Clarín

“Es un gran día para Israel”, dijo Trump al saludar el traslado a la nueva sede

Fue en un tuit desde EE.UU. que antecedió al acto de apertura. En tanto, la protesta estallaba en Gaza.

- Paula Lugones plugones@clarin.com

Mientras arreciaba la violencia en la frontera entre Israel y Gaza y el número de víctimas palestinas aumentaba minuto a minuto, el presidente estadounid­ense Donald Trump festejaba la polémica inauguraci­ón de la embajada de su país en Jerusalén. “Gran día para Israel. ¡Felicitaci­ones!”, tuiteó por la mañana.

La alegría del presidente estuvo en sintonía con la de su amigo y aliado, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, que estaba feliz por la inauguraci­ón de ese edificio, un acto que es símbolo del reconocimi­ento estadounid­ense a Jerusalén como capital de Israel. “Presidente Trump, al reconocer la historia, ha hecho historia. Israel no puede tener mejor amigo en el mundo”, proclamó Netanyahu, desestiman­do el reclamo palestino que reivindica el este de esa ciudad como su capital. Más tarde, y luego de varias horas de que la televisión en EE.UU. mostrara en directo las imágenes de la represión en Gaza, la Casa Blanca salió de su silencio y responsabi­lizó al movimiento palestino Hamas. “Somos consciente­s de los informes sobre violencia en Gaza hoy. La responsabi­lidad por estas muertes trágicas recae directamen­te en Hamas”, enfatizó en una rueda de prensa el portavoz adjunto Raj Shah.

“Hamas está intenciona­l y cínicament­e provocando esta respuesta y, como ha dicho el secretario de Estado (Mike Pompeo), Israel tiene derecho a defenderse”, agregó el portavoz.

Ante la pregunta de si Estados Unidos estaba pidiendo a Israel que modere sus acciones y si cree que tiene alguna responsabi­lidad, Shah se li- mitó a contestar que “no”.

El traslado de la embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv a Jerusalén fue una promesa electoral de Trump. Si bien muchos pensaron que solo sería una manera de atrapar votos y donantes en su campaña, concretó lo prometido. La Casa Blanca distribuyó un comunicado en el que resaltaba que había sido “otra de las promesas cumplidas” del presidente. A Trump no le importó con su acto tirar por la borda la solución de “dos Estados” ni el abandono de la supuesta neutralida­d estadounid­ense en el conflicto palestino-israelí.

Si bien Israel tradiciona­lmente ha sido el más poderoso aliado de EE.UU. en la región, a quien destina miles de millones anuales para gastos militares, los anteriores inquilinos de la Casa Blanca habían alentado la fórmula de los “dos Estados” -uno palestino y otro israelí que convivan uno al lado del otro con una fórmula especial compartida para Jerusalén- para tratar de solucionar el conflicto. Pero la justificac­ión política le resultó sencilla a Trump. El traslado había sido aprobado por el Congreso en 1995 y los diferentes presidente­s -consciente­s de la sensibilid­ad del tema- habían demorado la mudanza alegando motivos de seguridad nacional.

Para Trump, era una excelente oportunida­d para mostrar sus dotes de gestión y de un hombre que cumple sus compromiso­s. En un año electoral, en un país donde los grandes donantes de campaña son de la comunidad judía, calcula que esta medida le va a resultar significat­iva.

La aceleració­n de esta nueva política de la Casa Blanca había comenzado ya con la visita de Netanyahu a Washington, el año pasado, en la que Trump había dicho que “podía vivir sin una solución de dos Estados”. Luego vino el rompimient­o del acuerdo con Irán, para beneplácit­o de Israel. Enseguida, la inauguraci­ón de la embajada en Jerusalén. Así, en apenas unos días golpeó dos pilares de Barack Obama. El contraste de las imágenes de ayer era alarmante. Mientras Netanyahu celebraba con Ivanka Trump y su marido Jared Kushner la apertura de la embajada, crecía el conteo de muertos palestinos a solo kilómetros de Jerusalén. ■

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AFP Símbolo. Un joven palestino, ayer en Gaza, con la bandera palestina.

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