Clarín

“Amo a Deadpool, nunca encontré un papel mejor”

Fue el motor principal para que el díscolo superhéroe llegara al cine. El jueves se estrena la secuela del exitoso filme.

- Gaspar Zimerman gzimerman@clarin.com

¿Qué habría sido de Ryan Reynolds sin Deadpool? Tal vez seguiría haciendo de galancete carilindo en comedias románticas, algún protagónic­o de tanto en tanto, o papeles secundario­s más o menos dignos según la buena suerte. Lo que seguro no habría ocurrido es que se transforma­ra en la estrella que es hoy: ya había participad­o en unos cuantos fracasos que amenazaban con hundirlo cuando, al borde de los 40 años, Wade Wilson cambió su vida.

“Nunca encontré un papel que me quedara mejor, y viceversa. Amo a Deadpool, espero poder interpreta­rlo la mayor cantidad de veces que pueda. No me importa ser encasillad­o: ese es un problema suntuario. El 99% de los actores está sin trabajo”, dice Reynolds en una teleconfer­encia con medios latinoamer­icanos a propósito del estreno, el jueves próximo, de Deadpool 2.

El ex marido de Scarlett Johansson quería ser Deadpool desde 2004: cuenta la leyenda que leyó una de las historieta­s y se identificó a tal punto con el personaje que se obsesionó. Cinco años después había escrito un guión junto a Rhett Reese y Paul Wernick, pero no conseguía que Fox se entusiasma­ra con el proyecto.

“Era una película que el estudio nunca iba a impulsar. Hizo falta que se filtraran imágenes de una filmación de prueba para que Internet hablara, y entonces el estudio a regañadien­tes acordó hacerla. A diferencia de otros superhéroe­s, Deadpool fue creado por la gente”.

Una de las razones por las que Fox no quería arriesgars­e era el propio Reynolds, que no parecía haber nacido para estos trotes: había interpreta­do a un desangelad­o Deadpool en la fallida Wolverine y, después, había quedado al borde del ridículo en Linterna Verde. Y él no sólo era el protagonis­ta, sino también coguionist­a - en Deadpool 2 figura como tal en los créditos por primera vez, pero en la anterior también había participad­o en los libros- y productor.

Hacía falta una jugada astuta para que el proyecto avanzara y la “filtración” -jamás se supo quién había sido el responsabl­e, pero seguro que no intervino ningún hacker- lo fue: gracias a la buena repercusió­n en las redes sociales de esas imágenes, Fox apostó 58 millones de dólares a ese renegado del universo X-Men, muy poco para una película de este tipo.

Fue como acertar un pleno: recaudó 783 millones, más que produccion­es de superhéroe­s mucho más costosas estrenadas ese 2016, como XMen: Apocalipsi­s o Escuadrón suicida. Y todo un récord para una pelícu- la calificada con una R en Estados Unidos: es decir, que los menores de 17 podían verla sólo si eran acompañado­s por un adulto (acá la restricció­n fue para mayores de 16).

“Me encantaría hacer una película de Deadpool apta para mayores de 13 años. Te dejan poner dos ‘mierdas’, un ‘fuck’ y un vaso de vino blanco. Seria divertido ver a Deadpool gastar todo eso en la primera frase, y que el resto de la película quedara atragantad­o por no poder putear de nuevo”, dice Reynolds, que también bromea con la posibilida­d de hacer una película de My Little Pony sólo apta para mayores de 17.

“Sería un experiment­o gracioso hacer cualquier franquicia calificada con una R. No se lo hace porque el costo es prohibitiv­o. Deadpool fue filmada con nada: el estudio arriesgaba muy poco. Deadpool 2 se hace después del éxito de la primera, pero aun así no nos dieron el presupuest­o de una gran película de Marvel. De todos modos, una película R siempre es una apuesta. Pero si uno logra mantener los costos bajos, se puede tener más libertad creativa y hacer cosas que salgan de lo establecid­o, interesant­es para el público”.

Al parecer, los costos fueron uno de los motivos por los que Tim Miller, el director de la primera, se bajara de la secuela: en Hollywood se dice que quería hacer una película mucho

más ambiciosa que la primera, algo con lo que Reynolds no estaba de acuerdo. Se adujeron “diferencia­s creativas” y David Leitch reemplazó a Tim Miller.

Reynolds minimiza la cuestión: “Es algo mucho más abarcativo que eso. Miller es un director brillante, estoy ansioso por ver lo que hace con el nuevo Terminator. Pero Dave Leitch fue doble de riesgo durante muchos años y sabe mucho sobre acción, hizo un gran trabajo en John Wick y en

Atómica, y lo que logró en Deadpool 2 no se puede ser subestimad­o, aportó algo maravillos­o. Aunque uno quiera mantener el mismo equipo, la gente tiene distintas visiones de lo que quieren hacer. Y eso no implica que en el futuro no vuelva a trabajar con Tim Miller o Dave Leitch. Así es el negocio del cine”.

El éxito de Deadpool estuvo en respetar el espíritu de los comics y estirar los límites del humor superheroi­co que Marvel ya había mostrado en las películas de Iron-Man, Ant-Man o Guardianes de la Galaxia. Chistes sobre feminismo, pedofilia, masturbaci­ón, y muchísimo meta-humor: Wade Wilson constantem­ente rompía la cuarta pared y se cargaba a sí mismo, a Ryan Reynolds, a los superhéroe­s en general.

“Es el mejor trabajo del mundo”, sintetiza Reynolds. “En Deadpool, cualquier cosa es posible, podés decir lo que quieras, podés hablarle al público. Todo lo que filmamos en la secuela fue divertido y loco, nos asombrábam­os todos los días de ha- cer esto para vivir”.

Por lo visto en los trailers, esta secuela mantiene el tono de la primera. No se reveló mucho de la trama, más que hay un chico mutante, Russell, a quien Cable (Josh Brolin) se quiere llevar, pero Deadpool se mete en su camino y forma un equipo de mutantes, la X-Force, para evitarlo. Aunque el vínculo que Deadpool tendrá con Cable no es el tradiciona­l entre un héroe y un villano.

Porque, como explica Reynolds, el propio Deadpool es inclasific­able: “No está preocupado por salvar al mundo ni ser un gran superhéroe, sino por ser un poquito mejor persona. Me gusta porque camina sobre una delgada cuerda floja entre ser bueno y malo, es moralmente flexible, y eso es interesant­e en un mundo poblado de superhéroe­s virtuosos”.

Alguien le pregunta si los superhéroe­s están más desacarton­ados a partir del éxito de Deadpool. El lo descarta: “La gente que trabaja en el MCU (Universo Cinematogr­áfico de Marvel) es tan brillante en lo que hace que dudo que sean influidos por algo de lo que nosotros hagamos. Tal vez los divierte nuestro pequeño proyecto, pero están en su propio mundo y saben lo que están haciendo. Sí creo que Deadpool permitió más levedad en el universo de los cómics, y eso ayuda al público a aceptar estas películas que tienen un tono cómico”.

Para Reynolds, Deadpool es inclasific­able. “No está preocupado por salvar al mundo”, dice.

 ?? FOX ?? Una cara conocida. Reynolds tuvo un sinuoso camino como actor. Pudo haberse quedado como galán romántico, pero Deadpool lo convirtió en superestre­lla.
FOX Una cara conocida. Reynolds tuvo un sinuoso camino como actor. Pudo haberse quedado como galán romántico, pero Deadpool lo convirtió en superestre­lla.

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