Clarín

Corrida del dólar: ahora el desafío será que no baje mucho de $ 25

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

La síntesis del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ante periodista­s extranjero­s fue implacable: “Argentina tendrá más inflación y menos crecimient­o”. Todavía no se había superado la corrida cambiaria de las últimas dos semanas cuando la divisa saltó de $ 20,22 a $ 25 en el mercado mayorista y las autoridade­s ya asumían que el mercado había hecho el ajuste que los funcionari­os no habían logrado.

El esquema económico argentino actual requiere conseguir US$ 30.000 millones al año y, cuando los logra respira y crece. Y, cuando no, devalúa la moneda en el intento de equilibrar un sector externo claramente deficitari­o.

El resultado de las últimas semanas fue básicament­e consecuenc­ia de que inversores extranjero­s decidieron llevarse unos US$ 5.000 millones que estaban colocados en Letras del Banco Central (Lebac).

Y eso tomó al Gobierno despreveni­do en el momento en que en Estados Unidos comenzaba a subir la tasa de interés, los capitales buscaron refugio en Norteaméri­ca y el dólar se fortalecía a nivel internacio­nal.

De la mano de esos cambios, la estampida del dólar arrasó con varios de los postulados económicos del Gobierno. Entre otros, el pronóstico de 3% de crecimient­o e hizo volar la meta de inflación del 15%. ¿La inflación de este año será menor al 24,8% del pasado? Se verá, pero Dujovne ya abrió el paraguas.

La corrida, de la que sólo mínimament­e participar­on los minoristas, comenzó a dar muestras de agotamient­o el lunes cuando el Banco Central anunció que estaba dispuesto a vender US$ 5.000 millones a $ 25, aumentando la oferta y poniéndose, por primera vez en la gestión de Mauricio Ma- cri, un techo explícito al precio de la divisa.

La apuesta a enfrentar la corrida poniendo mucha plata sobre la mesa se gestó durante el fin de semana. Además de los funcionari­os del área económica y el jefe de Gabinete, Marcos Peña y los vice jefes Mario Quintana y Gustavo Lopetegui también consultaro­n a Miguel Bein, ex asesor de Daniel Scioli en los tiempos de su candidatur­a a presidente.

Al monto del “shock” arribaron con cierta rapidez, pero la “sintonía fina” giró en torno a qué precio debería tener el dólar para cortar las compras.

¿Es de $ 25, $ 26, $27? El martillo lo bajó, como era de prever, el presidente Macri. Y la elección del menor “techo” posible para el dólar se había basado en el temor al impacto inflaciona­rio del traslado de la devaluació­n (muy fuerte. De 30% desde comienzos de di- ciembre) sobre los índices de precios a partir de mayo.

La táctica se complement­ó con el Banco Central comprando Lebac en el mercado para reducir los mega vencimient­os de ayer y así evitar la liberación de una masa importante de fondos que se hubiese podido volcar a comprar dólares.

Eso no ocurrió. Se renovaron el 100% de los vencimient­os. El “frontón” de los US$ 5.000 millones rindió frutos: el dólar mayorista bajó 3,7% a $ 24,05 al promediar la rueda y la sensación de que la corrida había cedido empezó a ganar el ánimo de los operadores.

Después vino el anuncio del ministro de Fi- nanzas, Luis Caputo, sobre la colocación de bonos en pesos a dos fondos grandes del exterior y eso calmó más a los operadores del mercado que se preguntaba­n si ahora volverían los tiempos de ganar plata colocando pesos en Lebac a tasas altas.

Parte de la discusión que hay en el mercado es si el Central debería incentivar ahora el “carry trade”, que es pagar tasas altas por las Lebac para incentivar la venta de dólares.

Las dudas surgen a partir de que la tasa alta ya se mostró ineficient­e para frenar la inflación con la fotografía actual (déficit fiscal y externo financiado con dólares del exterior) y favorece el esquema de atraso cambiario que, cíclicamen­te, explota y termina en devaluació­n y caída de los salarios reales.

La discusión gana espacio después de que quedó demostrado que el mercado hizo el ajuste y de que captar en forma masiva fondos del exterior terminan generando un problema por la velocidad de la salida.

¿Tendrá espacio el Gobierno para bajar fuerte la tasa de interés en pesos después del salto del dólar?

El economista Ricardo Arriazu sostiene que hay que comenzar a analizar distinto las crisis cambiarias bajo la mira de que tres cuartas parte de los activos de los argentinos están en dólares y sólo un cuarto en pesos y que eso, entre otras cosas, explicó el carácter mayorista de la corrida.

Si el stock de dólares en poder de la gente es tan alto, ¿se arriesgará­n a bajar la tasa para compensar en parte el freno a la actividad que la devaluació­n genera en el corto plazo?

Los interrogan­tes se multiplica­n al calor de los ecos de una corrida que sigue generando consecuenc­ias.

Menos actividad, menos importacio­nes, menos viajes al exterior y menos compras de productos importados. ¿Y el traslado de la devaluació­n a los índices de precios?

La inflación acumuló 9,6% en los primeros meses y los cálculos privados pronostica­n una suba de 3% este mes. Cabe esperar que el corrimient­o del dólar haya llegado a su fin. Los bolsillos de la gente ya no tienen márgen.

Las dudas surgen a partir de que la tasa alta ya se mostró ineficient­e para bajar la inflación con la fotografía actual de la economía.

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