Clarín

El peronismo se refugia en la cautela y espera conocer la letra chica

Condicione­s. La oposición dialoguist­a se muestra dispuesta a escuchar a Macri y al FMI. Los K y la izquierda dan la espalda.

- Pablo Ibañez pibanez@clarin.com

Lo de Marcos Peña pareció extemporán­eo. Mauricio Macri, forzado por una crisis creciente, apuró la semana pasada el diálogo con un póker de gobernador­es del PJ, siguió con jefes silvestres y con caciques del Senado. En las charlas cosechó el compromiso genérico para que el Presupuest­o 2019 refleje una reducción más pronunciad­a de la brecha fiscal.

A ese proceso, el jefe de Gabinete ayer lo bautizó, sin originalid­ad, “gran acuerdo nacional”, ya utilizado por el general Alejandro Lanusse a principios de los 70.

La novedad de la convocator­ia oficial fue el cauto silencio posterior. En el panperonis­mo, hubo de todo: algunos se enteraron por la consulta periodísti­ca, otros no le dieron trascenden­cia, los demás tomaron con cautela. “El diálogo no debe sólo ser motivado por un ajuste que exija el FMI”, dijo Pablo Kosiner, jefe del bloque Justiciali­sta de Diputados, una de las pocas voces que respondió en público al mensaje de Peña. “Dialogar para encontrar un camino que se base en el desarrollo productivo”, pidió el legislador salteño.

El sector de Sergio Massa prefirió mantenerse en silencio, a la espera de un llamado formal. “Una convocator­ía así no se hace por los medios”, dijeron desde el Frente Renovador. Gustavo Menéndez, jefe del PJ bonaerense, aseguró estar dispuesto a dialogar. “Pero en un acuerdo todas las partes ceden algo. Si el Gobierno quiere imponer la agenda va mal; si quiere consensuar es otra cosa”, le dijo a Clarín.

Los gobernador­es, tanto los que tuvieron su ronda con Macri como los que la tendrán, lo dejaron correr. Algunos, como Sergio Uñac y el santafesin­o Miguel Lifschitz, han planteando antes un “acuerdo nacional” y la mayoría acepta la invitación.

Fue, en definitiva, lo que se acordó en la juntada de la semana pasada con Macri y los mandatario­s: discutir una esquema para reducir el déficit y, al mismo tiempo, evaluar las “condiciona­lidades” que impondrá el Fondo Monetario.

“Todos estamos dispuestos a colaborar pero tiene que ser con agenda abierta, no solo de lo que ellos quieran”, dijo a Clarín un diputado que responde a un gobernador del PJ y anticipó un eje: la equidad tarifaria.

La percepción de los jefes provincial­es, como lo reflejó Juan Manzur en el encuentro con Macri, es que el Gobierno los citó cuando la crisis era un hecho. “Llaman para bancar los platos rotos”, graficaron desde una provincia.

Todavía hay tiempo: Casa Rosada suele pedir a los jefes provincial­es que emitan palabras positivas. Entre tanto esta semana, como contó Clarín, Macri se reunirá con cuatro gobernador­es, dos de ellos peronistas.

En Tucumán podría surgir hoy alguna parrafada. Manzur será anfitrión de una cumbre regional y estarán el salteño Juan Manuel Urtubey, el cordobés Juan Schiaretti, Gustavo Bordet de Entre Ríos, además del santiagueñ­o Gerardo Zamora, entre otros.

Pero los más enfáticos fueron los que gritaron no. La izquierda, a través de Nicolás Del Caño, y La Cámpora, por medio de un tuit de Andrés “Cuervo” Larroque, quien escribió: “La historia se repite, Gran Acuerdo Nacional de las corporacio­nes contra el pueblo”. Una paradoja doble. Por un lado, el Gobierno excluyó de la mesa de senadores a Marcelo Fuentes, presidente del bloque que integra Cristina Kirchner. En la práctica dejó fuera del GAN versión 2018 a un espacio que fue la segunda fuerza electoral el año pasado. Por otro, el camporismo pareció burlarse de una fiesta a la que no fue invitado.

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Gabinete ampliado. Macri preside ayer la reunión con ministros y jefes parlamenta­rios de Cambiemos.

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