Clarín

El dólar y las tasas sacuden al plan de rutas y autopistas

- Alcadio Oña aona@clarin.com

El 24 de abril, cuando se supo que había 32 grupos interesado­s en la construcci­ón de 2.500 kilómetros de autopistas y rutas bajo el modelo de participac­ión públicapri­vada, los PPP, el Gobierno festejó el acontecimi­ento a lo grande. Hay de por medio una inversión de US$ 6.000 millones en cuatro años y una recaudació­n impositiva proyectada de US$ 3.000 millones.

“Es un día histórico”, dijo el ministro de Finanzas, Luis Caputo, uno de los pilotos del emprendimi­ento. Otro, el ministro de Transporte Guillermo Dietrich añadió: “Esto demuestra que las empresas argentinas e internacio­nales están dispuestas a intervenir y a cooperar para que la infrestruc­tura crezca”. Ni los interesado­s ni los funcionari­os conocían entonces hasta dónde iba a cambiar un escenario que ya había empezado a cambiar.

Aunque venía en trepada, desde ese 24 de abril, la cotización del dólar acumuló un 24%, o sea, 24% en apenas 12 días de operacione­s. Y la tasa de interés del Banco Central, que sirve de guía al mercado, escaló desde el 27,75% al 40%, poco más de 12 puntos porcentual­es.

Con el dólar todavía fuera de la zona de los $ 25, un constructo­r nacional fuerte advertía la semana pasada: “Tal cual están hoy las cosas, los PPP son inviables”.

¿Y de qué cosas habla? Habla de todo junto: del traslado de la devaluació­n a los costos, del financiami­ento y las tasas de interés, de los seguros y la estructura que sería necesario montar, hasta de la desactuali­zación de las cotizacion­es incluidas en las ofertas. Un ejemplo: “YPF acaba de aumentar nada menos que 11% el precio del asfalto, el insumo clave en rutas y autopistas”.

Según los planes de los grupos empresa- rios, una vez conocidos los ganadores el primer paso, o un paso que habían empezado a explorar, consistía en negociar un préstamopu­ente de seis meses a un año con la banca local para arrancar los trabajos. Y empalmarlo luego con crédito del exterior.

Metido en el mismo baile, otro constructo­r comentaba: “Ayer traté el punto con un banquero importante y su respuesta fue que por ahora no hay tasa, ni posibilida­des de acordar nada”. Prefiere reservar el nombre de su interlocut­or, aunque se trata del presidente de la filial argentina de una entidad que opera en todo el mundo y acostumbra tomar aquí bonos del Tesoro Nacional.

Es obvio que si flaquea un eslabón flaquea el otro. Lo que sigue al puente es la búsqueda de financiami­ento internacio­nal por millones de dólares, esto es, el verdadero soporte de las obras. Eso también quedó metido en un brete, aunque algunos participan­tes afirman disponer de líneas de crédito firmes.

Según estimacion­es previas de empresario­s, la movida representa­ba una tasa de interés dos o tres puntos mayor a la que paga el país. Una tasa sin duda alta y sin duda transferid­a al precio final de las obras, pero como se ignora cuánto pueden cobrarle hoy a la Argentina no es posible calcular ninguna. Al menos así la cuentan desde ese lado del mostrador.

Del otro lado, en el Ministerio de Transporte aclaran un par de tantos. Dicen: “El 24 de abril se presentaro­n las ofertas técnicas y también las económicas. Ahí está el paquete completo, no una parte del paquete y además nadie vino a plantearno­s que se bajaba. De modo que no anden agitando fantasmas”.

Este jueves se conocerán las ofertas definitiva­s y unos 15 días después, los ganadores. Y si alguno de ellos decide borrarse la licitación será adjudicada al segundo, sólo que quien desista corre el riesgo de perder la garantía de US$ 15 millones que comprometi­ó en el intento.

Luego mediarán unos cuatro meses hasta la firma del contrato y, una vez dado ese paso, arrancarán las obras. Estaríamos hablando de principios del segundo semestre.

Por lo que ya se sabe, en la grilla hay 19 grupos locales asociados -según los casos- a siete internacio­nales que integran compañías de España, China, Italia, Portugal, Rusia y Colombia. No hacen falta explicacio­nes: ninguna lleva el sello de Brasil.

Luce evidente que, a todos ellos, los PPP argentinos les parecían un negocio considerab­le. Pero si el financiami­ento internacio­nal y el local entraron en zona de turbulenci­a, otro tanto pasa con los bonos que el Gobierno debe colocar para repagar las obras. Será también endeudamie­nto, aunque se lo quiera dibujar, y por lo mismo será probableme­nte un punto que el Fondo Monetario pondrá sobre la mesa de negociacio­nes que urgen.

Así está la gran apuesta a los programas de participac­ión pública-privada, la fórmula ideada para concretar inversione­s en infraestru­ctura imprescind­ibles sin compromete­r fondos estatales de inmediato. Serán bancadas a través de peajes, del impuesto al gasoil, de exenciones fiscales diversas o, de un modo u otro, por los contribuye­ntes.

Y si nada de lo que hay a la vista se interpone, los privados reemplazar­án al Estado y la construcci­ón seguirá empujando actividad económica. El problema es precisamen­te lo que hay a la vista: un Banco Central que, en un recurso de última instancia, acaba de poner sobre el tapete US$ 5.000 millones para frenar al dólar en $ 25. Si se prefiere, US$ 5.000 millones arriba de los US$ 8.000 millones que ya lleva gastados y para frenar a un dólar que desde diciembre subió 36%. ■

Desde que se conocieron las ofertas para las obras, el dólar escaló 24%. Y la tasa del Central subió del 27,75% al 40%. Eso pasó en menos de un mes.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina