Hotesur: procesaron a Cristina, Máximo, Florencia y Báez por lavado
El juez Ercolini también les dictó un embargo de $ 800 millones. La medida incluye al Bochi Sanfelice, entre otros.
Es el tercer procesamiento que comparten Cristina Kirchner y Lázaro Báez, pero la causa Hotesur SA es la red más significativas de negocios que construyeron desde sus respectivas empresas privadas. Para la justicia se convirtió en un “manual de lavado de activos”. Así, lo entendió el juez Julián Ercolini que los procesó junto a Máximo y a Florencia Kirchner por lavado agravado por “funcionar en banda”, con embargos de 800 millones de pesos. Se investigó el negocio hotelero que la ex presidenta construyó junto al empresa preso.
Como fin de un ciclo, Hotesur quedó intervenida y la actividad hotelera de la familia Kirchner atraviesa su peor momento comercial. Atrás quedaron los millones de pesos que garantizó Lázaro Báez al administrarlo mientras en paralelo, percibía contratos viales del Estado. Para Ercolini la relación de Cristina y el empresario resultó “fundamental” porque “posibilitó que se cumpliera con los designios criminales fijados”.
En la causa, que representa un nue- vo procesamiento contra Cristina y sus hijo, al igual que para Romina Mercado (hija de Alicia Kirchner), Osvaldo Sanfelice, Báez y su hijo Martín, entre otros, se planteó que los ex Presidentes y sus hijos recibieron dinero “a través del negocio hotelero bajo cierta apariencia de legitimidad”, con el fin de declarar esos fondos ante la Oficina Anticorrup- ción y el fisco “ocultando su verdadero origen” calificado de ilícito. Se incluyen los 4,6 millones de dólares que Florencia Kirchner tiene secuestrados hace dos años.
Los acusados constituyeron “un complejo entramado societario” que se puso en marcha “para poner en circulación en el mercado parte de las ganancias obtenidas como conse- cuencia de la defraudación al Estado (la causa de obra pública)”, indicó Ercolini.
Todo comenzó con la necesidad de Néstor y Cristina Kirchner de contar con dinero líquido “en blanco” para poder “justificar la compra de los hoteles Alto Calafate y Las Dunas”. Entonces, realizaron entre 2005 y 2009 “múltiples negocios -en su mayoría con Báez-, en los que también intervino Máximo Kirchner”, en nombre de sus padres. Hubo más de quince compra-venta de terrenos y propiedades entre el empresario K y los ex Presidentes. Con dicho dinero,“Kirchner - a través de Máximo- adquirió el hotel Las Dunas por US$ 700.000 y la firma Hotesur dueña del hotel Alto Calafate, por US$ 4.900.000”.
El origen de ese dinero tuvo como fuente principal, los fondos obtenidos por la “asignación irregular de obra pública vial en su provincia de origen” (52 contratos por $ 46.000 millones) y “múltiples” negocios con las empresas del Grupo Austral”.
Después, para la “maniobra económica diseñada desde el negocio hotelero”, fue indispensable Valle Mitre SRL propiedad de Báez, creada meses después de que los Kirchner adquirieron los hoteles. Fue utilizada “para recibir ese dinero y aplicarlo al negocio de la hotelería, y permitir así que la ganancia ilícita se distancie de su verdadero origen”. Como Valle Mitre no tenía capacidad económica para pagar el alquiler de Hotesur SA, era Austral Construcciones (que recibía obra pública), la que le depositaba dinero a la gerenciadora de los hoteles: entre 2007 a 2015 le dio $ 71 millones. Así, podía mes a mes pagar el alquiler a los Kirchner, que representó $ 27 millones y un canon mensual de 40 mil dólares por la explotación comercial. A su vez, Valle Mitre le prestaba fondos a otras siete empresas del Grupo Austral que después “retornaban dinero a los Kirchner”, alquilando habitaciones que no usaban: garantizaron así ingresos por $ 14 millones en dos años. No fue todo: Austral Construcciones era el 54% de la facturación del Alto Calafate en diferentes conceptos. El movimiento millonario permitió que los ex Presidentes y sus hijos “perciban ingresos millonarios a partir del alquiler de sus establecimiento hoteleros”, lo que les permitió “aumentar notablemente su patrimonio”. ■