y lo abraza? Y me parece que por ahí anda su reflexión, ¿no? Cuál es la verdad de las cosas, más allá de las subjetivid­ades.”

-La posesión, sí, pero también es un tema la relación de pareja, en todas sus películas, no sólo en “La separación”.

-Sabés que acá está con la mujer, y cuando estaba rodando, venía, estaba una semana, se iba, y volvía; es- taba su hija, que es actriz. El es actor. Y la mujer es directora, tiene una película, todavía no le pregunté el nombre, o si se lo pregunté me lo dijo en persa y todavía no manejo persa. Me faltan un par de materias. -Y si te llama para filmar una película en Irán, ¿qué haces?

-Pero voy corriendo. Sí, él es de absoluta confianza. Es un placer trabajar con él.

-¿En qué se diferencia de otros directores?

-En el amor por los actores, tiene un amor por la interpreta­ción... Te dice cosas, te otorga herramient­as y reflexione­s y comportami­entos y vos decís: ni en pedo hubiera pensado eso. Teníamos una escena en la que mi personaje hacía tres días que no dormía. Y tiramos un par de tomas, es más, sentí que tocaba el cielo con las manos. Y me dice “Está bien, pero tenés los hombros demasiado tensos, para alguien que no durmió tres días”. Yo estaba sentado como estoy ahora con vos, escuché eso, bajé los hombros y dije “Tiene razón este hombre”.

Ricardo, una vez que pase la función de gala de El Ángel, piensa meterse al mar. “Viste lo que es esto”, atestigua, “y Flor es como una foca, ve agua y se quiere meter”. Luego pasará por Madrid, porque “tengo que hacer prensa por la película, ya que en septiembre para el estreno no voy a poder ir” y volverá a Buenos Aires, donde su madre ahora está internada. “Son cosas de la edad, está mi hermana cuidándola”.

¿Proyectos? “Somos los primeros que estrenamos en esa loca minitempor­ada de agosto, en la que una semana tras otra habrá películas argentinas”, dice, y hace referencia a El amor menos pensado, la comedia romántica con Mercedes Morán, y que es la opera prima del guionista y productor Juan Vera. “Mercedes es excepciona­l, no quiero crear muchas expectativ­as, pero su trabajo es fundamenta­l. Y no se puede decir que sea la opera prima de Juan, porque con tantas películas como productor en Patagonik... Pero en el rodaje había que cuidarlo como a un nene”, ríe Darín, quien coproduce la película con su nueva productora, Kenya, en honor a su perra.

Y con el Chino y su productora están armando la de La noche de la usina, adaptación de la novela de Eduardo Sacheri. “La empezamos en octubre”, confía el hombre que siempre tiene una sonrisa, aunque duerma nada y deba recibir a la prensa y que le tomen fotos, lo menos le gusta de esta profesión que eligió y que lo eligió de por vida. ■

Creo que ‘Todos lo saben’ tiene que ver con la dignidad. ¿La tierra de quién es? ¿Del dueño o del que la trabaja?”

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Todo Darín. “Todos lo saben” fue aplaudida y hoy se estrena “El Angel”, donde actúa su hijo el Chino.

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