La telemedicina crece en el país y hasta los casos de gripe se curan por Internet
Además de los cuadros complejos que estudian a distancia en varios hospitales, crecen las consultas virtuales por problemas cotidianos. Buscan cuidar la relación médico-paciente.
Cada vez son más las instituciones y médicos que recurren al uso de tecnología para atender a distancia a los pacientes. No sólo en los cuadros complejos sino también en casos cotidianos como resfríos o gastroenteritis. Así, evitan contagios en guardias saturadas.
“La tecnología se metió en las relaciones entre las personas. Se metió en cómo se conocen, se enamoran y se casan. Así que la medicina no iba a ser una excepción”. Quien lo asume es la cardióloga Florencia Rolandi. Tras una carrera que incluyó al hospital Italiano y la Fundación Cardiológi- ca Argentina, ahora se volcó a la “mHealth” (salud móvil) y asesora a la Secretaría de Gobierno Digital del Ministerio de Modernización.
El de Rolandi es un caso testigo. Cada vez más médicos e instituciones recurren al uso de tecnología para atender a la distancia. No es futurología, ni ciencia ficción. Hoy, los profesionales están disponibles a través de sitios web, chats de WhatsApp, vi- deollamadas y aplicaciones para celulares. Ni más ni menos que lo que todos usamos, a diario, para comunicarnos.
La medicina móvil no se utiliza ya sólo para tratar a la distancia temas de salud complejos, sino para resolver consultas cotidianas. Por ejemplo, la empresa de servicios de emergencias Vittal la considera especialmente útil para el otoño, cuando au- menta el riesgo de sufrir gripe estacional: promueve que sus pacientes hagan una consulta “virtual” antes que ir a la clínica ante síntomas como gripe, dolor de cabeza, malestar gastrointestinal, golpes y reacciones alérgicas. “La telemedicina minimiza riesgos de contagio en las guardias, en especial de enfermedades de tan fácil propagación como las patologías respiratorias”, sostiene su directora médica, María Valeria El Haj.
Esta empresa ofrece el servicio desde hace un año y ya tiene más de 3.500 descargas en dispositivos electrónicos y unos 600 registros por web. Las consultas se realizan mediante una videollamada desde cualquier lugar en horarios extendidos, incluso los fines de semana. También se puede obtener una receta online para retirar el medicamento indicado directamente en la farmacia.
Más complejos son los casos que atiende el hospital universitario Austral, que cuenta con una unidad pediátrica móvil y teleconsultas para pacientes internacionales, además de un proyecto de planificación quirúrgica virtual. “Es más reciente, aunque muy innovador”, dice Gastón Gabin, director de Innovación y Gestión del Cambio. El paciente se evalúa de forma remota para diseñar un escenario virtual de su futura cirugía. Se imprimen la parte del cuerpo a tratar y las herramientas a utilizar, y finalmente se ejecuta la operación.
Los servicios remotos representan todavía menos del 5% de las consultas del Austral (el hospital atiende en total unas 70.000 por mes), pero vienen en alza. “Es un proceso lento, pero visualizamos un crecimiento sostenido en los próximos años -- analiza Gabin--. Los servicios remotos serán una de las principales vías de atención de la población”.
Si ese pronóstico se cumple, ¿ir a un hospital estará en vías de extinción? “De todos los cambios tecnológicos que tienen que ver con la medicina, lo más difícil de adaptarse es cómo está cambiando la relación médico/paciente”, plantea Rolandi. Gabin cuenta que, para evitar interferencias, en el Austral existe un protocolo para que el paciente se sienta respetado en su consulta online: las salas de telemedicina tienen tonos cálidos y decoración adecuada, la cámara se coloca a la distancia precisa para que se vean bien los gestos y se verifica el micrófono para que se escuche clara la voz. “Los pacientes que van a una guardia, por ejemplo con un dolor de garganta, buscan que los atiendan rápido. Y los jóvenes están más acostumbrados a tener transacciones de todo tipo a través de la pantalla”, agrega.
“La telemedicina no puede expulsar, ni ser una barrera, para los pacientes que quieren ver a los médicos. Eso no debería ocurrir. Pero sí puede ser una herramienta para hacer consultas oportunas”, sostiene Rolandi. “Si vos construiste una relación de médico a paciente y podés complementarla con estrategias no presenciales, para mí suma”, concluye la cardióloga. ■