El Papa y los obispos chilenos, en un encuentro clave
Cara a cara. Comienzan las reuniones con los prelados, a quienes convocó por los casos de abusos sexuales.
El papa Francisco recibirá a partir de hoy en el Vaticano a obispos chilenos, en el marco del escándalo por abusos sexuales contra menores cometidos por el sacerdote Fernando Karadima y la presunta complicidad de miembros del clero local.
El papa se reunirá entre hoy y el jueves en el Vaticano con los 31 obispos en ejercicio y dos obispos eméritos. Hace casi dos semanas sostuvo un encuentro con tres de las víctimas de Karadima.
“El objetivo de este largo ‘proceso sinodal’ es discernir juntos, en la presencia de Dios, la responsabilidad de todos y cada uno en esas heridas devastadoras, así como el estudio de los cambios adecuados y duraderos que impidan la repetición de actos siempre reprobables”, señaló el sábado la oficina de prensa del Vaticano en un comunicado.
El inédito encuentro se produce después de que Francisco conociera los informes elaborados por el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, a quien envió a Chile en febrero pasado para que investigara la presunta complicidad del obispo Juan Barros y de otros miembros de la Iglesia local sobre los abusos sexuales cometidos por Karadima.
Cerca de setenta personas prestaron testimonio ante el prelado maltés, entre otros el médico James Hamilton, el periodista Juan Carlos Cruz y el filósofo José Andrés Murillo, tres de las víctimas de Karadima, que hace casi dos semanas fueron recibidos por el papa Francisco para conversar y pedirles perdón en su nombre y el de la Iglesia.
Tras el encuentro, las tres víctimas le solicitaron al papa Francisco adoptar medidas “ejemplares y ejemplarizadoras”.
Con el informe en mano, el Papa resolvió escribirles en abril pasado una carta a los obispos chilenos en la que les señaló que sintió “dolor y vergüenza” tras leer el documento. Además, admitió haber “incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada” sobre el asunto del obispo Barros.
Barros, a quien sus denunciantes lo acusan de haber presenciado y de haber encubierto los abusos de Karadima, de quien era muy cercano, fue designado en 2015 por Francisco al frente de la diócesis de Osorno, a unos 900 kilómetros al sur de Santiago. Desde entonces, los feligreses de la zona han demandado sin éxito la renuncia del religioso.
De hecho, el caso opacó la visita que el pontífice argentino realizó a Chile en enero pasado, ya que Barros, de 61 años, lo acompañó en todas las misas que ofició en el país.
A pesar de las acusaciones en su contra, el papa hizo una cerrada defensa del prelado. “Son todas calumnias”, señaló en esa oportunidad.
Karadima, en cambio, fue sancionado en 2011 por la Santa Sede a un retiro de por vida de sus funciones por delitos ocurridos entre 1980 y 1995, según estableció la Justicia chilena, que no pudo aplicarle ningún castigo pues los hechos ya habían prescrito.
Pero al regresar de su gira por Chile y Perú, Francisco dio marcha atrás en su descalificación y ordenó investigar qué había pasado en el interior de la Iglesia chilena. ■