Clarín

El club de los Yo te avisé

- Ricardo Roa rroa@clarin.com

Gracias al peronismo supimos tener, entre muchos peronismos, un peronismo auténtico y un peronismo disidente. Y gracias a Cambiemos tenemos un macrismo auténtico y un macrismo disidente. También tenemos al club Yo te avisé, que es como decir el corazón del macrismo disidente. Un club donde no abundan los optimistas. Siempre con el carnet a mano para mostrarlo a todo el mundo en cuanto hay una crisis.

En el Gobierno boludearon dos años, alertó uno de los portavoces del club, Carlos Melconian, despedido del Nación por disidente y sobre todo por ser un disidente que expresa sus disidencia­s en público. Otros socios menos ruidosos o directamen­te silencioso­s del club son Emilio Monzó y Nicky Caputo, un hermano de la vida de Macri.

Melconian es un PRO de la primera hora. Tanto como técnico como cuadro político. A menudo se le suelta la lengua. Es algo más fuerte que él. Argumenta que por su trabajo de consultor debe decir lo que piensa y no puede defender cosas indefendib­les ante quienes lo contratan.

Si no lo dijo, dicen que dijo un año y medio atrás: ojo que todo se puede ir a la mierda. Sí admitió que dijo: “No podemos seguir arrastrand­o un agujero fiscal tan grande. Financiarl­o con dólares es transitori­o: todo el mundo está avivado que no es eterno”. Es parecido a lo que dijo que no dijo. Y demasiado fuerte hasta para un macrista disidente.

Si algo tienen en común los macristas disidentes es que todos cuidan la figura de Macri y todos cuestionan a los jefes del macrismo auténtico: el trío Ellos Son Yo de Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. Le atribuyen a ellos los errores económicos. El problema es que Macri es el verdadero ministro de Economía y finalmente quien decide.

Después de una serie de derrotas, el macrismo auténtico vivió ayer un día de gloria. El Central no sólo renovó el 100% de los temibles $ 617. 000 millones que vencían en Lebac sino que colocó $ 5.000 millones adicionale­s. Logró poner el dólar a $ 24,67, o sea por debajo de los 25 que fijó como límite. Y el Tesoro colocó bo- nos por $ 73.000 millones a largo plazo.

Ha vuelto la calma a los mercados aunque falta saber si esa calma llegó para quedarse. Todos celebran pero el macrismo disidente advierte que ha sido una victoria demasiado costosa: se debió pagar una tasa del 40% para retener las Lebacs y en la pulseada contra el dólar hubo que vender otros US$ 791 millones. También puso el foco en la inflación: 2,7% en abril y 25,4% en los últimos doce meses.

Con el trío Ellos Son Yo magullado y víctima de una andanada de críticas de afuera y sobre todo de adentro, la pelea promete nuevos rounds. Peña, Quintana y Lopetegui casi no vienen de la política. Y su mensaje siempre ha sido: la gestión manda. Paradójica­mente, les fue mejor en la política o en la ingeniería electoral habría que decir que en la gestión.

Debieron abrir el juego y meter a Monzó, al radical Ernesto Sanz y al ministro Rogelio Frigerio a tender puentes con gobernador­es y el llamado peronismo racional. Es una convocator­ia que pudieron haber hecho desde la fortaleza y que hoy hacen desde la debilidad.

Y es una forma tardía de admitir que solos no alcanzan para enfrentar la crisis que aprieta a todos. Hasta Peña habla ahora de un gran acuerdo para bajar el déficit fiscal. Una buena noticia aunque sea hija de la necesidad y precise ser demostrada en los hechos. La pregunta es si además no hacen falta cambios en el equipo económico.

El macrismo auténtico vivió un día de gloria. Pero sigue la pelea con el macrismo disidente.

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